Quienes tratan de entender lo que está pasando en el Líbano, con la puesta en escena del juez de instrucción encargado de investigar la explosión en el puerto de Beirut, Tareq Bitar, recuerdan las declaraciones de la secretaria de Estado adjunta estadounidense, Barbara Leaf, en noviembre de 2022.
Ante el Congreso estadounidense dijo que el Líbano está abierto a todos los escenarios y que la situación volvería a estallar, tarde o temprano. Observaciones presentadas con balbuceos, pero que no dejan de ser una amenaza.
Según la experta libanesa Houssam Matar, que consultó su intervención, reveló que el programa del Fondo Monetario Internacional para el Líbano adoptó 8 puntos que fueron redactados por la administración estadounidense. Ostensiblemente mostrando la interferencia de EEUU.
Matar, que trabaja para el Centro Asesor de Estudios e Investigación, señala que Leaf evitó criticar a las élites financieras y económicas libanesas, responsables por sus políticas de la crisis libanesa, y culpó exclusivamente a la clase política. Cabe señalar, por ejemplo, que el director del Banco del Líbano, Riad Salamé, es uno de los protegidos de los estadounidenses.
Se habla tras bambalinas en la administración estadounidense de presionar para “dejar que el Líbano se derrumbe para reconstruirlo desde las cenizas, libre de la maldición de Hezbolá”, en palabras de Leaf, citada por Matar.
Pero este último cree que la administración estadounidense no está en esta perspectiva porque piensa que “el colapso del Líbano tendrá un impacto en la seguridad israelí y los refugiados sirios, por lo que es mejor prevenirlo por completo aunque la presión sobre Hezbollah continuará”. También precisó los objetivos a corto plazo de la administración estadounidense: la conformación del poder desde la presidencia hasta el gobierno.
Según otro experto libanés, Hassan Murad, del mismo centro de estudios, tampoco hay que olvidar, para entender lo que está pasando en Líbano, las palabras de Robert Menendez, quien es presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores en el Senado de EEUU, a principios de octubre de 2021.
En ese momento, innumerables partidos libaneses criticaron el modus operandi de Bitar, acusado de politizar la investigación sobre la explosión en el puerto de Beirut, al querer acusar a personas cercanas al campo del 8 de Marzo, incluyendo a la Corriente Patriótica Libre, y exonerar a los del 14 de Marzo. Por lo tanto, Hezbolá, el Movimiento Amal y Marada pidieron entonces reemplazarlo.
Dirigiéndose a los libaneses, Menéndez había escrito entonces para el Comité de Relaciones Exteriores que Bitar es un personaje honesto y que se le debía permitir actuar.
Andreas Kindl, el entonces embajador de Alemania en el Líbano, intervino en persona ante el presidente del Consejo Superior de la Magistratura, el juez Suheil Abbud, para disuadirlo de tal reemplazo, amenazándolo con sanciones.
Eso sí, son muchos los libaneses que conocen bien a Bitar y adivinan el alcance de su puesta en escena, incluyendo al ex ministro de Defensa libanés, Yaacub al-Sarraf, quien reveló que le había proporcionado a Bitar un expediente de 300 páginas sobre la explosión del puerto de Beirut que contiene datos recopilados en septiembre de 2020, un mes después de la explosión, cuando era gobernador de la ciudad de Beirut.
En una entrevista con Al-Manar, lo acusó de confiscar el expediente y colocarlo en su casa, sin el conocimiento de la ley que exige que se mantenga en el juzgado, y de haber exfiltrado la información de la investigación. También lo critica por haber recibido a jueces extranjeros fuera del Palacio de Justicia, en alusión a dos jueces franceses, y por haberles mostrado el expediente de la investigación. Esto también es una violación de la ley.
Durante la explosión en el puerto de Beirut, el interés que tomaron los occidentales parecía muy sospechoso. Bajo el pretexto fraudulento de querer ayudar al Líbano, todos sus servicios de inteligencia se prepararon para aterrizar en la capital libanesa. Ellos querían injerirse, a través del juez suspendido Bitar, en el curso de la investigación para acusar al campo del 8 de marzo, y en particular a Hezbolá, y esto recuerda la investigación sobre el asesinato del ex primer ministro, el mártir Rafiq Hariri. Se ejecuta el mismo modus operandi. Su objetivo era acabar con Hezbolá. Pero estos intentos fracasaron.
Source: Al Manar