Desde que asumió el cargo de príncipe heredero, Mohammed bin Salman ha cometido muchos errores. La gestión saudí polémica de los asuntos internos y los conflictos diplomáticos, o incluso militares, en los que ha sumergido a Arabia Saudí ha llevado a la economía de ese país a una situación desastrosa, que podría empeorar aún más después del reciente conflicto diplomático con Canadá.
Enredado en un conflicto político con Qatar y una intervención militar desastrosa en Yemen, el reino wahabí se enfrascó este verano en otra crisis, esta vez con Canadá. En respuesta a las protestas de la ministra canadiense de Asuntos Exteriores sobre la detención en el reino de mujeres que criticaron al gobierno saudí, Mohammed bin Salman (MBS) expulsó el embajador de Canadá en Riad, anuló los acuerdos comerciales con Ottawa y retiró a 15.000 saudíes de los centros educativos y hospitales canadienses. A principios de agosto, Arabia Saudí incluso empeoró la crisis diplomática al anunciar la suspensión de los enlaces aéreos entre los dos países. En medio de la Peregrinación a Meca, esta decisión, altamente simbólica, perjudicó particularmente a los ciudadanos saudíes que viven en Canadá.
Las inversiones extranjeras en su nivel más bajo
Al igual que el embargo a Qatar, que rápidamente se volvió contra Arabia Saudí y sus aliados, el conflicto con Canadá podría ser muy costoso para MBS. Al igual que hizo Suecia el año pasado, el gobierno canadiense podría suspender un acuerdo de armas, por valor de 12.000 millones de dólares, firmado en 2014 con Riad.
Desde 2017, Ottawa ha enviado casi 65 millones dólares en ayuda humanitaria para apoyar a la población yemení. Condenado por la comunidad internacional por sus acciones en Yemen, donde el ataque a un autobús escolar a principios de agosto es solo el último episodio de una cadena de brutales crímenes, MBS tiene un historial desastroso desde que llegó al poder como ninistro de Defensa en enero 2015 y su posterior entronización como príncipe heredero en junio de 2017.
El deterioro de las relaciones diplomáticas con varios países y el arbitrario arresto de varias de las mayores fortunas de Arabia Saudí redujeron la inversión extranjera directa (IED) en el reino en un 80% entre 2016 y 2017 (7.000 millones frente a 1.400 millones), de acuerdo con las cifras de las Naciones Unidas. En 2012, eran más de 12.000 millones … Resultado: las inversiones directas en la economía saudí alcanzaron el año pasado un nivel históricamente bajo, cayendo incluso por debajo de los niveles de otros estados vecinos como Jordania y Omán. El número de empresas registradas en el reino también se ha reducido significativamente. Y todo ello con el trasfondo de la huida de los inversores del país.
Crece la oposición a MBS en EEUU
Las inversiones extranjeras, sin embargo, son un pilar fundamental de la ambición de Arabia Saudí y de su Visión 2030 para diversificar la economía nacional y protegerla de su dependencia casi exclusiva de los precios del petróleo. Aunque Washington continúa apoyando a Riad contra viento y marea, cada vez más voces se alzan en EEUU contra las políticas saudíes.
Al igual que la mayoría de los medios de comunicación estadounidenses, el Congreso de los EEUU ha mostrado una creciente oposición a la autocracia de MBS, que no admite críticas ni dentro ni fuera de sus fronteras. Aunque el príncipe heredero saudí mantiene unas relaciones cordiales con Donald Trump su sed de poder podría poner en peligro las relaciones diplomáticas entre los dos países. El verano pasado, la intervención del ex secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, habría impedido, con su veto, la invasión militar de Qatar por parte del ejército saudí.
En vista de su catastrófico historial en menos de cuatro años en el poder, nadie sabe qué le deparará el futuro a Arabia Saudí con ese personaje a la cabeza.
Source: Planete Bus