Una ofensiva ha llevado al Ejército yemení y las fuerzas de Ansarulá no lejos de Sirwah, donde están las principales refinerías y la planta de energía que abastece a gran parte de Yemen. Para recuperar el control de Maarib, que se extiende a lo largo de miles de kilómetros cuadrados, se necesita muy poco esfuerzo, ya que casi todas las tribus son favorables allí a Ansarulá. Además, esta es la opción política de Ansarulá, ya que su perspectiva es crear una coalición de gobierno, una vez que la guerra haya terminado.
Esta es la razón por la cual la Arabia de Salman, culpable de la muerte de miles de yemeníes desde 2015, ahora piensa en la tregua, y que el enviado de la ONU, Martin Griffiths, no deja de llamar al ministro iraní de Exteriores, Mohammad Yavad Zarif, para que Irán interceda ante la resistencia yemení para que acepte el cese el fuego. Sin embargo, Ansarulá quiere más que un simple alto el fuego. Quiere un “cese de hostilidades”. ¿Podrá negarse Arabia Saudí, con el petróleo en su punto más bajo, una Aramco en peligro y una crisis del coronavirus golpeando el reino?
En realidad, las malas noticias se suceden. El Ejército yemení anunció el martes que había rechazado dos ataques de envergadura de la coalición de agresión saudí contra las posiciones de la Resistencia en Maarib, matando y capturando a numerosos mercenarios, incluyendo oficiales de alto rango.
Yahya Sari, portavoz de las fuerzas armadas de Yemen, dijo que dos ataques a gran escala de agresores de la coalición pro-Riad contra las provincias de Maarib (centro) y Al Dhale (suroeste) habían durado horas pero habían fracasado. El agresor sufrió daños y pérdidas importantes y “decenas de mercenarios fueron capturados”.
El general Sari agregó que la coalición saudí había atacado, solo el martes, 16 veces las provincias de Maarib, Al Yauf y Saada, lo que hizo de la tregua propuesta por Riad, “un simple comunicado donde Salman ha tenido que ahogar su derrota aplastante en Yemen”.rr
Source: Press TV