El recién nominado Gobierno del Líbano celebró este lunes su primera sesión para dejar atrás a su antecesor, que funcionó de manera interina desde el 10 de agosto de 2020.
Durante esa inicial reunión, el primer ministro, Nayib Mikati, afirmó que no se puede perder tiempo para abordar una de las peores crisis económicas de la historia del país.
Mikati habló sobre la necesidad de poseer determinación, voluntad y proyección para cubrir las esperanzas de los ciudadanos, tres cuartas partes de los cuales cayeron por debajo del umbral de la pobreza, calculado en 3,64 dólares diarios por el Banco Mundial.
Una de las prioridades, enfatizó, consistirá en resolver la escasez de combustible y medicamentos ante la carencia de divisas del país para adquirirlos.
Los libaneses aspiran a que el gabinete consiga aliviar la crisis causante de una devaluación de más de 100 por ciento de la moneda nacional respecto al dólar estadounidense, al que está atada la economía de este país desde 1997.
“Necesitamos la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial, de fondos regionales e internacionales”, declaró el presidente Michel Aoun, en su alocución ante el plenario de 24 ministros.
A juicio de Mikati, debe dejarse a un lado la política divisiva dentro del Gobierno, porque sería imposible negociar con el FMI si enfrenta oposición en casa.
En un impulso para el país, esa institución prestamista mundial aprobó 1.135 mil millones de dólares, bajo el título de Derechos Especiales de Giro, más otros 860 millones como parte de una asignación adicional.
Las conversaciones con el FMI fracasaron en 2020 con motivo de disputas entre políticos y bancos sobre el manejo de un plan de recuperación financiera aprobado por la entidad mundial.
La integración del recién nominado ejecutivo presenta un formato similar al anterior, que falló en la aplicación de reformas estructurales condicionadas por donantes e inversionistas para dar curso a ayuda prometida.
Está por ver si el gobierno que comienza su andadura podrá avanzar con esas medidas destinadas a acabar la corrupción y la mala gestión, a la cual la percepción popular y los analistas achacan la debacle socioeconómica actual.
Source: PL