EEUU está presenciando un aumento extraordinario de las tensiones políticas y sociales, a medida que se profundizan las divisiones internas entre partidarios y opositores del presidente Donald Trump. El panorama actual evoca comparaciones con la era del presidente Richard Nixon y el exdirector del FBI, J. Edgar Hoover: una atmósfera cargada de ajustes de cuentas políticos y crecientes esfuerzos por perseguir a los oponentes políticos.
“No a los Reyes”: Una respuesta nacional contra el autoritarismo
En lo que los organizadores llaman la mayor protesta coordinada desde que Trump asumió el cargo, se planearon más de 2,600 manifestaciones en los 50 estados el sábado bajo el lema “No a los Reyes”. El movimiento, apoyado por una coalición de más de 200 organizaciones nacionales, entre ellas la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), la Federación Americana de Maestros (AFT) y el movimiento Indivisible, busca contrarrestar lo que estos grupos describen como las “tendencias monárquicas” de Trump.
Los organizadores acusan al presidente de expandir el poder federal para reprimir la disidencia, atacar a los inmigrantes y erosionar las instituciones democráticas. “Esta es una postura a favor de la democracia”, declaró el portavoz de la coalición, Hunter Dunn, señalando que la participación prevista se ha duplicado desde protestas similares en junio, que congregaron a unos cinco millones de participantes.
Las manifestaciones se producen en medio de un cierre gubernamental, una mayor presencia del Ejército en las principales ciudades y una ola de redadas migratorias.
Un mensaje clave del movimiento es que la oposición a Trump no se limita a las ciudades costeras, sino que resuena en pequeños pueblos y comunidades rurales de todo el país.
El actor Robert De Niro, expresando su apoyo a las protestas, declaró: “Luchamos dos guerras mundiales para defender la democracia. Ahora nos enfrentamos a un aspirante a monarca, el rey Donald I, que intenta arrebatárnosla”.
Universidades resisten las presiones políticas
Paralelamente a las protestas callejeras, se ha desatado un feroz enfrentamiento entre la administración Trump y las principales universidades por una iniciativa de financiación que favorece a las instituciones que se alinean con la agenda política de la administración. Universidades prestigiosas, como Brown, el MIT, la Universidad de Pensilvania y la Universidad del Sur de California, han rechazado la propuesta, denunciándola como una amenaza directa a la libertad académica.
Según informes, el plan incluía disposiciones para restringir la libertad de expresión, cerrar centros del campus que “se burlan de las opiniones conservadoras” e imponer limitaciones a los estudiantes internacionales. Los medios de comunicación universitarios han descrito la iniciativa como “una prueba velada de lealtad política” y un intento de ejercer control ideológico sobre el mundo académico.
Una nación profundamente dividida
Los analistas advierten que la crisis actual refleja no solo una división política, sino un profundo cisma social que se extiende mucho más allá de Washington. La creciente polarización enfrenta dos visiones radicalmente opuestas sobre el futuro del país.
Un bando ve a Trump como una fuerza necesaria para restaurar el orden y la fuerza de la nación; el otro lo ve como una amenaza existencial para la democracia estadounidense y un presagio de un régimen autoritario.
Sea cual sea el resultado, la creciente movilización cívica y académica representa la resistencia civil más significativa contra la administración Trump hasta la fecha. La batalla por el “No a los Reyes” ya no es sólo una protesta: es una lucha definitoria sobre la identidad misma del sistema político estadounidense.
Source: Al Manar