El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, destituyó este sábado del cargo al general Julio César de Arruda, comandante del Ejército, en medio de depuraciones por la intentona golpista del 8 de enero en esta capital.
El portal G1 asegura que el sustituto será el actual comandante militar de la región sudeste, general Tomás Miguel Ribeiro Paiva, quien dirigía ese territorio desde 2021.
Antes de ser despedido, Arruda participó el viernes en una reunión en la sede de la Presidencia con Lula, el ministro de Defensa, José Mucio Monteiro, y los comandantes de la Marina, almirante Marcos Sampaio Olsen, y de la Fuerza Aérea, brigadier Marcelo Kanitz Damasceno.
Tras la cita, Mucio Monteiro descartó alguna participación directa de las Fuerzas Armadas en los acciones golpistas.
“Entiendo que no hubo participación directa de las Fuerzas Armadas. Ahora, si algún elemento individual tuvo su participación, responderá como ciudadano”, afirmó a la prensa.
Comentó además que los militares están “atrás o esperando” las comprobaciones de eventuales violaciones de reglas de la carrera militar para la toma de providencias.
Expresó su convencimiento de que otros ataques, como los del 8 de enero, no ocurrirán. “No tengo la menor duda de que otro (asalto) no va a suceder, porque las Fuerzas Armadas van a anticiparse”, remarcó.
Mucio Monteiro precisó que “debemos tener cuidado con las acusaciones, las cuales sean justas para que las penas sean justas. Pero todo será providenciado en su tiempo”.
Durante una reciente entrevista con la cadena de televisión GloboNews, Lula defendió los castigos a militares implicados con los ataques y saqueos en Brasilia.
Señaló que hubo un fallo de los servicios de inteligencia del gobierno que no alertaron sobre los ensayos golpistas del 8 de enero.
“Aquí tenemos inteligencia del Ejército, nosotros tenemos inteligencia del GSI (Gabinete de Seguridad Institucional), nosotros tenemos inteligencia de la Marina, nosotros tenemos inteligencia de la Aeronáutica, o sea, la verdad es que ninguna de esas inteligencias sirvió para avisar al presidente de la República que podría haber ocurrido eso”, recalcó.
Explicó que “si hubiera sabido, el viernes (6 de enero), que vendrían ocho mil personas aquí, yo no habría salido de Brasilia. No lo habría hecho. Me fui porque estaba todo muy tranquilo, entre otras cosas porque estábamos viviendo todavía la alegría de la posesión”, agregó.
Recordó los momentos de tensión y manifestó que tenía la impresión de que hubo ese domingo un intento efectivo de golpe de Estado en Brasil y complicidad de miembros de las Fuerzas Armadas en la acción de los vándalos.
Ante los hechos, el Tribunal Federal Supremo comenzó las investigaciones sobre los de más de 1.400 detenidos implicados en los asaltos y determinó mantener presos a 942.
Source: Prensa Latina