El cuarto petrolero iraní, de un total de cinco, llegó a aguas venezolanas el 29 de mayo y el último de ellos atracará previsiblemente en un puerto venezolano a finales de esta semana o principios de la próxima.
El periódico Rai al Youm señaló que “las imágenes de los Su-30 y F-16 de la Fuerza Aérea Venezolana, escoltando a los petroleros iraníes cuando llegaban a las costas venezolanas, seguramente pasarán a la historia. No se trata del simple envío de petroleros, sino el aplastante final del orden hegemónico de EEUU, cuya vulnerabilidad ha sido probada por tercera vez por Irán”.
Con Irán, la “presión máxima” ejercida por Trump y su pandilla no funciona en absoluto. Bajo la cobertura de un desafío puramente económico (la entrega de gasolina a Venezuela) Irán se ha roto el régimen de sanciones de EEUU contra los dos países. También ha dado un ejemplo a seguir en la lucha por la libertad del comercio internacional.
Se trató en todo momento de una transacción legal para vender a Venezuela productos petroquímicos y equipos que permitirán a este país reparar las refinerías y otras instalaciones petrolíferas que se han visto afectadas durante años por las sanciones de EEUU. En este sentido, Irán ha dejado claro que no abandonará a sus aliados, ya sea en Siria o en América Latina.
El envío de los petroleros con gasolina es también una muestra de hasta qué punto Irán ha progresado durante el período de sanciones, y en parte gracias a ellas. Irán importaba gasolina hace varios años. Hoy se autoabastece de este producto e incluso es capaz de exportarlo a otros países. Esta lección de autosuficiencia es útil también para todos los países, con independencia de si son objeto de sanciones estadounidenses o no.
Ya es hora de que el mundo esclavizado por el unilateralismo se recupere y apueste por un mundo multipolar libre de las cadenas de estas ridículas doctrinas “militares y de seguridad” que los pseudo-estrategas estadounidenses han elaborado durante décadas y bajo nombres como doctrina Monroe, Huntington, etc. El Atlántico no es el mar de EEUU, como tampoco lo son el Golfo Pérsico, el Mar Rojo, el Pacífico, el Mar Negro, el Mediterráneo … o todas estas rutas marítimas donde cualquier Estado soberano tiene el derecho de operar sin restricciones.
Por lo tanto, Irán ha allanado el camino para un orden multilateral emergente en el que EEUU es un país más, que no tiene el derecho ni la capacidad de imponer a los demás sus políticas o sus decisiones en el tema comercial. China y Rusia parecen seguir este camino con sus proyecto para la unidad de Eurasia.
Dado que Irán dio prueba de una voluntad firme para defender sus derechos, EEUU no se atrevió a llevar a cabo ningún ataque, que hubiera constituido un acto de piratería y una flagrante violación del derecho internacional, contra sus barcos. Irán había advertido de actos de represalia contra buques norteamericanos si sus petroleros eran objeto de una agresión. Lo mismo cabe decir de Venezuela, que envió sus barcos y aviones a proteger a los petroleros iraníes cuando estos llegaron a sus aguas.
El envío de los petroleros iraníes ha mostrado también la ventaja que tiene para los países latinoamericanos mantener vínculos económicos con Irán, y por extensión con Rusia y China, pese a los intentos de EEUU de impedir la influencia de estos países en América Latina o incluso la extensión de la Nueva Ruta de la Seda a dicho continente. China y Rusia han ignorado las sanciones de EEUU contra Irán y el envío de los cinco petroleros a Venezuela va encaminado a expandir esta actitud de firmeza en contra de las sanciones. En este sentido, lo que ha pasado entre Irán y Venezuela es una prueba de que la aparición de un nuevo orden mundial, que también se extenderá a América Latina.