La ciudad israelí de Umm al Fahm, habitada por árabes, amaneció este jueves paralizada por una huelga general en protesta por la violencia criminal contra esa minoría.
Cadenas de televisión nacionales mostraron imágenes de instituciones, escuelas y negocios cerrados en la localidad, de más de 56.000 pobladores y ubicada cerca de la Línea Verde, frontera de facto entre este país y la ocupada Cisjordania.
Esta semana dos personas fueron asesinadas en Umm al Faham, lo que elevó a 102 el número de árabes-israelíes que murieron de forma violenta en 2021 en esta nación levantina.
Los descendientes de los palestinos que no fueron expulsados de sus tierras tras la creación del Estado judío, en 1948, denuncian desde entonces que son tratados como ciudadanos de segunda.
En la actualidad suman 1,9 millones de personas que suponen casi un 21 por ciento del total de la población nacional.
La ONG Sikkuy asegura que una de las principales razones de las diferencias entre los ciudadanos árabes y judíos es la asignación desigual de los recursos estatales.
Sikkuy resaltó en su reporte anual 2020 que un 14,5 por ciento de las familias judías vive por debajo del umbral de la pobreza, mientras que entre las árabes el flagelo alcanza al 45,3 por ciento.
Esa situación provocó un estallido social en mayo último en las ciudades mixtas o pobladas mayoritariamente por personas de origen palestino, en medio de una ofensiva militar de las fuerzas de Tel Aviv contra la franja de Gaza y la represión en Jerusalén oriental.
Además de denunciar la agresión a sus hermanos palestinos, los manifestantes reclamaron igualdad de derechos y el fin de la discriminación legal, económica e institucional.
Localidades como Lod, Acre, Ramle y Jaffa fueron escenarios de violentos disturbios, calificados por el entonces presidente israelí, Reuven Rivlin, como “una guerra civil”.
Source: PL