Hezbolá fue fundado a mediados de los años ochenta en medio de complejas circunstancias. En 1982, “Israel” invadió el Líbano y llegó a la capital, Beirut, que fue sometida a un asedio y a un fuerte bombardeo. Posteriormente, “Israel” estableció una “zona de seguridad” en el sur del Líbano con vistas a una futura anexión y el saqueo de sus recursos, en especial el agua del río Litani.
Hezbolá, con el apoyo del Irán revolucionario, fijó la liberación del territorio libanés como su principal objetivo y comenzó a combatir contra el ejército israelí utilizando la táctica de guerra de guerrillas, infligiendo fuertes pérdidas a la ocupación y demostrando la capacidad de la resistencia de hacer frente a la maquina militar israelí y lograr sus objetivos a pesar de las presiones políticas internas e internacionales para restringir sus actividades y capacidades.
El 25 de mayo de 2000, el “ejército israelí” se retiró del sur del Líbano, poniendo fin a una ocupación que había durado casi 18 años. Esta retirada se produjo como resultado de la presión de la resistencia libanesa, liderada por Hezbolá, que había librado constantes batallas contra la ocupación.
En los años previos a la retirada, Hezbolá llevó a cabo operaciones de alto perfil contra las fuerzas israelíes y la milicia del Ejército del Sur del Líbano (ESL), atacando sus emplazamientos militares y centros estratégicos. Estas operaciones contribuyeron a debilitar la capacidad de la ocupación para controlar las zonas que ocupaba y le causaron cientos de muertos.
La victoria en la Guerra de Julio de 2006
El 12 de julio de 2006, “Israel” lanzó una agresión masiva contra el Líbano, atacando infraestructuras y centros de resistencia. La agresión duró 33 días e incluyó ataques aéreos y una ofensiva terrestre limitada, con intensos combates en el sur. Los enfrentamientos finalizaron con un alto el fuego declarado el 14 de agosto, día que se convirtió en símbolo de la victoria de la resistencia sobre el enemigo, que sufrió grandes pérdidas. Sigue siendo un hito en la historia de firmeza del Líbano.
En las batallas de Wadi al-Hujayr y Bint Jbeil de 2006, la resistencia repelió el ataque terrestre israelí, destruyendo más de 45 tanques Merkava, además de causar decenas de muertos y heridos entre el ejército enemigo. Los medios de comunicación israelíes denominaron estos enfrentamientos la “masacre de tanques” debido a la magnitud de las pérdidas sufridas por el ejército, lo que conmocionó a los comandantes militares y los obligó a reevaluar sus estrategias terrestres.
Guerra de 2024: La legendaria firmeza de la resistencia
En la guerra de 2024, la resistencia sufrió varios golpes, incluyendo el bombardeo de los dispositivos de busca Pager, los ataques a destacados comandantes de campo y el asesinato del secretario general mártir Sayyed Hassan Nasralá y de su sucesor en la Secretaría General Sayyed Hashem Safieddin. A pesar de estas pérdidas, la resistencia se mantuvo firme sobre el terreno, impidiendo el avance del “ejército israelí”.
Desde que el enemigo anunció el inicio de su invasión terrestre del sur del Líbano el 30 de septiembre de 2024 hasta el alto el fuego del 27 de noviembre del mismo año, la resistencia anunció la destrucción de más de 50 tanques Merkava y 11 excavadoras militares, además de la muerte de más de 130 soldados israelíes en operaciones especiales.
En este contexto, los medios de comunicación israelíes reconocieron la resiliencia de la resistencia en los combates terrestres a pesar de los duros golpes sufridos. El periódico Haaretz afirmó que “Hezbolá demostró su capacidad de maniobra y combate en terrenos difíciles, desbaratando los cálculos militares israelíes”.
Yedioth Ahronoth también citó a fuentes militares israelíes que afirmaron: “Las batallas en el sur del Líbano fueron más complejas de lo que esperábamos, y la resistencia utilizó tácticas avanzadas contra nuestras fuerzas terrestres”.
La “guerra política” contra la Resistencia
Incapaces de lograr sus objetivos por medios militares, “Israel” y EEUU recurrieron tras esta última guerra a las presiones políticas sobre el gobierno libanés con el fin de arrastrar al Líbano a una normalización de relaciones con el enemigo israelí y lograr el desarme de la resistencia, que es la única fuerza en el Líbano capaz de hacerle frente. El gobierno de Nawaf Salaam aprobó un plan para el desarme de la Resistencia según un calendario que se extiende hasta finales de 2025.
En contraste, Hezbolá consideró esta decisión un “pecado mayor” y anunció que la trataría “como si no existiera”, reafirmando el papel de la resistencia como un instrumento clave para defender el Líbano.
Al mismo tiempo, el partido se mostró interesado en preservar la paz civil en el Líbano, enfatizando que sus acciones políticas se mantendrían dentro del marco de la ley y la Constitución, sin comprometer la seguridad y la estabilidad del país. Esta decisión del gobierno llega en un momento delicado, ya que el enemigo israelí busca explotar cualquier conflicto interno para desestabilizar al Líbano.
Si bien algunos buscan el fin de la resistencia, la realidad demuestra que esta es resiliente y regenerativa. Los partidarios de la resistencia se han vuelto más fieles y comprometidos con ella, considerándola la única garantía de la existencia de un Líbano independiente y soberano, en especial tras las declaraciones de Benyamín Netanyahu en la que habló de la creación de “un Gran Israel” a costa de sus vecinos.
En este 14 de Agosto, aniversario de la Victoria de 2006, cualquiera sería ingenuo al creer que la sangre de los mártires y los sacrificios de los luchadores de la resistencia serán en vano. En el Día de la Victoria de hace diecinueve años, Sayyed Hassan Nasralá dijo: “Ustedes permanecen fieles al pacto… y nosotros permaneceremos fieles a nuestra promesa”. Hoy, bajo presión internacional e interna, la resistencia y su entorno demuestran su capacidad de resistir cualquier desafío, ya sea militar o político.
Source: Sitio de Al Manar en Español