Después de despedir al ministro de Defensa, Mark Esper, Donald Trump acaba de colocar a sus leales en importantes puestos del Pentágono con el aparente objetivo de acelerar la retirada de EEUU de Afganistán, a riesgo de encontrar reticencias de los militares.
A 69 días del final de su mandato, el presidente estadounidense, que se niega a admitir su derrota electoral, reemplazó a Esper por un ex teniente de las fuerzas especiales, Christopher Miller, quien acababa de tomar la dirección del centro nacional antiterrorista hace apenas tres meses.
Trump también ha designado a varios de sus seguidores, considerados particularmente leales, a altos cargos civiles en el Pentágono hasta el 20 de enero de 2021.
El director político, número tres del Pentágono, renunció el martes y fue reemplazado de inmediato por su adjunto, Anthony Tata, un comentarista del canal Fox News más conocido por sus tuits islamófobos, quien había calificado a Barack Obama de “líder terrorista” antes de retractarse.
El miércoles, el ex coronel del Ejército Douglas Macgregor fue nombrado asesor principal del secretario de Defensa.
El ejecutivo no explicó el objetivo de esta reorganización pero otro leal a Donald Trump, el senador libertario Rand Paul, saludó la llegada al Pentágono de Macgregor, ferviente partidario de una retirada total de Afganistán, independientemente de las condiciones sobre el terreno, una opción por la que ha hecho campaña incansablemente en Fox News.
“Estoy muy feliz de que Donald Trump le haya pedido a mi amigo, el coronel Doug Macgregor, que ayude a terminar rápidamente la guerra en Afganistán”, tuiteó. “La idea de esta elección y las demás es tener a las personas adecuadas para finalmente ayudarlo a detener nuestras guerras interminables”.
“Choque con los generales”
Donald Trump ha anunciado que quiere reducir el número de tropas en Afganistán a 2.500 a principios de 2021 e incluso ha mencionado una posible retirada total para Navidad, pero el Ejército insiste en vincular cualquier retirada a una caída de la violencia sobre el terreno.
Dos semanas antes de las elecciones, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Robert O’Brien, corrigió al general Mark Milley, jefe de Estado Mayor Conjunto, quien había llamado “especulación” el objetivo de reducción de tropas de la administración Trump.
“Les puedo asegurar que este es el calendario del presidente de EEUU. Esto no es una especulación”, dijo O’Brien
Aunque no critican en público la posición de la Casa Blanca, los generales dicen en privado que se oponen formalmente a una cifra inferior a los 4.500 soldados mientras los talibanes no repudien al movimiento terrorista Al Qaida, al que siguen muy cerca casi 20 años después de los ataques del 11 de Septiembre de 2001.
Ellos quieren vincular el proceso de retirada con el nivel de violencia sobre el terreno y señalan que una retirada ordenada, incluido el transporte de miles de soldados con su equipo, armas pesadas y vehículos, no puede ser realizada de ahora hasta el 20 de enero sin dejar atrás armamento que los enemigos de EEUU podrían apoderarse.
Para Rand Paul, los militares no pueden ralentizar el proceso. “Recordatorio para los que dicen que retirar las tropas va a provocar un enfrentamiento con los generales: solo hay un comandante en jefe, y ese es Donald Trump”, tuiteó.
“La verdad es que la fecha que nos vayamos no cambiará nada. Todo se va a derrumbar ”, dijo Douglas Macgregor a principios de año. “Pero la buena noticia es que cuando nos vayamos, al menos ya no subvencionaremos la corrupción, ni al principal país productor de heroína del mundo”.
“Quiero que nuestras tropas se vayan. Por eso votamos por él (Trump) y él tiene que hacerlo”, agregó.
Source: AFP