La pasada reunión de Moscú -que reunió a Rusia, Irán y Turquía- fue el preludio de un cambio pequeño, pero perceptible, en la política turca. No podía ser de otra forma ya que los nuevos socios de Turquía en el arreglo de la crisis siria son firmes defensores del Estado sirio en su lucha contra el terrorismo takfiri.
Hasta el momento, el signo más claro del cambio de política turca ha sido la declaración del viceprimer ministro turco, Numan Kurtulmus, que dijo el miércoles que su país podría adoptar una nueva política hacia Siria, donde Turquía ha apoyado a los grupos terroristas anti-Assad en los últimos años.
“No nos corresponde a nosotros imponer ninguna decisión” al pueblo sirio, dijo el viceprimer ministro, siendo ésta la primera vez que Turquía parece reconocer que se ha embarcado en una política fracasada.
Kurtulmus dijo que la política de Turquía hacia Siria había estado plagada de “graves errores” y debería ser rectificada. Él dijo que Turquía no se aliaría con Bashar al Assad, pero permitiría a los sirios tomar sus propias decisiones.
Esto ha sido visto como un anuncio indirecto de que Turquía busca poner fin a su apoyo a los grupos terroristas que fomentan la guerra en Siria y aspira a una normalización de relaciones bilaterales, que han estado caracterizadas por la hostilidad y el antagonismo.
Según fuentes de la Embajada rusa en Damasco, Rusia ha estado trabajando para persuadir a Ankara que retorn a la vieja política que condujo en Siria antes del año 2011, señalaron las fuentes.
Estas fuentes han señalado que Damasco no tiene confianza en Turquía, pero no se opone a la reanudación progresiva de las relaciones bajo ciertas condiciones.
Según algunos analistas, Ankara necesita la reanudación de las relaciones con Damasco. La historia ha mostrado que los vecinos de Siria han experimentado siempre crisis económicas cuando sus relaciones con este país se han deteriorado.
Los empresarios turcos, golpeados por la crisis, desean retornar a Siria para hacer negocios allí y no quedar marginados en el proceso de reconstrucción.
De este modo, Turquía cree que no es ya de su interés el de continuar su política de hostilidad hacia Siria, en especial tras el fracaso de su apuesta por el derrocamiento del gobierno sirio y el presidente Assad.
Por su parte, Joshua Landis, director del Centro de Estudios sobre Oriente Medio de la Universidad de Oklahoma, señaló recientemente en un artículo publicado en el Corriere della Sera que Turquía ha enviado también un mensaje a los grupos armados sirios en el sentido de que “Ankara no va a continuar apoyándoles para siempre”.
“La mayoría de los grupos armados que actúan en Siria operan cerca de la frontera turca y sobreviven debido al apoyo de Turquía, que deja pasar armas, dinero, medicinas y alimentos para ellos a través de la frontera. Turquía alimenta a los rebeldes, pero también podría dejarles morir de hambre. Así que ellos están obligados a seguir sus recomendaciones”.
Para Landis, pese a la retórica turca, lo que ha sucedido en el encuentro de Moscú es “la aceptación del principio de que Siria es un estado soberano, gobernado por Assad”.
Source: Agencias