Se trata de un nuevo y grave fracaso de Riad en Yemen, donde la coalición de cinco años de antigüedad liderada por Arabia Saudí se ha hundido como un castillo de naipes en Adén, donde 90.000 separatistas sudistas, apoyados por los Emiratos Árabes Unidos, han lanzado un ataque contra centenares de miembros de la “guardia presidencial” del ex presidente Adel Rabbo Mansur Hadi, infligiéndoles un balance de 40 muertos y 260 heridos. El ministro del Interior de Hadi lo ha reconocido: “Abu Dhabi nos ha cortado la cabeza y Riad ha mirado hacia otro lado mientras lo hacía”.
En realidad, Arabia Saudí no tenía ninguna opción. La eliminación del gobierno de Hadi en Adén significa que este no controla ahora ninguna de las dos principales ciudades de Yemen (La capital, Sanaa, está bajo el control de Ansarulá y las autoridades que apoya). Esto significa que el gobierno de Hadi, por el cual Mohammed bin Salman lanzó su criminal guerra hace cinco años, carece de cualquier poder real y cualquier legitimidad a ojos de la mayoría de los yemeníes.
Estos enfrentamientos y divisiones dentro de la coalición, o lo que queda de ella, tiene un claro ganador: la fuerza patriótica que actúa en Yemen, es decir, Ansarulá. Arabia Saudí, que lucha ahora para impedir el hundimiento de sus posiciones en el sur de su territorio, no está ahora en condiciones de luchar en el territorio de Yemen frente a unas tropas disciplinadas y capaces, en un momento además de enfrentamientos entre los mercenarios de Hadi y los separatistas del Sur.
La crisis de Adén, donde las fuerzas del Consejo de Transición del Sur han expulsado a las fuerzas pro-Riad de la sede del ex presidente Hadi, ha expandido el campo de acción de Ansarulá no solo en Yemen, sino también en las provincias saudíes de Asir, Nayran y Yizan, donde las fuerzas yemeníes no cesan de lanzar ataques contra las bases militares y aeropuertos de los agresores. En su última operación, la unidad balística del Ejército y Ansarulá ha lanzado cuatro misiles balísticos contra la región de Abwab al Hadid, en la provincia de Asir, según indicó una fuente yemení.
Según el canal Al Mayadin, los ataques cotidianos con misiles y drones han erosionado la potencia y moral del Ejército saudí. Bases enteras se han vaciado y las deserciones se multiplican incluso en el seno de los mercenarios sudaneses, que sienten que el fin de la guerra está próximo.
“La hora de las grandes concesiones ha sonado para Riad. Tras cinco años de crímenes contra la población yemení, que ha dado prueba de una resistencia heroica y ejemplar, la Arabia de los Salman ha perdido Adén. Un escenario donde Ansarulá domina el Norte de Yemen y el Consejo de Transición del Sur domina el Sur y Este del país se impone. Para evitar incluso un desmembramiento de la propia Arabia Saudí, Riad no tendrá más remedio que picar a la puerta de su enemigo jurado, Ansarulá”, señala Sadallah Zarei, analista de cuestiones de la región.
Por su parte, el periodista marroquí Hussein Majdoubi escribió en el periódico Al Quds Al Arabi que el objetivo de Riad ya no es ganar la guerra contra Ansarulá, lo cual es ya imposible.
“Arabia Saudí busca ahora solo reducir los ataques de Ansarulá, que se han convertido en mortales en la hora actual. Al mismo tiempo, los medios saudíes han cambiado su línea de insultos y ataques verbales contra Irán y se preparan para una etapa marcada por el establecimiento de negociaciones con ese país”.
“En Yemen, Ansarulá domina la situación mientras que Irán, gracias a su resistencia frente a los planes norteamericanos y británicos, se ha convertido en una potencia regional en el sentido pleno de la palabra… Esto ha llevado a Arabia Saudí a optar por una política de concesiones hacia Irán. Los Emiratos Árabes Unidos, por su parte, han aprendido la lección y han comenzado su retirada de Yemen, lo que abrirá la puerta de salida para Riad”.
Source: Press TV