Rusia ha anunciado que su operación especial en Ucrania tiene como objetivo “desmilitarizar Ucrania”. Esta guerra también podría obtener otro logro mucho más importante, y es la “desmilitarización de las finanzas globales”. Las siguientes líneas resumen un artículo publicado el domingo 6 de marzo sobre este tema por la agencia de prensa Tasnim.
Desde el inicio de las operaciones rusas en Ucrania, EEUU y sus aliados han incluido en la agenda amplias sanciones contra Moscú y sus instituciones financieras. A diferencia de las anteriores, estas sanciones cubren un área bastante amplia. La expulsión de ciertos bancos rusos de la red bancaria SWIFT (Financial Action Task Force, FATF) es la parte más significativa de esta guerra económica formal desatada contra Rusia.
Es cierto que algunos estadistas norteamericanos acogieron muy favorablemente esta medida. Pero Wall Street, por su parte, no oculta sus preocupaciones. El medio estadounidense Bloomberg escribió el 25 de febrero que algunos de los principales bancos de Wall Street habían advertido al presidente Joe Biden y al Congreso de EEUU que no expulsaran a los bancos rusos del sistema SWIFT.
El argumento de JP Morgan y Citigroup al respecto fue claro: “La expulsión de Rusia de la red SWIFT acercará a Rusia y China, complicará el seguimiento de las transacciones financieras globales, conducirá a un reemplazo de SWIFT por otras redes, lo que debilitará el peso del dólar, pondrá en peligro el lugar de EEUU como garante del actual orden mundial y, en última instancia, destruirá la hegemonía financiera de EEUU en el mundo”.
Las sanciones relacionadas con el SWIFT son, de hecho, un ejemplo de la llamada política de “militarización de las finanzas”. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y al amparo de la famosa política antiterrorista, EEUU intensificó su control sobre el SWIFT, exigiendo a los países miembros que respetaran y adoptaran políticas favorables a los intereses de Washington. Así fue como SWIFT se convirtió en un arma para amenazar a otros países.
Y también lo fue el dólar estadounidense, que anteriormente reemplazó a la libra esterlina como moneda de reserva mundial. Esta mejora de la posición del dólar garantizó a los americanos que en adelante habría una permanente y fuerte demanda de inversiones en dólares a escala internacional.
La preferencia de bancos centrales y empresas privadas de varios países por trabajar con bonos del Tesoro de EEUU ha permitido que EEUU se beneficie de grandes intereses financieros relacionados con los ingresos en dólares de otros países. Pero eso no es todo. EEUU ha transformado su moneda nacional en una espada de Damocles para blandir amenazas contra otros países todo el tiempo e imponer su dictado en materia de gestión de seguridad y política exterior.
Sin embargo, el uso excesivo de sanciones por parte de EEUU, sin tener en cuenta la soberanía de los países objetivo, con el tiempo reveló señales de que el dólar no seguiría siendo un arma eficaz en manos estadounidenses para siempre. Expertos económicos dentro y fuera de EEUU advierten que “el proceso de colapso de las sanciones ya ha comenzado”, añadiendo que el uso excesivo de las sanciones, especialmente la política de máxima presión del ex presidente estadounidense Donald Trump contra Irán, ha contribuido en gran medida al surgimiento de esta situación.
En octubre de 2021, el Tesoro de EEUU publicó un informe oficial que señalaba que el uso de sanciones por parte del gobierno de EEUU había aumentado en un 933 % desde 2000, lo que redujo, particularmente bajo la presidencia de Trump, el uso del dólar incluso por parte de los aliados de Washington.
Entre los no aliados cabe mencionar el caso de Rusia. Desde 2018, el Banco Central de la Federación Rusa ha reducido sus tenencias de bonos del Tesoro de EEUU, estimadas anteriormente en alrededor de 100.000 millones de dólares, a menos de 10.000 millones y este proceso ha continuado sin cesar desde entonces.
¿Cómo conduce el uso excesivo de sanciones a largo plazo a un colapso de las sanciones?
Para responder a esta pregunta, es mejor referirse a los argumentos de expertos, que podrían resumirse en dos categorías:
1. Los principales aliados de Washington, especialmente los países europeos, cuanto más ven a EEUU considerando únicamente sus propias preferencias políticas con la imposición de “sanciones extraterritoriales”, más se reafirman en la necesidad de establecer mecanismos decisorios independientes para garantizar sus propios intereses. Y ya hay señal de que los europeos han tomado medidas para hacerlo. Según la publicación oficial de Bruselas sobre finanzas y comercio, “la Comisión Europea propuso en diciembre de 2021 una nueva herramienta para contrarrestar el uso de la coerción económica por parte de terceros países. Este instrumento legal es una reacción al hecho de que la UE y sus Estados miembros se han convertido en el objetivo de una presión económica deliberada en los últimos años. Esto fortalecerá los intereses de la UE y le permitirá defenderse mejor en el escenario mundial”.
2. Los expertos advierten que el uso excesivo de sanciones por parte de Occidente empujará a las economías del mundo a crear un nuevo orden monetario para las transacciones económicas y comerciales.
Ambas categorías de advertencia y preocupación antes mencionadas pueden evaluarse en el caso de la guerra económica occidental contra Rusia. El endurecimiento de las sanciones contra Rusia de hecho aumentará estas preocupaciones, posiblemente incluso acelerando el proceso de colapso de las sanciones. Tomemos el ejemplo de India: el país está examinando todos los posibles mecanismos de pago para continuar el comercio con Rusia, escribió el Economic Times el 4 de marzo.
Sin embargo, la principal preocupación de las firmas financieras en Wall Street cae dentro de la segunda categoría. Las sanciones impuestas a Rusia en relación con los acontecimientos en Ucrania podrían conducir a la creación de nuevos polos orientados hacia partes no occidentales en el orden monetario internacional y esto creará un nuevo orden en el sistema financiero mundial.
China y Rusia han lanzado en los últimos años sistemas sustitutos para reemplazar al SWIFT. Probablemente, cada vez más países intentarán encontrar formas de reducir la efectividad de las sanciones de EEUU, luego de haber sido sorprendidos desagradablemente por una cruda realidad: el arma de las sanciones de EEUU no está diseñada solo contra el Sur.
Aún así, China lanzó en 2015 y todavía está desarrollando el CIPS, un sistema internacional independiente de pago y compensación de yuanes. Según los últimos datos reportados por el diario L’Opinion, el CIPS cuenta actualmente con 1.280 entidades usuarias en 103 países alrededor del mundo.
Por su parte, Rusia lanzó en 2014 su SPFS, el equivalente ruso del sistema de transferencias financieras SWIFT. No menos de 400 instituciones financieras son miembros del SPFS en la actualidad. Y se puede decir que los primeros esfuerzos para crear nuevos polos dentro del orden monetario internacional se observaron después de la expulsión de Irán de la red SWIFT.
En definitiva, la participación del dólar entre las monedas de reserva en el mundo se ha reducido al 52%, su nivel más bajo en los últimos 25 años, según un informe facilitado en mayo de 2021 por el Fondo Monetario Internacional (FMI), informe corroborado por la revista Newsweek. Esta última se refirió en mayo de 2021 a declaraciones de expertos que estiman que el dólar podría perder por completo su lugar entre las monedas de reserva en el orden monetario internacional, y esto en un futuro no muy lejano.
Source: Press TV