La ciudad de Beit Hanún, en el extremo norte de la Franja de Gaza, encarna el modelo que sorprenderá al ejército de ocupación en cada zona en la que finalice sus operaciones terrestres, para luego tener que regresar semanas o meses después de afirmar había “logrado eliminar allí todas las amenazas a la seguridad”. Ayer por la tarde, los Medios Militares de las Brigadas Al-Qassam difundieron escenas de una compleja emboscada llevada a cabo en la ciudad, en la madrugada del martes pasado.
Los medios de comunicación israelíes describieron ese día como un “evento difícil” y reconocieron que durante el mismo murieron tres militares y decenas resultaron heridos. En el videoclip, la resistencia atrae a una fuerza israelí mecanizada al lugar de la emboscada, y un convoy de vehículos avanza, pero los combatientes de la resistencia se abstienen de atacarlo, por lo que los vehículos pasan con seguridad. Luego un grupo de soldados avanza, y un dispositivo antipersonal explota entre ellos. Después de eso, los combatientes de la resistencia continúan su emboscada. Otro grupo de vehículos avanza, y las armas vuelven a silenciarse, y luego viene la fuerza de rescate a evacuar a los muertos y heridos. Entonces, otro dispositivo “Shawwaz” explota en medio de este otro grupo de soldados.
El humo se disipa y otra fuerza equipada con bolsas avanza para recoger las partes de los cuerpos y pertenencias de los soldados. La unidad de francotiradores de las Brigadas Al-Qassam toma la iniciativa de disparar a tres soldados y herirlos mortalmente, y luego el enemigo admite que los tres murieron. Así, la resistencia demuestra que la longevidad de la batalla le da un mayor grado de confianza y la capacidad de actuar con nervios de acero, ya que ya no sólo es importante entablar combate, sino que se ha vuelto necesario infligir la mayor cantidad posible de pérdidas humanas al enemigo. Por lo tanto, la resistencia permitió que los vehículos pasaran con seguridad, y el fuego recayó sobre la fuerza de a pie. Tras el suceso, el enemigo retiró todas sus fuerzas terrestres allí.
¿Por qué Beit Hanún es un modelo? Porque la ciudad fronteriza, que fue una de las primeras zonas en las que la ocupación entró en su operación terrestre, recibió la mayor parte del fuego enemigo y fue sometida a desplazamientos en el segundo día de la operación “Inundación de Al-Aqsa”. El enemigo no se retiró de allí hasta después de cuatro meses continuos de fuego y control terrestre. Todo el bloque urbano de la ciudad fue demolido, convirtiéndola en un llano. Estos hechos parecieron haber privado a los combatientes de la resistencia de cualquier oportunidad de esconderse y maniobrar.
Sin embargo, a pesar de esto, la resistencia pudo mantener sus reservas humanas y equipos, y desarrolló continuamente sus planes y tácticas de combate de una manera que logró más éxitos. Después de meses de continua presión sobre el terreno, se notó que la presencia de los combatientes de la resistencia de la ciudad en el lugar de los combates comenzaba a disminuir. Pero solo varias semanas después de que las fuerzas de ocupación se retiraran de la ciudad, el desempeño en combate se recuperó notablemente, cuando se dispararon docenas de misiles desde la ciudad y los combatientes de la resistencia llevaron a cabo docenas de emboscadas, operaciones de francotiradores y bombardeos de mortero. Estos datos socavaron cualquier oportunidad de que el enemigo afirmara que había eliminado las brigadas de resistencia en el norte de la Franja de Gaza en general, y en Beit Hanún en particular.
La escena sobre el terreno en el campamento de Yabaliya no puede desviarse de lo que ocurrió en Beit Hanún, ya que durante los últimos días se observó que el impulso de los combates había disminuido. Luego, ayer, las Brigadas Al-Qassam anunciaron el bombardeo de tres tanques y atacaron a las fuerzas invasoras con una andanada de granadas de mortero.
Frente a la presión del ejército israelí, aparece la flexibilidad impuesta por la naturaleza de la larga guerra de desgaste, que se basa en aguantar dicha presión y salvar en la medida de lo posible las pérdidas humanas de la resistencia, conduciendo a la reconstrucción, rehabilitación y reestructuración de sus unidades. Este método de gestionar la batalla puede dar al enemigo beneficios tácticos inmediatos, lo que le proporciona la oportunidad de crear una imagen de victoria parcial en algunos momentos, pero le priva de ella en el nivel estratégico a largo plazo, al reaparecer continuamente en lugares de los que la ocupación israelí afirmaba que eran “seguros”.
Source: Al Akhbar