Cuando empezó el proceso de la disolución de la Unión Soviética, los parlamentarios surosetios proclamaron la soberanía y expresaron su deseo de ingresar en una nueva entidad estatal sobre la base de la antigua URSS, que se llamaría la Unión de Estados Soberanos.
La decisión fue rechazada por el Parlamento de Georgia. En aquel entonces empezaron los primeros enfrentamientos étnicos entre los osetios y los georgianos de esta región. Tiflis envió unidades de la Policía y de la Guardia Nacional a la capital de Osetia del Sur, Tsjinval, en enero de 1991, lo que dio inicio a la primera Guerra de Osetia del Sur.
En enero de 1992, Osetia del Sur celebró un referéndum en la que planteó la cuestión la independencia de la república y su reunificación con Rusia. Más del 99% votó a favor de las propuestas. Los combates cesaron para mediados de julio de 1992. Pese a la desescalada, los enfrentamientos a menor escala continuaron.
Las tropas georgianas sufrieron una derrota en su intento de establecer su control sobre el territorio de Osetia del Sur, aunque establecieron su control sobre una parte de la antigua autonomía.
La región vivió una escalada mayor en 2004, aunque esta no pasó a ser un conflicto armado abierto entre los osetios y los georgianos. Como resultado de los conflictos armados de los años 1990, la población osetia en Georgia se redujo considerablemente, sobre todo, en Osetia Trialetia.
La agresión insidiosa
En noviembre de 2003 Georgia vivió un golpe de Estado, la llamada Revolución de las Rosas, que culminó con la llegada al poder de uno de los líderes revolucionarios prooccidentales Mijaíl Saakashvili, quien proclamó como nuevas prioridades, en su política exterior, el acercamiento con los países de Occidente y la intención de ingresar a la OTAN.
Desde el año 2004, Osetia del Sur se convirtió de nuevo en zona de combates de distintos niveles de intensidad.
En 2006 Tiflis planeó una operación para establecer su control sobre Osetia del Sur y Abjasia, otra antigua autonomía étnica que también se independizó de Georgia a principios de los 1990.
En el verano de 2008 los enfrentamientos se intensificaron y causaron bajas y daños en las dos partes beligerantes. Para el 8 de agosto, Tiflis concentró una fuerza considerable cerca de la ciudad de Tsjinval.
En la madrugada del 8 de agosto lanzaron un bombardeo de Tsjinval con artillería.
Unas horas después, las tropas terrestres georgianas prosiguieron con una operación terrestre. Entre los afectados por el ataque georgiano se encontraban las fuerzas de paz rusas desplegadas en el territorio de Osetia del Sur.
En la tarde de ese mismo día, las unidades de las Fuerzas Armadas rusas entraron en el territorio de la república para apoyar a las autodefensas osetias. Al mismo tiempo, la aviación rusa realizó bombardeos de los blancos enemigos. La ofensiva de Rusia en Osetia del Sur se bautizó como ‘La operación para coaccionar a la paz’.
El 9 de agosto, el traslado de las tropas rusas a Osetia del Sur continuó. Los soldados rusos trataron de llegar a los efectivos de las fuerzas de paz rusas asediados en Tsjinval, pero no lograron cumplir con este objetivo al enfrentarse a los refuerzos georgianos. Como resultado de los combates, la parte rusa sufrió bajas.
El mismo día los militares rusos desembarcaron en Abjasia.
El día 10 tuvo lugar la batalla entre las Flotas de Rusia y Georgia. Los marineros rusos salieron victoriosos en ese enfrentamiento naval al hundir una nave enemiga. El día siguiente, el 11, las tropas rusas cruzaron las fronteras de Abjasia y Osetia del Sur y entraron en el territorio de Georgia. Fue en ese momento cuando el Ejército ruso estableció su control sobre varias localidades del país.
El entonces presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, informó el 12 de agosto que la operación rusa en Georgia había terminado. El mandatario se reunió el mismo día con su homólogo francés Nicolas Sarkozy y firmó el acuerdo de alto el fuego. Luego, el líder georgiano Mijaíl Saakashvili aceptó este plan.
Las tropas rusas se detuvieron aunque existía la posibilidad de una ofensiva contra la capital georgiana, Tiflis.
Este 7 de agosto, en vísperas del 10 aniversario de la guerra, Medvédev —quien hoy en día se desempeña como el primer ministro del país— explicó por qué no ordenó la ofensiva contra Tiflis.
“Entonces no tuvimos como meta destrozar al Ejército georgiano ni ejecutar a Saakashvili. Creo que tomé una decisión correcta de mostrar prudencia”, dijo el exmandatario al medio ruso Kommersant.
Consecuencias
Rusia reconoció la independencia de Osetia del Sur y Abjasia el 26 de agosto de 2008. A Rusia le siguieron Nicaragua (septiembre de 2008), Venezuela (septiembre de 2009), Nauru (diciembre de 2009) y Siria (mayo de 2018).
Georgia afirma que a raíz de la guerra fallecieron 412 de sus nacionales, incluidos 228 civiles. Rusia, a su vez, sufrió 67 bajas, mientras la parte osetia perdió 162 civiles y varias decenas de autodefensas.
Los medios occidentales acusaron a Rusia de una agresión contra Georgia, aunque luego diferentes investigaciones confirmaron que Tiflis fue el primero en desencadenar el conflicto.
Los países de Occidente se negaron a reconocer la independencia de Abjasia y Osetia del Sur y expresan su apoyo a la integridad territorial de Georgia, a pesar de que reconocieran la independencia autoproclamada de Kosovo —una región de Serbia poblada mayormente por los albaneses que ha proclamado la independencia — en febrero de 2008.
Source: Sputnik