Después de semanas de crisis política en Pakistán, el Tribunal Supremo del país anuló la orden de disolución del Parlamento en vísperas del juicio político a Imran Khan. Así, el líder del partido Tehreek-e-Insaf fue destituido de su cargo de primer ministro. Ciertamente, los acontecimientos en Pakistán deben verse como una consecuencia lógica de la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán y su nueva estrategia que tiende a aplicarse a las regiones del Sur y Sureste de Asia. EEUU busca que Pakistán abandone la alianza con China para bloquear la iniciativa del Cinturón y la Ruta.
En los últimos años, Imran Khan se ha acercado a Moscú y Pekín, y Pakistán llevaba el camino hacia la convergencia con las dos potencias euroasiáticas. El derrocamiento de Imran Khan sería así un golpe a la estrategia china.
En este contexto, tampoco se debe subestimar el papel de los regímenes del Golfo Pérsico, quienes nunca apreciaron el acercamiento de Imran Khan a Irán. Varios opositores al gobierno de Imran Khan son políticos cercanos a estos estados árabes. Este es el caso de Bilawal Zardari, cuyo padre fue aliado político de los Emiratos Árabes Unidos en la región. Shahbaz Sharif, el nuevo primer ministro designado por el Parlamento y su hermano, Nawaz Sharif. son cercanos a Arabia Saudí. Sin olvidar a Molana Abdel Rahma quien, conocido como el padre espiritual de los talibanes pakistaníes, forma parte de la oposición al ex primer ministro y mantiene vínculos con las escuelas saudíes en Pakistán.
La caída de Imran Khan se explica en gran medida por su estrategia de llevar a cabo una política exterior basada en un equilibrio de poder positivo con una mayor proximidad a Irán, China y Rusia. Por el contrario, el nuevo primer ministro, Shahbaz Sharif, que fue primer ministro de Punyab, es un aliado cercano de Mohammed bin Salman y la dinastía saudí.
Además, Shabaz, el nuevo primer ministro pakistaní, ya ha prometido establecer relaciones con los ejércitos occidentales, en particular con el ejército estadounidense. La promesa constituye una advertencia para Irán, China, Rusia e incluso India, ya que la proximidad de Pakistán a EEUU facilita los intentos de penetración de este país y sus aliados cerca de las fronteras de Irán, Rusia, China e India. Pakistán tendrá entonces el papel de quinta columna, papel que jugó el Brasil de Bolsonaro dentro de los BRICS en la época de Trump. Pakistán podría convertirse en el peón de EEUU dentro de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS).
Washington también sigue de cerca el acercamiento de India a Rusia y está particularmente interesado en mantener su proximidad a Nueva Delhi, aunque esta última no ha condenado la operación militar rusa en Ucrania y está tratando de establecer relaciones financieras independientes con Moscú.
Cabe señalar que Pakistán tendrá elecciones parlamentarias el año que viene, mientras continúan las protestas en el país contra la caída de Khan. Habrá que ver si, en tal contexto, los nuevos gobernantes podrán conservar el poder.
Source: Press TV