El periódico libanés Al Akhbar ha revelado las dimensiones y detalles de la nueva embajada de EEUU en el Líbano en un artículo, diciendo que Washington está utilizando la ubicación como una nueva base de espionaje en la región. El coste del proyecto es de más de 1.000 millones de dólares.
EEUU ocupa el segundo lugar en el mundo (después de China) por el número de misiones diplomáticas en todo el mundo, incluidas embajadas en 166 países (de 193) de los estados miembros de las Naciones Unidas, una misión observadora en el Vaticano y dos embajadas en Kosovo y Taiwán (no incluidos en las Naciones Unidas).
Con el inicio de la Primera Guerra del Golfo Pérsico, después de que los neoconservadores tomaron el poder en EEUU, la administración estadounidense reabrió sus ojos hacia el Oriente Medio, marcando el comienzo de la era del desarrollo y la expansión de las embajadas de EEUU en los estados del Golfo Pérsico, Somalia, Afganistán, Egipto e Iraq.
La Embajada de EEUU en la Zona Verde cerca del Aeropuerto de Bagdad, Iraq, es la embajada estadounidense más grande del mundo, con una superficie de casi 500.000 metros cuadrados.
La conclusión de esta breve historia sobre las embajadas estadounidenses en el mundo fue el Líbano, con el inicio de los preparativos, en 2008, para construir allí una nueva embajada, tras la histórica derrota de la entidad sionista en su fallida guerra con la Resistencia libanesa en julio-agosto de 2006.
En un área de 90.000 metros cuadrados de edificios (cubiertos) y 120.000 metros cuadrados de espacio abierto, hay una lista muy grande de funciones y salas desconocidas en los edificios tradicionales de la embajada.
La Embajada cuenta con una serie de oficinas y centros de investigación especializados y de alta tecnología, que han sido preparados para ser protegidos a nivel de ingeniería y seguridad con las mismas técnicas que se utilizan para proteger los edificios catalogados como “extremadamente peligrosos”, como las instalaciones nucleares y las salas de “mando y control” de las bases militares estadounidenses.
En cuanto a los centros de investigación especializados, la embajada incluye un centro de monitoreo y hackeo de medios, cuya misión es el mundo virtual y las plataformas de redes sociales, y un centro de escucha complejo con encriptación, además de un Centro que actualiza en tiempo real todos los datos e información recopilados por la embajada a través de sus medios electrónicos.
La embajada también contiene una gran cantidad de trabajos relacionados con individuos y grupos (libaneses y no libaneses) que entran en el círculo de intereses comunes con la administración estadounidense.
Entre ellos, destacan las organizaciones de la sociedad civil (el nuevo aliado) y los partidos con una relación histórica con EEUU, además de una amplia gama de figuras políticas, sociales y de derechos humanos y medios de comunicación.
¿Qué preocupa a los libaneses de la nueva embajada?
– En primer lugar, las funciones que están contenidas en el proyecto de la nueva embajada van más allá del concepto habitual y tradicional de embajadas reconocidas entre países. Lo que es peligroso y perturbador tiene que ver con los amplios márgenes que la administración estadounidense se ha fijado para violar la privacidad de los países e interferir descaradamente en sus asuntos internos.
– En segundo lugar, el uso por parte de la administración estadounidense de sus más altas capacidades científicas y técnicas al servicio del espionaje, el reclutamiento y el sabotaje en un país pequeño como el Líbano muestra claramente que el papel de este proyecto trasciende las fronteras libanesas. Y esta es una prueba irrefutable de que la batalla se encuentra ahora en otra etapa después de que las guerras a través de terceros ya no sirven, después del fracaso de todos los agentes, incluida la actuación del propio “Israel”, para preservar los grandes intereses estadounidenses en la región.
– En tercer lugar, las organizaciones de la sociedad civil afiliadas a EEUU están llamadas a desempeñar un papel importante en las operaciones de la Embajada.
Todo sugiere que una nueva guerra estadounidense-sionista contra el Líbano está en marcha en todas las dimensiones militares, de seguridad, culturales, intelectuales, económicas, financieras, científicas, psicológicas, etc.
En esta situación, el Líbano necesita dirigentes sabios, capaces y valientes que no le teman a la hegemonía estadounidense.
Muchos analistas y expertos creen que la implementación de un proyecto de esta magnitud en Beirut no es sin razón, y que este proyecto tiene una dimensión tanto militar como política.
Se encuentra a unos 100 kilómetros de la base naval rusa en Tartus, Siria, y solo a unas pocas decenas de kilómetros de la frontera sur del Líbano, donde están estacionadas las fuerzas internacionales y miembros de Hezbolá.
Source: Al Akhbar