El 25 de Mayo de 2025, se cumplió un cuarto de siglo de la Liberación del Sur del Líbano en 2000, fecha en la que la Resistencia libanesa culminó su campaña para la expulsión de las tropas israelíes de la franja que ocupaban al sur del Río Litani y donde se habían mantenido ininterrumpidamente desde 1982, fecha en la que se produjo la invasión israelí más importante del Líbano y que llevó a las tropas israelíes a cercar Beirut.
Aquella invasión causó un gran sufrimiento al pueblo libanés, con miles de muertos, heridos y desplazados de sus hogares. La represión israelí quedó reflejada como símbolo en el campo de concentración de Jiam, en el sur del Líbano, un infame lugar donde un gran número de libaneses fueron asesinados, torturados y encarcelados por las tropas de ocupación. También los palestinos residentes en el Líbano sufrieron masacres como la muy conocida de Shabra y Chatila, que causó la muerte a más de 3.000 palestinos residentes en estos campos de refugiados.
Durante el período de ocupación, el pueblo libanés tuvo que afrontar otras dos guerras de agresión israelí, en 1993 y 1996. Durante esta última, el ejército israelí bombardeó un refugio de la ONU en la localidad de Qana donde se hallaban 800 refugiados libaneses. Como resultado de aquel ataque, 106 de aquellas personas murieron y 116 resultaron heridas.
La invasión israelí dio lugar a la formación de Hezbolá con la ayuda de asesores del Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica de Irán. Hezbolá desarrolló una guerra de guerrillas contra el enemigo israelí, causándole importantes bajas y destruyendo varios de sus centros militares en el Líbano. Esta presión militar llevó a los israelíes a retirarse en 2000 en una victoria sin precedentes para una fuerza árabe en la historia anterior del conflicto con los ocupantes israelíes.
Cabe señalar que la actuación de Hezbolá fue fruto de la incapacidad del Estado libanés de defender el territorio del Líbano y de las divisiones internas dentro del Líbano, que han continuado a lo largo de todos estos años. Esto dejó en manos de la resistencia la misión de hacer frente a la invasión y expulsión de los ocupantes, cuya intención era la de establecer asentamientos en el sur del Líbano y robar los recursos hídricos del país. Tales objetivos fueron frustrados por la resistencia.
Este triunfo no fue solo una victoria militar de los resistentes, sino también el fruto de un amplio y coordinado movimiento social, que cooperó para proteger a los ciudadanos libaneses frente a las consecuencias del conflicto y también a la acción de diversos medios de comunicación, como Al-Manar y la Radio An-Nur, que difundieron al Líbano y el mundo imágenes y noticias de los fracasos y derrotas israelíes y quebraron el silencio de los grandes medios a este respecto.
Este aniversario se produce este año poco después de otra guerra contra el enemigo sionista, que se está produciendo en varios países de la región. El ejército israelí mantuvo un enfrentamiento reciente con Hezbolá en el sur del Líbano y fue incapaz de avanzar durante sus operaciones, mientras que sus asentamientos en el norte y varios objetivos militares y de inteligencia a lo largo de la entidad sionista fueron objeto de ataques con misiles y drones.
La respuesta del ejército israelí ante sus fracasos fue, como es habitual, bombardear objetivos civiles en el sur del Líbano, el territorio de la Beqaa y otros lugares causando la muerte a unos 3.000 libaneses, pero siendo incapaz de disimular su derrota militar a manos de la resistencia libanesa. Los israelíes creían que estos ataques llevarían a debilitar el apoyo del pueblo libanés a la Resistencia.
El fracaso de este plan es manifiesto. La participación masiva en el funeral de Sayyed Hassan Nasralá, martirizado en un ataque israelí, en febrero fue una primera muestra de que la base popular de la resistencia permanece fiel y comprometida con el proyecto de Hezbolá.
La segunda muestra se dio en las recientes elecciones municipales en las que Hezbolá, en una lista única con el Movimiento Amal, obtuvo victorias aplastantes en el Sur del Líbano, la gobernación de Nabatieh y el Valle de la Beqaa además de otros lugares. En la mitad de las localidades del sur ni siquiera se celebraron elecciones al ser obtenidas victorias por unanimidad.
La importancia de la victoria de 2000 fue destacada por el presidente del Parlamento, Nabih Berri, que honró a aquellos que sacrificaron sus vidas en la resistencia para la defensa del sur del Líbano y su soberanía, qe culminó en la derrota de la agresión israelí. “Sus esfuerzos colectivos establecieron el 25 de Mayo de 2000 como un día histórico de victoria y liberación para la nación”, afirmó Berri.
Destacando que la verdadera liberación exige lealtad, resiliencia y desarrollo, Berri expresó su profunda gratitud a quienes siguieron este llamamiento para participar en las elecciones, cumpliendo con éxito un hito nacional y constitucional crucial. Elogió al pueblo del sur del Líbano por sus recientes logros civiles, que son testimonio del progreso construido sobre los cimientos de la liberación del año 2000.
“Los libaneses no solo son héroes de la resistencia, sino también ejemplos de democracia”. Concluyó agradeciendo al pueblo del sur su inquebrantable firmeza y compromiso con el desarrollo y la lealtad, afirmando que “todos los derechos nacionales siguen garantizados, y el Líbano y su pueblo se encuentran bien”.
En resumen, y pesar de las abrumadoras adversidades, la resistencia consiguió la liberación del Líbano en 2000 llevando a cabo una serie de operaciones heroicas y asaltos estratégicos contra los puestos de la ocupación sionista demostrando una valentía y una precisión táctica notables. Cada misión, aunque costosa, trajo nuevas esperanzas y unió al pueblo bajo un sentido de propósito compartido.
La gente sufrió pérdidas, las comunidades se enfrentaron a la devastación, pero la voluntad colectiva nunca flaqueó. En la fase final, la resistencia liberó la tierra con dignidad y determinación.
La liberación del 25 de Mayo de 2000 se erige no solo como una victoria política, sino como un profundo triunfo y legado para las generaciones venideras y un ejemplo para los actuales esfuerzos de reconstrucción y expulsión total de las fuerzas israelíes de los puntos que aún ocupan en algunos lugares del país.