Es oficial: se acabó el embargo de armas a Irán. Y esto a pesar de meses de intensas maniobras por parte de la administración estadounidense para extenderlo. Tras el enésimo doble veto chino-ruso y la abstención de los aliados europeos de Washington a nivel del Consejo de Seguridad de la ONU, el fracaso por parte de EEUU ha sido rotundo. Hasta el punto de que este último amenace unilateralmente cualquier contrato de armas que se firme con Irán. Pero tanto del lado de Pekín como de Moscú, estas amenazas no parecen ser capaces de frenar la nueva etapa de cooperación técnico-militar con Teherán.
De hecho, tanto en el lado ruso como en el chino, parece ser el momento adecuado para los preparativos y las negociaciones. Pero más allá del aspecto puramente económico-comercial, se debe prestar especial atención precisamente a los aspectos de seguridad y … geopolíticos. En cuanto a la primera parte, mientras la interacción en el ámbito de la defensa y la seguridad se intensifique aún más dentro del trío Teherán-Moscú-Pekín, esto obviamente repercutirá en el equilibrio de poder en el Oriente Medio estratégico, donde EEUU solía considerarse erróneamente como “intocable”, y de forma más general en el espacio euroasiático.
Y aquí es donde llegamos al segundo aspecto: la geopolítica. De hecho, el triunvirato China-Rusia-Irán parece estar claramente en camino de fortalecerse. Y por eso varias razones. Una visión común, o al menos muy cercana, en gran parte de los temas internacionales, incluido el aspecto antiterrorista. Apoyo desplegado dentro de los tres poderes a favor del mundo multipolar. Sin olvidar el hecho de que los tres países en cuestión son considerados oficialmente por el lado de Washington como sus tres principales adversarios geopolíticos a nivel mundial.
Dicho esto, la realidad es que la alianza chino-rusa-iraní es tanto más natural ya que inicialmente no está vinculada a las presiones estadounidenses, sino que simplemente representa un concepto geopolítico viable y lógico para tres grandes potencias internacionales soberanas – siendo al mismo tiempo tres civilizaciones mundiales. Este aspecto, junto con la oposición a la injerencia unilateral de EEUU, y más en general de Occidente, obviamente refuerza dicha alianza.
Otro hecho que refuerza la viabilidad del triunvirato es que, a pesar de los innumerables intentos de varios grupos de presión para socavar el acercamiento entre las tres naciones, no solo en el lado occidental, sino también en “Israel” o en algunos países del Golfo Pérsico, los tres han tenido éxito en mantener el rumbo necesario para fortalecer su interacción bilateral y trilateral.
Estas interacciones conciernen tanto al ámbito político-diplomático y en particular a la coordinación de posiciones en muchos temas internacionales, pero también y además a la parte militar y de seguridad, con la organización de ejercicios militares conjuntos entre las fuerzas armadas de los tres países y el intercambio de información de inteligencia.
Y cuando a eso le sumamos el “acuerdo del siglo” entre Pekín y Teherán – programado durante un período de veinticinco años, abriendo económicamente a Irán a inversiones chinas muy importantes y fortaleciendo la alianza chino-iraní en el ámbito de la seguridad militar resulta bastante obvio que el levantamiento actual del embargo de armas contra Irán abre perspectivas muy interesantes para el eje Pekín-Moscú-Teherán.
Source: Observateur Continental