Las fuerzas del régimen israelí encubrieron una misión fallida para penetrar en el campo de refugiados de Yenín y arrestar o matar a un combatiente de la resistencia, revelaron al sitio web Press TV fuentes en contacto con las Brigadas de Yenín en el norte de Cisjordania ocupada.
De ser cierto, esto marca un fracaso significativo que coincide con varios otros casos de operaciones militares israelíes fallidas en los territorios ocupados.
El 18 de abril, el ejército de ocupación israelí tramó un plan para atacar a dos combatientes de la resistencia de Cisjordania de entre los “más buscados”, que están vinculados al grupo armado Brigadas de Yenín, dentro del campo de refugiados de Yenín.
La trama coreografiada para capturarlos fue significativa, ya que este fue el primer asalto en meses que buscaba penetrar en el campo de refugiados, un área que se ha convertido en una fortaleza desde fines del año pasado.
Las Brigadas de Yenín se formaron oficialmente en septiembre de 2021, después de haber operado extraoficialmente desde mayo de ese año bajo el mando de Yamil al-Amudi del movimiento Yihad Islámico Palestino (YIP).
Desde su formación, el grupo ha crecido significativamente en número y fuerza dentro del campo de refugiados de Yenín, conocido localmente como el “nido de avispas”. Surgió inicialmente con alrededor de una docena de combatientes y ahora opera con varios cientos.
Desde 2022, los combatientes de las Brigadas de Yenín han establecido controles de carretera efectivos en las entradas al campo, utilizando lo que se conoce como “erizos chechenos” para bloquear el paso de vehículos militares israelíes.
Los controles de carretera obligan a los soldados de ocupación israelíes a salir de sus vehículos para eliminar los bloqueos, exponiéndolos al fuego de los combatientes de la resistencia.
Se han tomado varias otras precauciones de seguridad, como cubrir ciertas áreas con lonas para evitar que los drones enemigos localicen a los combatientes de la resistencia.
Estas tácticas también se han extendido a otras áreas de la gobernación de Yenín y han resultado exitosas para disuadir las incursiones del régimen israelí en el centro de la resistencia durante algún tiempo.
El 26 de enero se cometió una masacre contra los palestinos del campo de refugiados de Yenín. Diez palestinos fueron asesinados por las fuerzas de ocupación a sangre fría, incluida una anciana.
Sin embargo, esta incursión israelí no se llevó a cabo dentro del propio campo de refugiados, sino que ocurrió en la periferia. La razón por la que se evita entrar en las profundidades del campo es que una batalla armada en ese terreno representa un riesgo extremo de pérdida para los sionistas.
Israelíes ajenos a la verdad
La vieja táctica de ocultar los fracasos militares, junto con la pérdida de tropas, se ha convertido en una característica bien documentada de la entidad sionista, como lo señalaron todos los observadores cercanos.
Esto incluso le ha costado políticamente a los gobernantes israelíes en el pasado. El caso más destacado fue cuando las brigadas de Salah al-Din publicaron un vídeo que mostraba una operación militar que habían realizado en febrero de 2018, meses después, en noviembre de ese año.
Una unidad encubierta israelí que había penetrado en la Franja de Gaza en 2018 fue descubierta por el ala militar de Hamas, las Brigadas Qassam, frustrando un complot para secuestrar a uno de sus comandantes, Nur Baraka.
Un vídeo publicado en Al-Mayadeen TV en ese momento mostraba a un grupo de soldados israelíes acercándose a la valla de separación de Gaza para derribar un asta de bandera palestina, que luego explotó y mató a varios de ellos.
El ejército israelí no había revelado a su público que tal operación militar había ocurrido en febrero. La situación era tan vergonzosa que el entonces ministro de guerra israelí, Avigdor Lieberman, se vio obligado a renunciar a su cargo.
Las fuerzas armadas sionistas también afirman con frecuencia que atacan objetivos de alto valor del movimiento de resistencia de Hamas en Gaza, que con frecuencia resultan ser áreas agrícolas abiertas y sitios de entrenamiento vacíos.
En la última escalada entre las fuerzas de la resistencia y el régimen israelí durante el Ramadán, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, afirmó haber atacado objetivos pertenecientes a Hamás en el sur del Líbano.
La realidad fue que los ataques solo causaron algunos daños materiales y golpearon árboles de plátano, lo que provocó reacciones satíricas dentro del Líbano, y algunos lugareños se refirieron a los ataques israelíes como “Operación Banana Split”.
Es probable que el régimen israelí oculte sus fracasos y pérdidas militares por temor a una reacción negativa del público israelí que interpreta tales fracasos como debilidad política por parte de las coaliciones gobernantes.
Una encuesta reciente realizada por el canal de noticias sionista Canal 13 indicó que el 71 por ciento de los encuestados israelíes indicaron que el desempeño de Netanyahu como primer ministro “no es bueno”.
Teniendo en cuenta esta encuesta, la coalición gobernante de extrema derecha liderada por Netanyahu, que ya enfrenta una crisis existencial sin precedentes en medio de furiosas protestas contra el régimen, puede ser cautelosa en la información que revela sobre los fracasos de su ejército.
Source: Press TV (traducido por el sitio de Al Manar en español)