En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso
Y toda la alabanza es para Dios, el Señor de los mundos. Que el saludo de Dios sea con nuestro maestro, Muhammad, y sobre su Descendencia inmaculada y sus compañeros elegidos, y sobre aquellos que los siguen de manera justa, hasta el Día del Juicio.
¡Hermanos y hermanas! ¡Musulmanes de todo el mundo!
Para los musulmanes, el tiempo del Hayy es la época de orgullo y gloria, el tiempo en que se esclarecen los corazones, el tiempo de la humildad ante el Creador y de la oración solemne.
El Hayy es una obligación divina, terrenal, individual y comunitaria. El Sagrado Corán dice: “Recuerden a Dios como recuerdan a sus antepasados o con más fervor aún” y “Recuerden a Dios en días determinados” y se refiere a “la Mezquita Sagrada, que hemos establecido para los hombres -tanto si residen en ella como si no”. Todo esto difunde luz sobre las infinitas y diversas dimensiones del Hayy.
El Hayy de Abraham, que el Islam ha regalado a los musulmanes, es una manifestación de orgullo, de espiritualidad, de unidad y de gloria. Demuestra la grandeza de la comunidad islámica y su dependencia al poder eterno de Dios frente a los perversos y enemigos; y pone de relieve la distancia entre los musulmanes y el sumidero negro de la corrupción, la humillación y la tiranía que los opresores y los matones internacionales imponen sobre las comunidades humanas. El Hayy islámico y monoteísta es la manifestación del mandato coránico a los musulmanes de ser “firmes ante los incrédulos y amables entre sí” (El Sagrado Corán, Sura al-Fath, Aleya 29). Se trata de la renuncia a la incredulidad y la promoción de la amistad y la unidad entre los creyentes.
Los que han reducido el Hayy a un viaje religioso-turístico y han ocultado su hostilidad y malevolencia hacia el pueblo fiel y revolucionario de Irán bajo el nombre de “politizar el Hayy”, son pequeños y débiles diablos que tiemblan por temor a poner en peligro los intereses del Gran Satán, EEUU. Los gobernantes saudíes, que este año han obstaculizado el acceso al Masyid al Haram (La Mezquita de Meca) y que han bloqueado el camino de los orgullosos y fieles peregrinos iraníes a la Casa de Dios (La Kaabah), son personas poco honradas y equivocadas, que piensan que su supervivencia en el trono de la opresión, depende de los actos que efectúen en defensa de las potencias arrogantes del mundo, en alianzas con el sionismo y EEUU, y en el cumplimiento de sus demandas. Y en este camino, no se niegan a realizar cualquier traición.
Ha pasado casi un año desde los terribles acontecimientos en Mina, como resultado de los mismos, varios miles de personas perdieron trágicamente sus vidas, bajo el sol caliente y con la boca seca, en el día de Eid, mientras tenían puesta la ropa del Ihram (peregrino). Poco antes, otro grupo de personas que estaban orando y realizando el Tawaf y Salat en el Masyid al Haram, murieron aplastadas.
Los gobernantes saudíes son culpables de ambos incidentes. En esto coinciden todos los presentes, los observadores y analistas técnicos; y algunos expertos sostienen que los eventos fueron premeditados. El titubeo y la falta de acción para rescatar a los heridos moribundos, que rezaban con el alma entusiasmada en el Eid al Adha, también es evidente e indiscutible. Los despiadados y criminales saudíes encerraron a los heridos con los muertos en contenedores y en vez de proporcionar asistencia médica, auxilio o suministro de agua a sus resecas bocas, los martirizaron.
Varias miles de familias de diferentes países perdieron a sus seres queridos y sus naciones quedaron afligidas. De la República Islámica de Irán, cerca de quinientas personas se encontraban entre los mártires. Los corazones de sus familias todavía están rotos y afligidos y el pueblo aún está desconsolado y enfadado.
Pero, las autoridades saudíes en lugar de disculparse, sentir remordimiento y procesar judicialmente a los culpables directos de ese horrible incidente, con la mayor desvergüenza e insolencia incluso se negaron a permitir la formación de una comisión de investigación internacional islámica.
En vez de estar en el lugar del acusado, actuaban como el demandante y evidenciaron con mayor malicia y frivolidad su vieja enemistad hacia la República Islámica y hacia cualquier bandera izada del Islam en confrontación con la incredulidad y la arrogancia.
Las voces propagandísticas de los políticos, cuyo comportamiento ante los sionistas y EEUU es una fuente de vergüenza para el mundo del Islam, hasta los muftis impíos y pecadores que descaradamente emiten fatuas contra el Libro y la Sunna, y los sometidos medios de comunicación a los que ni siquiera la conciencia profesional les impide inventar mentiras, se esfuerzan en vano para mostrar a la República Islámica como el culpable de que los peregrinos iraníes hayan sido privados de Hayy de este año.
Los gobernantes promotores de sedición, mediante la formación de malvados grupos takfiris y el suministro de armas a los mismos, han sumido al mundo del Islam en guerras civiles y asesinatos de inocentes y derramado sangre en Yemen, Iraq, Siria, Libia y otros países. Los políticos que han tendido la mano de amistad hacia el régimen sionista, han cerrado sus ojos ante los sufrimientos y catástrofes abrumadoras que sufren los palestinos y han extendido su opresión y traición a las ciudades y pueblos de Bahrein; los gobernantes irreligiosos y sin escrúpulos que ocasionaron la gran tragedia de Mina y que actuando en el nombre de servidores de Lugares Santos, no respetaron la santidad divina y sacrificaron a los huéspedes de Dios en el día de Eid en Mina y poco antes en Masyid al Haram, ahora estas mismas personas están reclamando la necesidad de evitar la politización del Hayy y acusan a otros de los grandes pecados que ellos mismos han cometido o causado.
Ellos son el perfecto significado de la descripción esclarecedora del Sagrado Corán que dice: “Pero, apenas te vuelve la espalda, se esfuerza por corromper en el país y destruir las cosechas y el ganado. Dios no ama la corrupción. Y. cuando se le dice: “¡Teme a Dios!”, se apodera de él un orgullo criminal. Tendrá la gehena como retribución. ¡Qué mal lecho!”.
Este año, también, según los informes, además de obstaculizar el Hayy de los peregrinos iraníes y de algunas otras naciones, han puesto bajo controles sin precedentes a los peregrinos de los países participantes, con el apoyo de las agencias de espionaje de EEUU y del régimen sionista e hicieron inseguro al Divino Santuario para todos.
El mundo del Islam, incluyendo los gobiernos y las naciones islámicas, debe conocer a los gobernantes saudíes y entender correctamente su naturaleza blasfema, sin fe, dependiente y materialista; no debe permitir a estos gobernantes eludir la responsabilidad por los crímenes que han cometido en el mundo islámico.
A causa de estos comportamientos opresivos de los gobernantes saudíes hacia los invitados de Dios, el mundo del Islam debe pensar profundamente sobre la gestión de los dos lugares sagrados y la cuestión de Hayy. La negligencia en este sentido enfrentará a la comunidad islámica con problemas más graves en el futuro.
Source: Agencias