Pocas horas después de firmar un comunicado de prensa que confirma la muerte de dos oficiales estadounidenses, muertos supuestamente por terroristas del Daesh en el norte de Iraq, aunque esta afirmación parece muy extraña ya que las tropas estadounidenses no han participado en ninguna de las operaciones antiterroristas de las fuerzas iraquíes desde el 5 de enero, el general McKenzie, jefe del CentCom, informó el martes 10 de marzo sobre el “despliegue de las baterías de misiles Patriot en Iraq” para “proteger a las tropas estadounidenses de los ataques de misiles iraníes”.
Este anuncio se realizó 24 horas después de una retirada apresurada de las tropas estadounidenses de su base del oeste de Al Anbar, que se encontraba en una fábrica de fosfatos y que estaba situada muy cerca del cruce fronterizo de Al Qaim / Abu Kamal en la frontera con Siria, donde la Resistencia iraquí y especialmente Kataib Hezbolá está ampliamente presente y que, según fuentes dignas de confianza, está trabajando rápidamente para consolidar sus posiciones.
El blandir el espantapájaros de los Patriot parece hacerse eco de un temor que la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, había expresado el 26 de febrero cuando amenazó a Irán y a la Resistencia iraquí con más asesinatos selectivos “si algo desagradable les sucede a las tropas estadounidenses”. Este algo les sigue sucediendo sin provocar ninguna reacción por parte de los norteamericanos. Entre el 6 y el 8 de marzo dos ataques con drones contra las posiciones de las tropas de ocupación estadounidenses tuvieron lugar en Conoco, Deir Ezzor, en Siria, a pocos kilómetros del punto de cruce de Al Qaim. De hecho, los drones atacaron al personal de la Guardia Nacional de Virginia.
Cuando visitó Iraq el 5 de febrero, mientras el Pentágono se preguntaba cómo ocultar el costo real de las pérdidas sufridas a raíz del ataque con misiles balísticos iraníes del 8 de enero, el general McKenzi no se había atrevido a hablar sobre sus Patriots ya que sabía que el momento no se prestaba a este farol. De ahora en adelante, está obligado a jactarse de un poder militar de EEUU que, sin embargo, se ha reducido en gran medida en Iraq y que está vigilado de cerca. Un cierto cerco comienza a estrecharse contra las tropas estadounidenses. Hace unos días, la Resistencia iraquí publicó dos vídeos que muestran a los soldados en el interior de la base de Ain al Assad. El doble vídeo llevó a las tropas de ocupación a secuestrar a dos comandantes sunníes del Hashid al Shaabi en Al Anbar. Pero el miedo no ha disminuido.
Citadas por Al Masdar News, fuentes rusas creen que el anuncio de McKenzie apunta principalmente a socavar las negociaciones ruso-iraquíes sobre la compra de los misiles S-300 y S-400 rusos, “tanto más porque los Patriots no pueden detener a los misiles balísticos iraníes”.
Y el experto agrega: “El CGRI ha demostrado una capacidad extraordinaria para la guerra electrónica. En este sentido, la probabilidad de que los Patriots pueda derribar un misil balístico iraní en unos segundos, desde el momento en que el misil aparece en el radio de detección, puede considerarse prácticamente cero”.
Entonces, ¿qué se esconde detrás este farol de McKenzie? Parece que tres cosas preocupan a los estadounidenses sobre todo: en primer lugar, los misiles iraníes; en segundo lugar, el incremento de las relaciones militares entre Rusia e Iraq, y luego esta capa de sistemas antiaéreos y antimisiles Resistencia-Rusia, que ya ha hecho invulnerable el norte, este, centro y oeste de Siria a los ataques aéreos de EEUU y otros, y que, si llega a Iraq, hará lo mismo en el cielo iraquí.
Source: Press TV