El misil iraní Shahab-3 ha aportado mejoras considerables en términos de alcance, eficacia y precisión con respecto a los modelos anteriores y es capaz de alcanzar y destruir objetivos estratégicos en el conjunto del territorio de la entidad sionista.
Un pequeño análisis histórico se impone. Tras haber realizado proezas tecnológicas en materia de fabricación de misiles de corto alcance durante los ocho años de la guerra irano-iraquí, el equipo balístico iraní afrontó un nuevo desafío: la fabricación de misiles balísticos de largo alcance.
Al principio de la guerra irano-iraquí, Irán no disponía más que misiles Scud de un alcance de 300 kms. Así, los comandantes de la unidad balística del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica sólo tenían misiles de fabricación rusa para servir de modelo.
Al principio de los años noventa, los miembros del equipo del CGRI emprendieron la tarea de modernizar sus misiles y crearon los modelos Shahab-1 y Shahab-2, que eran versiones mejoradas de los misiles rusos Scud, cuyo alcance había sido enormemente incrementado.
Estos rápidos progresos explican por qué los enemigos de la República Islámica de Irán, y en primer lugar Israel, han hecho todos los esfuerzos posibles para sabotear el programa balístico iraní. Israel puso a punto la serie de misiles antibalísticos Arrow con la ayuda financiera de EEUU.
Irán, por su parte, desarrolló en 2003 el misil Shahab-3. Al igual que los anteriores misiles de la serie Shahab, está propulsado por combustible líquido. Tiene 15 metros de largo, 4 más que el Shahab-2, un peso de 15 toneladas y un alcance situado entre los 1.300 y los 2.000 kms. Lleva una ojiva de 670 kgs de explosivo, lo que le convierte en uno de los mejores misiles balísticos de Irán. Puede alcanzar con precisión cualquier objetivo, sea cual sea la tipología de la zona.
Este nuevo misil hizo que Israel buscara desarrollar el misil Arrow-2, con la participación de más de 130 compañías e instituciones estadounidenses. Este sistema estaba basado en el lanzamiento conjunto de una veintena de misiles interceptores. Sin embargo, una década después de las pruebas preliminares del Arrow-2, su capacidad de interceptar unos misiles iraníes, cada día más sofisticados tecnológicamente, sigue siendo una quimera.
Source: Press TV