Un año ha pasado desde el martirio del secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, y de su sucesor, Sayyed Hashem Safieddin. Pese al dolor que supuso su partida física de este mundo, lo cierto es que su ejemplo permanece hoy más firme no solo en el Líbano, sino en toda la región de Oriente Medio y el mundo entero. Esto puede verse en la multitud de ceremonias de conmemoración del martirio que tienen lugar en diferentes países, donde los asistentes muestran su admiración por la figura del mártir y su compromiso con sus ideales y su causa. Las operaciones de resistencia contra los invasores ocupantes y sus gobernantes genocidas continúan también además de la negativa de los pueblos oprimidos, como el palestino, a someterse a la ocupación.
Miles de personas visitan cada día el Mausoleo de Sayyed Nasralá en Beirut y allí hablan de una transformación interior que les lleva a cambiar sus vidas y a sellar un compromiso para transmitir el ejemplo y las ideas de Sayyed Nasralá a las nuevas generaciones. Él es ahora un símbolo destacado y eterno de la liberación de la humanidad de la tiranía y la opresión.

Sayyed Nasralá se distinguió claramente como una figura de liderazgo única y excepcional en el Líbano y el mundo árabe e islámico. Su papel fue evidente en el establecimiento de requisitos realistas necesarios para lograr victorias en la lucha contra el enemigo sionista ocupante. Lideró la vanguardia de la nación oprimida hacia la liberación incondicional en 2000, seguida de la firme victoria de la guerra de Julio de 2006.
Combinó fe y sinceridad con conocimiento. Poseía una inteligencia y una perspicacia notables para interpretar la realidad y sus desarrollos, basadas en una mente vibrante y dinámica, y en un pensamiento metodológico visionario y científico para planificar y programar prioridades e intereses. Poseía una creatividad asombrosa para encontrar y elegir alternativas adecuadas. También gozó de un carisma extraordinario entre los pueblos de la región, que se mantiene en la actualidad.
La presencia de Sayyed Nasralá es hoy constante en voz e imagen. Sus palabras son recordadas y estudiadas como guía frente a la injusticia, la ocupación y la agresión e invitan, tanto hoy como ayer, al pueblo a adherirse al camino de la firmeza, el sacrificio y la resistencia. También ha hecho que los agresores pierdan su esperanza de lograr sus objetivos expansionistas y criminales.
Hay que recordar que la guerra contra los enemigos no es solo un choque de capacidades militares y tecnológicas, sino, sobre todo, una guerra de voluntades. Y la Resistencia a la opresión cuenta con una voluntad infinita frente a un enemigo cobarde que no duda asesinar a miles de mujeres y niños y presentarlo como “victorias” dentro de su plan general de promover el genocidio del pueblo palestino y otros en la región.

A lo largo de toda su vida, Palestina fue una prioridad en el corazón, las palabras y las acciones de Sayyed Nasralá. El compromiso con las fuerzas de resistencia palestinas se mantuvo ininterrumpido desde el anuncio del lanzamiento de Hezbolá a mediados de la década de 1980, seguido del desarrollo de las capacidades del partido, que se convirtió en una vanguardia en el entrenamiento, la financiación, el armamento y el apoyo a los territorios ocupados.
En esta labor de liberación, Sayyed Nasralá se coordinó con la República Islámica de Irán, que siempre apoyó la lucha de los pueblos de la región por su liberación. Este año, el agresor israelí cosechó un enorme fracaso en el ataque a Irán, que había planificado durante mucho tiempo. La resistencia del liderazgo y el pueblo iraní llevó a que “Israel” tuviera que afrontar golpes insoportables en sus capacidades militares y técnicas que le llevaron a rogar la paz y el alto el fuego. Hoy, Irán no solo es más fuerte en sus capacidades sino en su voluntad de golpear más duramente al enemigo en caso de que repita la agresión.
Obviamente, el martirio de Sayyed Nasralá dejó un vacío en las filas de la Resistencia, en el Líbano y la región. Sin embargo ha dejado tras de sí un rico legado que permitirá a la resistencia, con la ayuda de Dios, restablecer su situación y corregir las deficiencias y lagunas reveladas durante el enfrentamiento. La resistencia será capaz de superar todos los obstáclos incluyendo su deber nacional de proteger el Líbano pese a todos los vergonzosos obstáculos colocados por algunos que han decidido someterse a los dictados del enemigo y renunciar en la práctica a la independencia y soberanía del país.
La primera misión y responsabilidades de la resistencia hoy, tras completar su revisión exhaustiva, son restablecer rápidamente sus capacidades a todos los niveles y actualizar sus planes para enfrentar al enemigo sionista a la luz de las consecuencias de su reciente invasión y el clima político y de seguridad que se creó en el Líbano y la región. Debe hacer todo lo posible para superar la brecha dejada por el martirio de Sayyed Hassan Nasralá en los niveles organizativo moral y de movilización y restablecer el equilibrio necesario para continuar el camino hacia la derrota de los objetivos de la entidad sionista y frustrar su proyecto expansionista en esta etapa. Al final este último, como todos los proyectos coloniales anteriores, caerá por la resistencia y el rechazo de los pueblos de la región y la creciente comprensión de la población mundial de la naturaleza criminal y opresora del sionismo israelí.
Source: Sitio de Al Manar en Español






