El lunes 11 de julio, el canciller iraní, Hossein Amir-Abdollahian, se reunió en Roma con su homólogo italiano, Luigi Di Maio, con quien discutió los acontecimientos bilaterales, regionales e internacionales. Para regocijo del italiano, el iraní habló de las relaciones histórica entre Teherán y Roma y de las capacidades recíprocas para ampliarlas, subrayando la necesidad de que ambas partes utilicen estas posibilidades para que la cooperación se amplíe tanto como sea posible, en particular en los ámbitos económico y comercial.
En Europa, es Italia la que está respondiendo en mayor medida a los esfuerzos de Irán para desarrollar vínculos. Roma y Teherán se burlaron de las sanciones estadounidenses y sus consecuencias. Más tarde, Amir-Abdollahian fue un invitado estrella del encuentro de la Cámara de Comercio Italo-Iraní, donde pudo recordar que la energía nuclear y un acuerdo son buenos pero Europa debería pensar primero en su seguridad alimentaria y energética. El ministro iraní no lo dijo en voz alta pero cuando mencionó con orgullo el corredor Norte-Sur que a través del territorio iraní transita mercancías rusas a la India, pensó que Trump arruinó el acuerdo nuclear no tanto para socavar Irán, que sabe vivir bien con las sanciones, sino para dañar a Europa y su independencia.
Este acercamiento a Irán no es exclusivo de Italia. Hace unos días, el Parlamento de Bélgica aprobó una ley que autoriza el intercambio de presos con Irán. Francia, cuyo presidente en un exceso de realismo reconoció recientemente que sin la presencia del petróleo y el gas de Irán y Venezuela en el mercado los precios de estos productos se dispararán, también tiende a tomar este camino, tal manera que el mecanismo de sanciones sólo será respetado por los propios estadounidenses.
¿Será la tímida venganza de los verdaderos-falsos aliados de un EEUU cuya política consiste en liquidar política, económica y militarmente a Europa? Puede ser. El hecho es que el tiempo se está acabando. En ausencia del petróleo ruso, Francia, que puede enorgullecerse de haber sido lo suficientemente inteligente como para no permitir que los estadounidenses liquidaran sus centrales nucleares, lo que obviamente no es el caso de Alemania, que se está reconectando con el carbón y madera. ¿Aprenderá Europa las lecciones de los desastres políticos y económicos a los que está sometida debido a su seguidismo de EEUU?
Source: Press TV