El terremoto afgano ha enviado sus ondas de choque a Iraq: ocho ataques con bomba contra convoyes con suministros estadounidenses en menos de 12 horas todos reivindicados por Ashab al Kahf (La Gente de la Cueva), este componente de la Resistencia iraquí que poco después de la caída de Kabul el martes dijo al final de un comunicado que “ya no se permite a las tropas de ocupación repostar”.
Los ataques con bombas de las últimas horas han golpeado casi simultáneamente Bagdad, Dhi Qar al Muthana, Abu Ghraib, Babel, Salahhedin, Qadisiya, o la totalidad de las arterias de comunicación que permiten a las tropas de ocupación estadounidenses abastecerse de armas, municiones y efectivos, procedentes de Kuwait y Siria, a través de puntos de cruce que el gobierno iraquí no puede controlar.
Iraq es un miembro del eje de la Resistencia a través de una ruta terrestre que comienza desde las fronteras occidentales de Irán y se extiende hasta el extremo oriental del Mediterráneo y más allá. Esta ruta pasa necesariamente por Iraq, que sirve de enlace con el Líbano y Siria.
Irán e Iraq son dos países ricos en petróleo, gas y otros minerales. Y la conexión en el campo de la energía crea otras conexiones.
¿Podrá entonces EEUU mantener su presencia militar en Iraq? Los estadounidenses tienen dos condiciones básicas para mantener su ejército en cualquier país. En primer lugar, el ejército norteamericano no debe ser atacado en el país anfitrión y el gobierno del país anfitrión debe brindar garantías reales para evitar ataques contra las fuerzas de EEUU. En segundo lugar, las fuerzas armadas estadounidenses disfrutan automáticamente de inmunidad allí donde tienen su base. En Iraq, este doble estatus ya no existe. Cualquier obstinación estadounidense en demorar la retirada hará que esta sea probablemente sea más caótica y onerosa.
Source: Press TV