Las ya tensas relaciones entre Francia y países de África Occidental experimentan esta semana una escalada tras propósitos del presidente Emmanuel Macron sobre la lucha antiterrorista, rechazados por Senegal y Chad.
La víspera, durante la tradicional reunión anual con los embajadores franceses, el mandatario alegó la “ingratitud” de líderes africanos, que “olvidaron decir gracias” por el papel de París en el combate al terrorismo en el continente.
Incluso fue más allá, al manifestar que algunos de ellos no encabezarían un país soberano, de no desplegarse el ejército francés para luchar contra los diversos grupos yihadistas, particularmente agresivos en la convulsa región del Sahel.
La reacción no se hizo esperar, y el primer ministro senegalés, Ousmane Sonko, respondió en la red social X que Francia carece de la capacidad y la legitimidad para garantizarle a África su seguridad y su soberanía.
“Todo lo contrario, ella ha contribuido con frecuencia a desestabilizar países como Libia, con consecuencias desastrosas constatadas en la estabilidad y la seguridad del Sahel”, denunció.
Sonko también negó que Dakar negocie de alguna manera el futuro de las tropas francesas situadas en su territorio, lo cual Macron comentó ayer a sus embajadores, reiterando que ya Senegal tomó una decisión soberana, la salida de las mismas este año.
En el pasado reciente los soldados galos de la operación antiterrorista Barkhane, activada en el Sahel, se retiraron de Mali, Burkina Faso y Níger por reclamo de sus autoridades, que asumieron el poder a raíz de golpes de Estado.
Por si fuese poco, el presidente de Costa de Marfil, Alassane Outtara, anunció en su discurso de fin de año el repliegue “concertado y organizado” de las tropas francesas, con la entrega este mes de la base militar de Port-Bouet.
De acuerdo con analistas, la pérdida de influencia francesa en el occidente de África resulta evidente, una parte del planeta que colonizó apropiándose de recursos minerales estratégicos, entre ellos el uranio.
También el canciller de Chad, Abderaman Koulamallah, reaccionó a las declaraciones de Macron, las que calificó de un desprecio hacia África y los africanos.
En un comunicado, el alto funcionario agregó que la presencia militar francesa se ha limitado bastante a los intereses estratégicos de París, y no a los del pueblo de Chad, que también demandó la salida de los efectivos galos.
“Macron debería preocuparse por los problemas de los franceses”, subrayó.
Los propósitos del mandatario sobre África provocaron igualmente rechazo en su país, a juzgar por las críticas en las redes sociales del líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, quien lo acusó de agravar las relaciones internacionales con sus criterios. Ese partido de izquierda atribuyó al jefe de Estado “un paternalismo colonial intolerable”.
El deterioro de los vínculos con África Occidental no es el único problema de Francia en el continente, si se tiene en cuenta el mal momento que viven sus nexos con Argelia.
Según el canciller Jean-Noel Barrot, Argel muestra “dudas” en su voluntad de cara al cumplimiento de la hoja ruta pactada en 2022 para reimpulsar las relaciones bilaterales.
Medios de prensa enmarcan el retroceso en temas como el reconocimiento francés a la soberanía marroquí del Sahara Occidental, cuya independencia apoya Argelia, y el arresto en la nación norteafricana del escritor franco-argelino Boualem Sansal.
Source: Prensa Latina