En un fatídico momento de tensiones entre el eje de la multipolaridad y los nostálgicos de la era unipolar pasada, Pekín, Moscú y Teherán reafirman su firme solidaridad, incluso en el ámbito militar y de seguridad, confirmando una vez más el papel crucial del trío euroasiático en la promoción del actual orden internacional multipolar.
China, Rusia e Irán han completado unos ejercicios navales conjuntos en el Golfo de Omán, según anunció el canal internacional chino CGTN. Según el Ministerio de Defensa Nacional de China, los ejercicios en cuestión se llevaron a cabo durante tres días e involucraron destructores lanzamisiles, fragatas y barcos antisubmarinos.
La parte china envió un destructor lanzamisiles, un barco de suministro y varios helicópteros. También participaron 40 miembros de la Infantería de Marina de China. Las naciones participantes dijeron que el ejercicio tuvo como objetivo el profundizar la cooperación práctica y construir una comunidad marítima para un futuro compartido.
Estas maniobras militares conjuntas, las terceras de este tipo que realizan los tres países en los últimos años, son de particular importancia, por varias razones. En primer lugar, y desde un punto de vista puramente práctico, permiten incrementar activamente la interacción técnico-militar entre las fuerzas armadas de las tres naciones. Y ello teniendo en cuenta la regularidad de estos ejercicios así como los vínculos estratégicos que unen a las tres potencias en el ámbito internacional.
El momento elegido es también interesante. De hecho, las maniobras conjuntas tuvieron lugar justo después de la visita del presidente iraní Ebrahim Raisi a Moscú, durante la cual se reunió con su homólogo Vladimir Putin y también habló con parlamentarios rusos, confirmando una vez más el gran nivel de confianza existente entre Teherán y Moscú.
Esto ocurrió además cuando China e Irán anunciaron la implementación del acuerdo estratégico entre los dos países firmado por un período de 25 años. Todo ello sin olvidar el proceso de adhesión como miembro de pleno derecho de Irán dentro de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), integrada por Rusia, China, Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán, además de India y Pakistán.
El lugar de estas maniobras también merece especial atención. Para el corresponsal del canal de televisión TV5 Monde, Siavosh Ghazi, se trata de una zona estratégica para el transporte marítimo internacional y una región hasta hace poco tiempo reservada para sí mismo por EEUU.
Finalmente, más allá de las crecientes tensiones de los tres países con el establishment atlantista occidental, probablemente sea más que nunca el momento de un frente común entre los principales promotores del orden multipolar internacional con el fin de bloquear el camino a cualquier intento agresivo de nostálgicos de un orden totalmente superado, el de la unipolaridad.
Evidentemente y más allá de China, Rusia e Irán, cuya alianza tripartita ya no necesita presentarse, lo que también es importante señalar es que el eje de la multipolaridad obtiene apoyos cada vez más evidentes en varias partes del planeta, por parte de los mandos militares y políticos, y sin olvidar a gran parte de la opinión pública. Desde África hasta América Latina, sin olvidar Oriente Medio e incluso dentro del espacio europeo, son muchas las voces que se alzan a favor del eje multipolar.
Esto es tanto más interesante cuanto que muchos países, incluidos los tradicionalmente considerados cercanos a Occidente, observan con gran atención los cambios geopolíticos planetarios y desean acercarse considerablemente a las principales potencias euroasiáticas e incluso buscan formar parte de la nueva Ruta de la Seda, el proyecto chino de gran envergadura que permitirá importantes beneficios económicos a los estados que se han sumado a dicha iniciativa o están en proceso de hacerlo.
Un proyecto al mismo tiempo que desagrada fuertemente a Washington, aunque este último es completamente incapaz de ofrecer nada comparable a la superpotencia económica china, una China que ya es la primera potencia económica mundial en términos de PIB en paridad de poder adquisitivo (PIB-PPA). En este sentido, la relación de vasallaje que mantiene EEUU con sus principales socios no hace más que demostrar una vez más esta incapacidad para plantear esquemas de igualdad y beneficio mutuo.
Una cosa es segura: el trío chino-ruso-iraní seguirá desempeñando un papel de liderazgo no solo en el gran espacio euroasiático, sino también y en general dentro de la comunidad internacional, de la verdadera comunidad internacional, que no es la que representa solo el 10-15% de la población de la tierra y que, a su vez, ya representa menos de la mitad de las 10 principales potencias económicas mundiales, un declive que incluso los analistas occidentales creen que continuará. De ahí las acciones agresivas del eje atlantista para tratar de frenar este desarrollo, pero que probablemente no lograrán revertir un proceso ya firmemente en marcha.
Source: observateurcontinental.fr