Irán puede ayudar a desnivelar la balanza mundial en favor de China. Así es como EEUU entró en pánico ante el anuncio de la firma del pacto estratégico Irán-China, un pacto que hará de la Nueva Ruta de la Seda china más que una “iniciativa imaginaria”. En su discurso del 2 de mayo, el Líder iraní, el ayatolá Jamenei, volvió brevemente a este temor: “Los estadounidenses quieren que la política exterior iraní se coloque bajo su influencia … Se ofenden cuando Irán se acerca a China o cuando profundiza sus lazos con Rusia. Los estadounidenses a veces incluso buscan impedir el movimiento de autoridades de otros países a Irán, tan grande es su preocupación por las orientaciones de la política exterior iraní”.
Los estadounidenses incluso acaban de anunciar que han liberado a cuatro prisioneros iraníes y están dispuestos a devolver unos 7.000 millones de los activos congelados de Irán, una información desmentida el domingo por el portavoz de la diplomacia iraní, pero que, sin embargo, revela el grado de inquietud que sacude a los estadounidenses ante la perspectiva de una inclinación definitiva de Irán hacia el Este. Este miedo incluso empujó a Washington a desoír a los israelíes, a deshacerse de los saudíes, a alejarse de los emiratíes, en resumen, a hacer cualquier cosa.
Christopher Mott analiza el tema en un artículo para The National Interest, que cree firmemente que Irán ocupa la posición clave de una gran potencia en Eurasia.
“Si EEUU no gana el favor de Irán, será un desastre para Washington. Con la intención declarada de la administración Biden de revivir el acuerdo nuclear de Irán de 2015, una oportunidad bienvenida para reconectarse con la diplomacia en una parte del mundo atribulada, ahí podría estar el futuro. Incluso si esa intención se ve comprometida por las recientes acciones de EEUU en Siria, es imperativo que tales provocaciones ya no ocurran por los intereses a largo plazo de la relación. Desde la posibilidad de evitar varias guerras indirectas hasta la normalización del comercio en el Golfo Pérsico, la necesidad de utilizar la diplomacia para interactuar con Irán se está volviendo más evidente para muchos en Washington. Pero el comercio no lo es todo en esta historia. Lo que también debe tenerse en cuenta, además de los beneficios inmediatos del retorno al acuerdo nuclear, son las oportunidades geopolíticas que se abrirían a EEUU en Eurasia, siempre y cuando las relaciones entre EEUU e Irán se normalicen adecuadamente.”
Y el autor continúa: “Más de 80 millones de iraníes viven en una meseta que conecta directamente el centro energético del Caspio con el Golfo Pérsico. El terreno es considerablemente defendible ante ataques externos. Irán también tiene un auge demográfico de trabajadores de primer nivel y es un país económicamente importante. Su PIB nominal ronda el extremo inferior del grupo de 30 países más ricos del mundo a pesar de más de cuatro décadas de sanciones económicas, lo que muestra un enorme potencial innato en este país. La pregunta es, ¿cómo sería la economía iraní sin obstáculos y plenamente autorizada para acceder al mercado internacional? Sin embargo, China ofrece esa perspectiva a Irán y ahí es donde reside todo el peligro (para EEUU)”.
Es cierto que esto (la aproximación a Irán) puede sonar preocupante para algunos políticos estadounidenses, pero, sin embargo, es una oportunidad para aquellos que no están a favor del proceso actual de política exterior, ya que Irán ocupa un importante espacio potencial entre China, Rusia e India. Dado que la retórica de los formuladores de políticas en EEUU se está moviendo claramente hacia una posición competitiva con respecto a otras grandes potencias, debe considerarse que un Irán cercano a Occidente derrotaría el proyecto euroasiático chino. Pero un Irán cercano al Este, probablemente jugaría un papel clave como equilibrador regional, siempre buscando maximizar su autonomía frente a todas las grandes potencias, y especialmente frente a EEUU.
Si los legisladores estadounidenses quieren maximizar sus opciones a largo plazo para un mayor poder diplomático sin la necesidad de más intervenciones militares, sería prudente considerar que el reinicio del acuerdo nuclear de Irán podría ser simplemente el comienzo de una nueva fase de las relaciones entre Irán y EEUU. Una etapa en la que Irán jugaría un papel importante en la consecución del objetivo de larga data de los geoestratistas estadounidenses: la prevención de que una gran potencia o una red de alianzas domine el supercontinente euroasiático y que esta red en todo caso no sea especialmente pro-China o pro-Rusia. El camino a seguir puede ser difícil y aún deben superarse muchos desafíos, pero vale la pena si los estadounidenses se toman en serio la competencia con China y Rusia sin recurrir a las armas. Detener las acciones militares actuales en favor de un compromiso diplomático pleno es la única forma de lograrlo. Aún así, los iraníes son demasiado inteligentes y saben jugar y ahí radica todo el problema para EEUU”, concluye el analista Christopher Mott.
Source: Press TV