El círculo de protestas se ha ampliado en “Israel”. Actualmente, está desbordando su marco político para afectar al ejército de ocupación israelí considerado el cimiento de la sociedad israelí así como a los servicios e inteligencia. La crisis también parece profundizar la división entre ashkenazíes y sefardíes.
Según Hassan Hiyazi, columnista de Asuntos de “Israel” de Al-Manar TV, innumerables oficiales y soldados han expresado su punto de vista sobre la disputa que divide a la clase política y a la población, a saber, la reforma judicial que pretende introducir la coalición de gobierno de Benyamin Netanyahu, junto con partidos de extrema derecha y grupos judíos ultraortodoxos. Esta reforma, adoptada por 62 votos contra 20 de los 120 del Parlamento israelí, pretende limitar las posibilidades de juicio contra un primer ministro, ya que habrá que contar con el voto favorable de por lo menos 90 diputados y sólo en caso de incapacidad física o psíquica.
Una primera disposición ya pasó la primera lectura en la Knesset la semana pasada y requiere una segunda. Permite el control total del gobierno sobre el nombramiento de jueces, incluso para el Tribunal Supremo, y también limita severamente la capacidad del Tribunal Supremo para derogar legislación.
Poder despótico
Quienes se oponen a esta ley temen una deriva antidemocrática hacia un poder despótico.
Algunos ex oficiales superiores de la reserva han invitado a quienes siguen su servicio militar de reserva a interrumpirlo si se adopta esta ley.
El miércoles por la noche, varios miembros de la Unidad 9900 del Cuerpo de Inteligencia anunciaron que habían dejado de desempeñar sus funciones de reserva.
Hace unos días, elementos de la Unidad de Inteligencia 8200 interrumpieron su servicio de reserva. También se habla de que una de las unidades especiales de Commando Aéreo Shaldag hizo lo mismo.
La declaración más resonante del estamento militar fue la del ex jefe del Estado Mayor israelí Dan Halutz: “En caso de guerra, bajo un poder dictatorial, no responderé al servicio de reserva”.
Los medios israelíes informaron la semana pasada que “los pilotos israelíes han amenazado con dejar de ofrecerse como voluntarios en el servicio de reserva si se aprueban las enmiendas al sistema judicial”.
Entrevistado por nuestro canal al-Manar, Hiyazi dijo:
“El nivel de violencia que se usó contra los manifestantes por orden directa del ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, que acudió en persona, ilustra que la crisis se está filtrando en instituciones que se supone que son neutrales entre las dos partes”.
Un profundo cisma entre ashkenazíes y sefardíes
Según el miembro palestino de la Knesset israelí Ayman Odeh, el hecho de que el ejército israelí se sienta preocupado por esta controversia es emblemático de la gravedad de la división dentro de la sociedad israelí. “A él se le encomendó la misión ideológica de la construcción del estado”, dijo.
Cuestionado por la televisión libanesa por satélite Al-Mayadeen, Odeh cree que la crisis interna que afecta a la entidad sionista tiene en su profundidad “una dimensión comunitaria”.
“Los Ashkenazim occidentales que han construido el estado sienten que son las categorías orientales las que han llegado al poder y quieren apoderarse del estado profundo. Sienten que son los que más sacrificios han hecho y que los que llevan ahora las riendas del poder son los que menos han hecho”.
Odeh, quien es el presidente de la Alianza del Frente y el Cambio, cree que esta categoría de Ashkenazim ha comenzado a rebelarse, especialmente desde que Netanyahu está involucrado en casos de corrupción.
Innumerables líderes políticos y militares israelíes multiplican sus advertencias de que esta crisis que dura ya 8 semanas, materializada en masivas manifestaciones acompañadas de violencia, corre el riesgo de ser fatal para “Israel”, evocando escenarios de “guerra civil”, “golpe de Estado” y “desintegración desde dentro”.
Source: Al Manar