Para complicar aún más los intentos de Donald Trump y otros miembros de su administración de afirmar que el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, no tuvo ningún conocimiento sobre la desaparición y el aparente asesinato del periodista Yamal Khashoggi, varios de los miembros del equipo que han sido citados previamente por funcionarios turcos como sospechosos de cometer el crimen están estrechamente relacionados con el príncipe heredero.
Estos incluyen a un sospechoso que fue un compañero de viaje constante del príncipe, y que fue visto cómo salía de aviones con él en París y Madrid y también acompañándole en varias visitas a EEUU, incluida la visita de este año a la ONU.
Otras tres personas en la lista son miembros conocidos del equipo de seguridad del príncipe heredero, y otro más desempeña una posición superior en el Ministerio del Interior de Arabia Saudí. Los analistas afirman que su participación prácticamente asegura que la autoría y dirección de la operación recayeron en la familia real.
Según informes, Arabia Saudí está planeando elaborar un informe que afirmará que Khashoggi murió durante “un interrogatorio que salió mal”, y que los interrogadores actuaron “independientemente del príncipe heredero”, pero tal infundio va a ser difícil de vender, dados los vínculos de los asesinos con MBS y la forma brutal en que el asesinato tuvo lugar. Según las grabaciones de vídeo y audio ningún interrogatorio se produjo dentro del consulado.
El quinto es un médico forense que ocupa cargos directivos en el Ministerio del Interior, concretamente en el Departamento de Seguridad General, de Arabia Saudí. Una figura de tal envergadura solo podría haber participado por orden de una autoridad saudí de alto rango.
La presencia de tales hombres desmiente automáticamente la sugerencia de que se trató de una operación de “elementos incontrolados”, como Donald Trump y el régimen saudí pretenden ahora afirmar.
Source: Antiwar