La inquietud de Washington se hace cada vez más evidente a medida que el Ejército libanés mantiene una postura clara y soberana al describir la agresión israelí por lo que es. Medios libaneses informaron que EEUU canceló abruptamente la visita programada del comandante del Ejército, el general Rudolf Heikal, a Washington, tras una reciente declaración militar que condenaba los continuos ataques de Israel contra el sur del Líbano y las fuerzas de la FPNUL.
Según los mismos informes, funcionarios estadounidenses cancelaron todas las reuniones previstas para el jefe del Ejército, mientras que la Embajada del Líbano en Washington suspendió la recepción organizada en su honor. Fuentes destacaron que la causa directa fue «la objeción de Washington al tono del Ejército, que responsabilizó a Israel de la desestabilización sin atribuir ninguna culpa a Hezbolá, en un momento en que EEUU considera a Israel un aliado principal».
La declaración, firmemente arraigada en principios nacionales y en la realidad sobre el terreno, enfureció a varios miembros prominentes del Congreso, lo que provocó un debate interno sobre el futuro de la ayuda estadounidense al Líbano. Según se informa, el asunto ahora está bajo la responsabilidad del Secretario de Estado Marco Rubio, dado su papel en la configuración de la política de Washington hacia el Líbano, en particular con respecto a las Fuerzas Armadas Libanesas.
En una muestra de la creciente presión política, la senadora republicana Joni Ernst escribió en X expresando su “decepción” con la postura del Ejército Libanés.

Lo que provocó a Washington, sin embargo, fue precisamente la verdad que intentaba ocultar. El 16 de noviembre, el Ejército libanés declaró claramente que «el enemigo israelí persiste en violar la soberanía libanesa y provocar inestabilidad», añadiendo que el ataque del enemigo israelí contra una patrulla de la FPNUL constituía «una peligrosa escalada que exige una acción inmediata». Posteriormente, Israel admitió haber disparado por error contra dos cascos azules de la ONU.

La FPNUL, a través de su portavoz Candice Ardell, también expresó su “profunda preocupación” por los reiterados ataques israelíes.
El contraste entre la declaración del Ejército y la retórica del Congreso pone de relieve una realidad fundamental: el problema no reside en las palabras de Beirut, sino en la incomodidad de Washington ante cualquier postura libanesa que identifique a Israel por lo que es: una fuerza de ocupación que lleva a cabo una agresión continua.
Source: Al Manar



