La divulgación de los detalles del plan del mediador estadounidense Amos Hochstein sobre la cuestión de la demarcación de las fronteras marítimas entre el Líbano y la Palestina ocupada y el reconocimiento de los derechos a la extracción del petróleo y gas libaneses muestra que el régimen israelí ha cedido a las demandas de la parte libanesa. Tal hecho es, sin duda, debido a las amenazas del secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, de no permitir que “Israel” extraiga gas o petróleo en las aguas costeras hasta que el Líbano vea reconocidos sus derechos en relación a sus aguas territoriales y pueda también extraer sus recursos libremente y sin obstáculos.
Las negociaciones sobre la delimitación de las fronteras marítimas han discurrido a través de la mediación estadounidense durante dos años. Sin embargo, no dieron ningún fruto hasta que el régimen israelí anunció sus planes para extraer gas en aguas en disputa de la zona de Karish. Esto motivó una reacción del secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, que dijo que Hezbolá no permitiría a “Israel” extraer tales recursos mientras que el Líbano no pudiera hacer lo mismo. Esto no iba en referencia únicamente a la delimitación de la frontera, sino también a la obstaculización por parte de EEUU a que las empresas extranjeras petroleras trabajaran en las aguas libanesas para extraer petróleo y gas.
Hezbolá envió varios drones a las cercanías de la plataforma de Energean PLC en Karish para indicar la seriedad de sus amenazas. También dispone de toda una serie de misiles balísticos y antibuque que pueden atacar no solo la plataforma de Karish sino también cualquier otra situada en la costa de la Palestina ocupada. Un golpe contra estas plataformas tendría consecuencias nefastas para el régimen israelí, incluyendo la huida de las empresas internacionales que operan en la zona. También supondría el inicio de una guerra que conllevaría graves destrucciones para las infraestructuras y los objetivos militares y económicos de la entidad sionista.
La propuesta de Hochstein aceptada por el régimen israelí supone el reconocimiento de la Línea 23 como fronteriza y de la soberanía libanesa sobre la totalidad del campo de Qana. Y significa que “Israel” ha retirado sus demandas en todas las áreas. La empresa francesa Total, que se comprometió a explorar en busca de petróleo y gas en las aguas territoriales libanesas y a extraerlos posteriormente, comenzará sus operaciones en las aguas territoriales del Líbano inmediatamente después de la culminación del acuerdo entre Beirut y Tel Aviv.
El primer ministro israelí, Yair Lapid, ha tratado de vender su aceptación de las demandas libanesas con el argumento de que las fronteras del norte de la Palestina ocupada estarán “más seguras”. En su argumentación, ha utilizado los informes del ejército de ocupación y el aparato de seguridad del régimen que afirman que los efectos de un conflicto con Hezbolá serían desastrosos y que es necesario llegar a un acuerdo con el Líbano. La mayoría de los colonos israelíes también apoya el acuerdo con el fin de evitar un conflicto con Hezbolá. Las voces discrepantes han sido las del líder de la oposición, Benyamin Netanyahu, que ha mostrado su oposición al acuerdo por razones electorales, pero que no estará muy inclinado a sumergir a “Israel” en un nuevo conflicto en caso de ganar las elecciones. En todo, caso, según reconocen los propios círculos políticos, militares y de seguridad israelíes, han sido las amenazas de Hezbolá las que han llevado a “Israel” a la situación de tener que aceptar un acuerdo que recoja prácticamente todas las demandas del Líbano.
Dentro del Líbano, el éxito de la postura libanesa en el tema de la delimitación de las fronteras ha sido reconocido como la tercera gran victoria de Hezbolá, tras la Liberación de 2000 y el triunfo en la Guerra de Julio de 2006. Incluso personalidades no identificadas con Hezbolá, como el líder druso Walid Yumblatt, han señalado que “el Líbano necesita a Hezbolá para defenderse”. En este sentido, el triunfo del Líbano en el dossier de la delimitación de las fronteras servirá para acallar las voces de los sectores que han estado criticando a Hezbolá, que se verán cada vez más aislados.
El acuerdo ha puesto también de relieve la importancia de mantener la unidad entre los libaneses, como muestra el hecho de que la discusión de este expediente haya sido realizada en conjunto por el presidente de la República, Michel Aoun, el primer ministro, Nayib Miqati, y el presidente del Parlamento, Nabih Berri, que representan a las tres instituciones principales del Estado y a las tres principales confesiones del país.
El Líbano ha enfatizado también que su victoria diplomática no llevará en modo alguno a una normalización de relaciones con la entidad sionista y ha adoptado la fórmula, no de la firma bilateral del acuerdo, sino del envío de cartas oficiales de las dos partes a la ONU al mismo tiempo para la fijación de las fronteras marítimas.
Source: Sitio de Al Manar en Español