La infancia palestina vive bajo los horrores de la ocupación israelí desde hace más de siete décadas, con la carga de traumas, sufrimiento, dolor y resentimiento que provocan las políticas de Tel Aviv.
En la franja de Gaza y Cisjordania la existencia de millones de personas está marcada por las consecuencias de la ocupación, que desde 1948 afecta de una u otra forma a todos los palestinos.
Las acciones que ejecutan el Gobierno y las fuerzas armadas de Tel Aviv tienen un impacto directo en el día a día de los palestinos, y los niños, en especial, son el sector más vulnerable.
Según la Oficina Central de Estadísticas, los menores de 18 años en los territorios ocupados, incluida Jerusalén oriental, suman 2,35 millones, un 43,9 por ciento de la población total.
Diversos estudios confirman los graves problemas psicológicos y sociales que enfrentan los menores por el conflicto. A esos traumas se suman la pobreza, la falta de viviendas, los arrestos y golpizas a ellos o a sus familiares, así como las carencias en materia de agua, electricidad, educación y salud.
En los territorios palestinos 2,1 millones de personas necesitan asistencia humanitaria, entre ellos 934 mil niños, alertó en diciembre el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Ellos sufren la violencia, la brutalidad y los crímenes que ejecutan a diario y de manera organizada las fuerzas de seguridad israelíes, denunció recientemente el ministro de Desarrollo Social, Ahmed Majdalani.
Las violaciones que practican sistemáticamente las tropas de Tel Aviv no solo dejan una huella en nuestros menores, sino que también los privan de sus derechos más básicos, afirmó Majdalani en un comunicado con motivo del Día del Niño Palestino, celebrado cada año el 5 de abril.
El funcionario destacó que desde el inicio de 2022 fueron asesinados por militares del vecino país cinco palestinos menores de 18 años y 78 en 2021.
Crisis de servicios
En su último informe publicado el pasado año, Unicef alertó sobre un aumento del retraso de crecimiento de los niños palestinos, que subió de 7,4 por ciento en 2017 al 8,7 por ciento en 2019-2020.
El organismo internacional destacó que en los territorios ocupados apenas el 59 por ciento de los hogares dispone de agua potable, aunque su distribución es muy desigual: si en Cisjordania alcanza el 95,1 por ciento, en la franja de Gaza solo llega al 6,3 por ciento.
La Autoridad Nacional Palestina depende en gran medida de la ayuda internacional, por lo cual se hace muy difícil brindar servicios básicos de calidad como acueductos, carreteras, viviendas, entre otros, muchos de los cuales son destruidos sistemáticamente por Israel.
En la franja de Gaza la situación es más grave debido a los daños en los sistemas de alcantarillados, eléctricos y de agua potable, en gran parte por los habituales ataques de las fuerzas israelíes.
La última operación castrense en el enclave costero, en mayo de 2021, causó daños económicos por valor de 570 millones de dólares, según datos del Banco Mundial.
Un estudio de Unicef destacó que tras esa ola de bombardeos, un 88 por ciento de los infantes en el territorio sufrieron daños psicológicos. “Traumas, pesadillas, agorafobia: ni siquiera los niños se salvan de las repercusiones de la guerra”, alertó.
Al igual que los adultos, los pequeños padecen a diario los efectos del muro levantado por Tel Aviv en Cisjordania, así como los numerosos puntos de control y las colonias judías, con graves repercusiones en el acceso a la educación, el agua y la salud.
En ambas zonas la pobreza obliga a muchos menores a abandonar la escuela para trabajar.
Represión
Otro problema que enfrenta ese sector poblacional es la represión de las fuerzas de seguridad israelíes.
Un informe de la Sociedad de Prisioneros Palestinos (PPS) reveló que desde 2015 hasta la fecha la policía y el ejército arrestaron a más de nueve mil infantes y adolescentes. En la actualidad 160 menores de 18 años cumplen condena en diversas cárceles de ese país.
La PPS alertó que muchos de ellos son capturados por la noche en los domicilios, golpeados delante de los familiares, esposados, mantenidos sin comida ni bebida durante largas horas y sometidos a interrogatorios sin la presencia de los padres.
También los obligan a confesar y firmar papeles sin conocer su contenido y los encierran en centros de interrogatorio por períodos hasta de dos meses.
La Sociedad de Prisioneros criticó la demora en el otorgamiento de permisos a los familiares para visitarlos; incluso, apuntó, en numerosos casos se les niega ese derecho.
“Israel” priva a muchos menores palestinos del derecho a la educación y al tratamiento médico, a obtener ropa, artículos personales y libros, y los castiga en diversas ocasiones.
En marzo, la organización de derechos humanos israelí HaMoked presentó una petición ante la Corte Suprema contra los arrestos de niños y adolescentes palestinos durante la noche. La ONG denunció que las detenciones nocturnas son una práctica muy habitual, lo cual, señaló, viola las normas internacionales.
Por su parte, la organización Save the Children denunció la existencia de violencia física y verbal, amenazas y aislamiento dentro de las prisiones.
Una encuesta de esa institución reveló que el 80 por ciento de los niños detenidos sufrieron palizas, agresiones verbales y cacheos desnudos, mientras el 90 por ciento se quejó por la falta de atención médica adecuada.
Casi la mitad no tuvo acceso a un abogado y a la mayoría se les amenazó con atacar a las familias.
Save the Children resaltó que el lanzamiento de piedras es el cargo más común contra ellos, y que les puede acarrear hasta 20 años de prisión.
Source: PL