EEUU y Turquía acordaron un alto el fuego en el noreste de Siria, una semana después de que el presidente estadounidense retirara a las tropas de su país del área controlada por los kurdos, allanando así el camino para un operación militar turca contra estos últimos.
Rusia reaccionó a este acuerdo: “Estamos esperando recibir más detalles de Turquía sobre su acuerdo con EEUU sobre el norte sirio”, dijo el Kremlin en un comunicado.
Los términos del alto el fuego, anunciado por el vicepresidente Mike Pence el jueves, después de una reunión con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan en Ankara, no están claros, al igual que la forma en que la tregua se supone que debe implementarse.
Según Pence, Turquía acordó un alto el fuego de 120 horas (cinco días) en el que los combatientes de las Unidades de Protección Popular (YPG) se retirarán de la “zona segura” a 32 kilómetros de la frontera turca. El acuerdo también obliga a los kurdos a entregar sus armas pesadas y desmantelar sus fortificaciones.
A cambio, EEUU ya no impondrá sanciones a Turquía y, si entra en vigor un alto el fuego permanente, suprimirá las ya impuestas a Turquía por su invasión.
“Teníamos lo que queríamos. Esto no es un alto el fuego. Solo suspenderemos nuestras operaciones”, dijo el ministro de Exteriores turco, Mevlut Çavusoglu. “Turquía continuará sus esfuerzos para controlar la región fronteriza”.
Sin embargo, la decisión del gobierno de Ankara de suspender el conflicto durante cinco días muestra que Ankara no cree que EEUU vaya a cumplir efectivamente con sus obligaciones.
El acuerdo del jueves muestra que EEUU está tratando de apropiarse de la representación de los kurdos que han declarado claramente que EEUU los apuñaló por la espalda.
Las ambigüedades de este acuerdo son numerosas. Con la excepción de las áreas kurdas, donde se ha suspendido la ofensiva turca, la situación en otras áreas permanece en un halo de incertidumbre.
Por temor a la influencia rusa en el norte sirio, parece que EEUU ha tratado deliberadamente de poner fin a esta crisis, teniendo en cuenta sus propios intereses antes de que el presidente turco vaya a Moscú el 22 octubre.
La presencia del Ejército sirio en áreas como Qamishli, Hassaka y partes de Raqqa dificultará la tarea para Turquía.
Continúan enfrentamientos
Entretanto, según fuentes kurdas, los ataques aéreos turcos continúan y han dado muerte a cinco civiles en la ciudad de Bab al Jeir, situada al este de Ras al Ain, mientras que choques esporádicos continúan entre tropas turcas y combatientes kurdos sirios. Ruidos de disparos de ametralladoras y cañones pudieron ser oídos de una parte a otra de la ciudad, dijo Reuters el viernes.
Estos informes se produjeron solo 13 horas después de que Turquía accediera a una “pausa” en el asalto durante cinco días para permitir a los kurdos retirarse de una “zona segura” en el norte de Siria.
Erdogan advierte
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, por su parte, advirtió que el Ejército de Turquía podría reiniciar la operación en Siria si los combatientes kurdos no se retiran de lo que llama “zona segura” bajo un alto el fuego de cinco días.
“Si las promesas se cumplen hasta el martes por la noche, el problema de la zona segura se resolverá. Si no se cumplen, la operación (…) se reiniciará en el minuto siguiente a las 120 horas”, dijo el líder turco a periodistas durante una sesión informativa en Estambul el viernes.
Dijo que las fuerzas armadas turcas permanecerían en la región “porque la seguridad allí lo requiere”.
La “zona segura” tendría 32 kilómetros de profundidad y 444 kilómetros de largo, dijo, y “no entre (las ciudades kurdas de) Kobani y Tal Abiad”, como había dicho un portavoz de las Fuerzas Democráticas Sirias, de mayoría kurda.
Source: Press TV