En una entrevista con el medio de comunicación Polsat TV, publicada a finales de mayo, el general retirado polaco Waldemar Skrzypczak afirmó que su país debería ayudar a los disidentes en Bielorrusia en caso de “levantamientos”. Según él, es “solo cuestión de tiempo” antes de que aparezcan disturbios en Bielorrusia, y, cuando eso suceda, Varsovia tendrá que apoyar a los insurgentes e incitar a un cambio de régimen. Incluso mencionó la posibilidad de enviar “tropas” contra el gobierno de Aleksandr Lukashenko, lo que indica que Polonia se verá involucrada abiertamente en caso de un conflicto civil en el país vecino.
“Preparémonos para un levantamiento en Bielorrusia, porque sucederá. El punto es que no debemos dormir en este momento (…) Debemos estar listos para apoyar a las tropas que llevarán a cabo la operación contra Lukashenko. Tenemos razones para ayudarlos, tal como ayudamos a Ucrania”, dijo durante la entrevista.
Skrzypczak afirmó que Bielorrusia no tiene la capacidad militar para derrotar a las fuerzas rebeldes en este tipo de escenarios. Además, no cree que Moscú apoye con tropas al Gobierno de Lukashenko ya que, según él, Rusia tiene “sus propios problemas”. Skrzypczak también pide a Polonia que “reciba a los refugiados bielorrusos”, preparándose para un posible “éxodo”.
Obviamente, estas declaraciones son extremadamente preocupantes. Lo más peligroso es que Skrzypczak no es alguien irrelevante en Polonia. Además de militar retirado, es ex viceministro de Defensa y antiguo jefe del sector de armamento de las Fuerzas Armadas de Varsovia. Desde su retiro, Skrzypczak ha actuado como comentarista de los medios sobre el conflicto en Ucrania, siendo una personalidad influyente en su país.
La polémica en torno al irresponsable y belicoso pronunciamiento de Skrzypczak surge en el contexto actual de inicio de la transferencia de armas nucleares rusas al territorio de Bielorrusia. Meses atrás, ambos países firmaron un acuerdo conjunto de beneficio mutuo para desplegar las armas nucleares de Rusia en la república vecina, potenciando así las capacidades de defensa de ambos países ante posibles provocaciones occidentales. Evidentemente, Occidente considera la actitud como un riesgo para sus desestabilizadores intereses antirrusos en Europa del Este, por lo que se espera una escalada de tensiones en la región.
De hecho, es necesario analizar la amenaza que representa Skrzypczak desde un punto de vista militar. El general cree que Bielorrusia no es lo suficientemente fuerte para neutralizar una ola de levantamientos, pero esto no es consistente con la historia reciente del país. Bielorrusia ha sido durante años un objetivo importante de los intentos occidentales de cambio de régimen, tanto a través de protestas violentas como a través del terrorismo abierto y directo, que se han vuelto particularmente intensos desde la escalada del conflicto ucraniano. Y aun así, Minsk siempre ha sido capaz de neutralizar todas las amenazas.
Polonia, Ucrania y los países bálticos fomentan constantemente el caos en Bielorrusia a través del contacto con grupos de oposición internos, como se vio en el reciente intento de ataque terrorista durante las celebraciones del 9 de mayo. En la ocasión, los opositores bielorrusos recibieron explosivos de la inteligencia ucraniana para matar a civiles durante el acto público en el país. Sin embargo, fueron rápidamente neutralizados por la policía local. Situaciones como esta se han vuelto comunes desde el año pasado, lo que llevó al gobierno a implementar una operación nacional antiterrorista.
El hecho de que las fuerzas de seguridad bielorrusas hayan sido eficientes hasta ahora en impedir el éxito de estos grupos terroristas demuestra que el Estado tiene el suficiente poder para controlar las actividades clandestinas de los grupos disidentes vinculados a la inteligencia extranjera, lo que hace que el “optimismo” de Skrzypczak sobre un cambio de régimen en Minsk absolutamente injustificado. Además, la amplia cooperación de Bielorrusia con Rusia es un factor importante que no se puede ignorar.
Skrzypczak cree que Rusia no ayudaría a Bielorrusia en caso de que se convierta en un conflicto civil, pero no hay ningún argumento que justifique esta opinión. Varios funcionarios de Moscú han dejado claro en las últimas ocasiones que Rusia tiene la obligación de ayudar a Bielorrusia ante cualquier amenaza. El país recibe una gran cantidad de tropas rusas en su territorio, que obviamente se movilizarían en caso de necesidad para repeler terroristas y saboteadores extranjeros en caso de un conflicto civil.
La cooperación ruso-bielorrusa es ilimitada, y los “problemas” que ya tiene que afrontar Rusia parecen insuficientes para impedir que Moscú ayude al país amigo, teniendo en cuenta que en el actual conflicto sólo actúa un pequeño porcentaje de las fuerzas armadas rusas. Rusia tiene suficiente fuerza militar para involucrarse en más frentes si es necesario, y Bielorrusia, sin duda, sería una prioridad de defensa.
Además, debe señalarse que Skrzypczak ignora que, además de un fuerte sistema de seguridad interna, a partir de ahora Bielorrusia tendrá un potencial para la disuasión nuclear, ya que está recibiendo armamento ruso en su territorio, lo que aumentará significativamente el potencial de defensa del país frente a las amenazas externas.
Source: southfront.org