Rusia ha aprobado un nuevo documento de su nueva estrategia naval. Partiendo de la base militar naval de Tartús, Putin aspira a establecer otras bases en el Mediterráneo y en el Mar Rojo hasta el Golfo Pérsico, si es posible. No son especulaciones. Son objetivos en la nueva doctrina naval rusa que Putin firmó el pasado domingo, en el marco de las celebraciones del Día de la Marina, y el nuevo documento se anuncia en la información oficial del gobierno.
El documento se refiere a Tartús como el principal centro logístico de la Armada en la región y añade: “En el Mediterráneo, está previsto garantizar la presencia naval de la Federación Rusa de forma permanente sobre la base del acuerdo sobre la presencia en el territorio de la República Árabe Siria, y el establecimiento y desarrollo de otros centros de apoyo logístico a la flota en el territorio de otros países de la región”.
Lo nuevo en el asunto es situar a Tartús, por primera vez, dentro de la doctrina de la Armada Rusa, otorgándole una posición clave para sustentar una presencia permanente en el Mediterráneo, con un énfasis en la expresión “presencia permanente” relacionada en este contexto con una presencia en Tartús.
Hace cinco años, se firmó un acuerdo para expandir las instalaciones de Tartús, que pasó de ser efectivamente de lo que parecía un modesto centro para el mantenimiento de buques de guerra a una base naval integrada, que incluye la capacidad de recibir cruceros nucleares bajo un contrato de 49 años, renovado automáticamente por 25 años más, a menos que una de las partes exija su terminación a la expiración de su término legal.
Es de destacar que el desarrollo de la nueva doctrina se produjo en el contexto del choque ruso-occidental en Ucrania, y menciona el inicio del uso de misiles hipersónicos dentro de la flota rusa, y lo más importante, advierte de confrontar lo que describe como amenazas de Occidente o la OTAN en varios mares y océanos.
Esta es una razón adicional para dar a Tartús un lugar más importante que antes, como el punto de apoyo más importante para el pie ruso en las “aguas cálidas” que los zares soñaban alcanzar.
La inclusión de Tartús dentro de la estrategia militar rusa implica mirar al resto de Siria desde el mismo ángulo, es decir, como parte del espacio vital ruso.
En otras palabras, Moscú no permitirá la presencia en Damasco de un gobierno que no acepte su permanencia en Tartús y en la base área de Hamaimim también.
Esto, si bien se sabía desde la firma del acuerdo de expansión hace cinco años, pero hoy toma el estatus de una afirmación estratégica en un momento en que Moscú muestra una determinación más fuerte para preservar sus áreas de influencia.
Source: Diversas