El 28 de Septiembre de 2016, el Sheij Mohsen Alí, un guía religioso de la comunidad islámica de Buenos Aires, fue víctima de un inadmisible atropello en su domicilio.
Dos personas, identificadas como “policías” tocaron timbre en su casa. Salió a atenderlos y vio como exponían impunemente sus armas y mostraban rápidamente lo que se suponía eran sus “credenciales”. Vio también como un tercer hombre los esperaba en un auto que no era un patrullero.
Lo sorprendieron. Y especularon con ese factor sorpresa para lanzarle una batería de preguntas tales como quién era, cuánto hacía que vivía allí, a quién pertenecía esa casa, cuánto pagaba de alquiler, etc. Todas preguntas cuyas respuestas las conocen de antemano.
También intentaron averiguar por los nombres y ocupaciones de sus familiares directos, cosa que se negó rotundamente a responder.
Mohsen Alí, respondió lo que muchos saben. Que esa propiedad pertenece a Sheij Mohsen Rabbani, que allí funciona la Casa para la Difusión del Islam y que no paga alquiler alguno porque la función de esa propiedad es la cobijar a la institución que dirige.
Se quejó por el atropello, les quiso pedir explicaciones y le dijeron que “cumplían con órdenes”. Les dijo que todo lo que estaban preguntando ya lo sabían y que no había nada que ocultar, como nunca lo hubo. Les pidió que vayan a buscar a los verdaderos terroristas a la Patagonia, dónde cada vez son más. Y hasta se dio el lujo de realizar un gesto de saludo a la cámara que lo filmaba desde el auto.
Se fueron tan rápidamente como llegaron. Sin escuchar ni explicar nada. Amedrentando con su presencia y sus armas y perturbando la calma de una familia que vive en paz como todas las familias islámicas de este país.
Sheij Mohsen Alí es un musulman militante que lleva más de 25 años al frente de la Casa para la Difusión del Islam. Un lugar cuyo único pecado es el de dar clases de religión e idioma árabe y brindar asistencialismo a personas carenciadas sin importar la religión que profesan.
Qué es lo que molesta de todo eso? O será acaso que ha tenido el desatino de ser un defensor de la causa Palestina y de denunciar los atropellos del estado Sionista?
Buscan amedrentarlo y, con él, a toda la comunidad. Porque este no ha sido el único atropello. En los últimos días, miembros de nuestra comunidad han sido filmados, fotografiados, interrogados y vigilados sin ningún tipo de disimulo.
Estamos enfrentando una campaña de persecución e intimidación. El objetivo es el de estigmatizarnos sólo por nuestro origen, pretendiendo construir una asociación directa islam-terrorismo que ni siquiera ellos pueden creer.
Este país, que hace 160 años cobija a musulmanes conviviendo en paz y armonía con judíos, cristianos y creyentes de otros credos, hoy comienza a mostrarse como hostil pretendiendo instalar la duda, la sospecha y la desconfianza que son las semillas perfectas de una maléfica planta divisionista. Divide y reinarás parece ser la consigna que algunos pretenden seguir a pie juntillas.
Desde la Federación de Entidades Islámicas de la República Argentina, repudiamos enérgicamente todos estos hechos que forman parte de una metodología de desprestigio nefastamente articulada.
Con la misma energía, defendemos y exigimos el respeto de los derechos fundamentales de Sheij Mohsen Alí y de todos y cada uno de los ciudadanos de este país que profesan el islamismo.
Exigimos a las autoridades que arbitren los medios para terminar con esta ola de ataques disfrazados de investigaciones y que garanticen la seguridad de todos los musulmanes de nuestro país.
A quiénes investigan dónde no hay nada que encontrar y cierran los ojos ante la más evidente realidad; les decimos que los musulmanes de la Argentina y el mundo somos personas que hacemos de la paz un estilo de vida. Aun a pesar de sus provocaciones y amenazas. Y en ese marco de paz, buscaremos los medios legales para ejercer nuestra legítima defensa.
Source: Varias