El asesor de seguridad nacional de Donald Trump, Michael Flynn, presentó el martes su dimisión tras sufrir fuertes ataques de parte de los círculos políticos y mediáticos por haber contactado con un diplomático ruso y haber discutido con él las sanciones aprobadas por Barack Obama contra dicho país.
La Casa Blanca había iniciado poco antes una investigación sobre este hecho este fin de semana, según Reuters.
El general del Ejército de EEUU retirado, que encabezó en una ocasión la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), fue acusado de haber discutido la eliminación de las sanciones con el embajador ruso, Serguei Kislyak, semanas antes de la inauguración de Trump, el 20 de enero.
Flynn negó las acusaciones en principio y el vicepresidente, Mike Pence, incluso salió en televisión negando los hechos.
Sin embargo, cuando el Washington Post informó la pasada semana que varios responsables habían hallado pruebas de un posible contacto, Flynn cambió su discurso y dijo que él había discutido las sanciones pero no podía recordarlo con el 100% de certeza.
Según el Post, los dos mantuvieron una serie de llamadas telefónicas en el mes anterior a que Trump llegara a la Presidencia.
“Kislyak se quedó con la impresión de que las sanciones serían revisadas en un momento posterior, cuando Trump estuviera en la Cada Blanca”, dijeron funcionarios estadounidenses al Washington Post el 9 de febrero.
Un responsable dijo a Reuters que esta admisión había irritado a Pence, que basó su defensa de Flynn en una simple conversación y no en hechos concretos.
Flynn se disculpó luego con Pence y otros, señaló el informe de Reuters citando a otro responsable.
Cualquier discusión de las sanciones equivaldría a violar la ley que impide a ciudadanos privados implicarse en temas oficiales de política exterior.
El consejero de política de Trump, Stephen Miller, rechazó declarar explícitamente si Trump respaldaba a Flynn o no.
“Ésa es una pregunta para el presidente”, dijo a los reporteros al ser preguntado si el presidente tenía aún confianza en su asesor de seguridad nacional.
Mientras tanto, el congresista Elijah Cummings, que es el demócrata de mayor rango en el Comité de Supervisión y Reforma del Gobierno, dijo que Flynn debería perder su autorización de seguridad.
Éll hizo las declaraciones en una entrevista con ABC el domingo, señalando que la verdadera cuestión era si Trump sabía de sus contactos de antemano.
“¿Pidió el presidente al general Flynn que hablara con el embajador (ruso)? ¿Tuvo conocimiento del encuentro? Si supo sobre esta conversación ¿cuando lo hizo? Esto, para mí, esa es la cuestión clave. Y tenemos que averiguar cuál es la respuesta”, dijo.
Por otro lado, un reportaje de Politico ha señalado que Trump está cada vez más frustrado por la forma en que algunos altos consejeros desempeñan sus obligaciones y esto podría llevar a cambios en su gabinete. Aparte de Flynn, del cual “Trump piensa que es un problema”, el presidente se queja también del secretario de Prensa, Sean Spicer, y del jefe de Personal, Reince Priebus, señala Politico, que cita a mas de una docena de personas que han hablado con Trump o sus altos consejeros. A Trump no le ha gustado cómo Spicer aborda ciertos temas.
En cuanto a Priebus, Trump cree que “no le dio buenos consejos y le presionó para que aprobara rápidamente la orden ejecutiva que prohibía la entrada de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana en lugar de esperar, como él quería”, lo cual provocó un amplio rechazo popular y la suspensión de la orden por un tribunal.
¿Provocó la CIA la dimisión de Michael Flynn?
Algunos medios sugieren que el escándalo Flynn ha sido promovido por ciertos medios que intentan impedir que Trump siga adelante con su decisión de levantar o suavizar las sanciones contra Rusia. Estos medios han apuntado directamente a la CIA, que pudo ser la fuente que filtró la existencia de los contactos entre Flynn y el embajador ruso.
Recientemente, la CIA negó a Robin Townley, ayudante del consejero de Seguridad Nacional, la acreditación necesaria para poder participar en las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional, obligándolo así a dimitir.
Robin Townley había sido designado principal asistente del consejero de Seguridad Nacional, el general Michael Flynn, y se había previsto su participación en el Consejo de Seguridad Nacional a título de director a cargo de África.
La negativa de la CIA sobre la acreditación de Townley fue una clara represalia por el Memorándum del presidente Trump que puso fin al estatus del director de la agencia como miembro permanente de Consejo de Seguridad Nacional.
Según la CIA, al confirmar al diplomático ruso las declaraciones del entonces candidato Donald Trump sobre la necesidad de levantar las sanciones contra Moscú, el general Flynn habría incurrido en un delito de espionaje. La maniobra de la agencia pasa por alto el hecho que las declaraciones de Trump a favor del levantamiento de las sanciones contra Rusia eran públicas.
Source: Politico