La fuerza balística de las fuerzas de Sanaa es posiblemente una de las grandes sorpresas de la guerra de Yemen lanzada por la coalición árabe liderada por Arabia Saudí.
Contra todo pronóstico, cuando se creyó que había sido eliminada en los primeros meses de la guerra iniciada en marzo de 2015, dicha fuerza jugó un papel clave en el restablecimiento del equilibrio de disuasión con los países de la coalición agresora contra este país.
Riad creyó que había eliminado el 90 por ciento de esa fuerza y se jactaba de haber aplastado todas las brigadas de misiles al oeste y al sur de Sanaa a través de cientos de ataques aéreos. Además, pensó que había destruido un depósito que contenía más de 500 misiles Scud, Toshka y Frog7, sin mencionar los misiles norcoreanos del tipo Huasung 5 y 6.
Gran error: los yemeníes habían movido estos misiles unos meses antes del lanzamiento de la ofensiva a otra localización, informa el diario libanés Al Akhbar, citando fuentes locales bajo condición de anonimato.
Mientras los países de la coalición acusaron a Teherán de suministrar armas a Ansarulá, dado que todo Yemen se encuentra bajo un despiadado bloqueo aéreo, marítimo y terrestre, resulta que estos armamentos se están fabricando allí.
Sin duda, la República Islámica jugó un papel esencial en la transmisión a los yemeníes de los planes de fabricación y mejora de estos misiles. Exportar esta tecnología era un proyecto querido por el general Qassem Soleimani, el jefe de la fuerza Al Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica. Lo habría hecho antes de su martirio tanto con Yemen como con la Franja de Gaza. Uno de los misiles lleva su nombre, el Qassem-1, con un alcance de 600 a 800 km.
Sanaa no solo parece haber conservado una gran parte de su arsenal balístico, sino que también ha transformado misiles obsoletos en modernos misiles balísticos, nuevas generaciones a las que ha dado nuevos nombres.
Y también parece estar fabricando otros nuevos misiles.
Unos meses antes del estallido de la guerra, la organización huzí comenzó el proceso de modernización y fabricación de estos misiles, informa Al Akhbar. Ahora tiene un arsenal balístico de corto, medio y largo alcance, multifunción y multifacético. Entre 2015 y 2021, al menos diez de estos sistemas entraron en acción.
Toshka: Rusia está asombrada
En septiembre de 2015, un misil Toshka de mediano alcance alcanzó un campamento emiratí en la región más segura de la provincia de Maarib. El ataque mató a 99 soldados, incluidos 52 emiratíes, 6 bahreiníes, 26 yemeníes y 10 saudíes.
A finales de ese año, otro ataque de las fuerzas de Sanaa tuvo como objetivo un campamento saudí-emiratí en la región de Shaab al Yin, en Bab al Mandab, al oeste de Taez. El misil mató e hirió a 152 soldados de diferentes nacionalidades, incluidos mercenarios de la empresa BlackWater. A la cabeza de los muertos estaban el comandante de las fuerzas saudíes, el general de división Abdallah Al Sahian y el jefe de las fuerzas emiratíes en Bab al Mandab, el general de división Sultan al Kutbi.
Rusia quedó impresionada por las capacidades destructivas del Toshka, dijo un funcionario de la fuerza aérea bajo condición de anonimato, informando de las palabras de su embajador en Yemen, Vladimir Didoshkin, durante su visita a Sanaa en 2015.
La mayoría de los misiles rusos pudieron perfeccionarse, modernizarse y modificarse para aumentar su precisión, alcance y velocidad y aumentar la potencia de su cabeza explosiva.
“Muchos se han modificado y se ha demostrado que son eficientes en el ataque a objetivos con una alta precisión. Lo mismo ocurre con otros misiles de fabricación yemení. Muchos de ellos están operando con combustible sólido que ahora se produce en el país”, dijo.
Desde misiles tierra-aire hasta misiles tierra-tierra
Según Al Akhbar, durante los primeros años de la guerra, Ansarulá y el Ejército yemení perfeccionaron el Sam-1 y el Sam-2 transformándolos de misiles tierra-aire en misiles tierra-tierra.
El Sam-2 se convirtió en el Qaher-1 después de su desarrollo. Entró en acción atacando el aeropuerto saudi de Yizan, en el sur del reino saudí, y fue utilizado 40 veces contra intereses y bases saudíes en las áreas fronterizas saudíes de Yizan y Nayran durante la primera mitad de 2016.
Sanaa exhibió las nuevas características del Qaher-1 al año siguiente, en 2017. Se alimenta de combustible líquido y sólido. Pesa 2 toneladas y su cabeza explosiva es de 200 kg.
Posteriormente apareció el Qaher-M2, cuya cabeza explosiva es de 350 kg.
Hasta 1000 km
Durante 2017, Sanaa anunció el sistema balístico Burkan, una versión avanzada del Scud-B, que tiene un alcance de entre 800 y 1000 km y está diseñado para bombardear enormes bases militares.
Se utilizó para atacar los aeropuertos Rey Abdul Aziz y King Jalid, en Riad, y la ciudad de Yeddah.
En 2019, una versión avanzada de ese misil, el Burkan H2, con un alcance de 1.000 km, atacó una de las refinerías más sofisticadas del reino en la ciudad industrial de Yanbu. Un ataque organizado en concierto con drones armados.
Para bombardear los sitios petroleros del gigante Aramco en Yeddah, las fuerzas yemeníes utilizaron el misil Zulfiqar, con un alcance de 800 a 1200 km. Alimentado con combustible líquido, se caracteriza por una alta precisión en el ataque a objetivos.
Inteligente y de corto alcance
Sanaa también dispone de misiles de corto alcance, incluidos Al Sarkhat y Somoud, con un alcance de 38 km. Su cabeza explosiva puede pesar 300 kg.
A partir de 2019, pasó a fabricar misiles inteligentes de corto alcance. Uno de ellos es el Badr-1 (100 km) del cual había utilizado su prototipo Badr P-1 (140 km) un año antes en la batalla en la costa occidental. Recientemente, reveló el Sair y el Nikal que se fabrican localmente.
Yemen también cuenta con el sistema Zilzal con un alcance de 250 km y que se caracteriza por su alta precisión. Su tercer prototipo se utilizó para bombardear objetivos saudíes en Nayran.
Cabe también mencionar el sistema Al Naym al Saqeb, que puede causar graves pérdidas considerables en sus ataques contra posiciones enemigas.
Source: Al Akhbar