Los valientes combatientes de la Resistencia Islámica estuvieron detrás de la batalla más emblemática y decisiva para la derrota israelí durante la guerra de 2006, la de Wadi al Huyair, donde unos 50 tanques Merkavas fueron destruidos o dañados. Treinta soldados israelíes también perecieron allí y varias decenas más resultaron heridos.
Fue una humillación sin precedentes para estos tanques que eran el símbolo de la industria militar israelí. Pero tal actuación frente a todo el Ejército israelí, que se considera uno de los más fuertes de la región o incluso del mundo, ha llevado a sus protagonistas a convertirse en una leyenda.
A la cabeza, Bilal Aadchit, cuyo nombre real es Ali Mahmud Saleh, del pueblo de Aadchit. Desde la guerra de 2006, él ha sido llamado “El destructor de los Merkavas”.
En aquel año, él contaba con 30 años y había sido desde hacia mucho tiempo uno de los mejores lanzadores de misiles en la Resistencia Islámica.
Antes de la Liberación en el año 2000, destacó en la operación “Al Aziyat”. Él pudo introducir a gran distancia un misil guiado a través del tragaluz de una fortificación israelí. Las imágenes del cuerpo de un soldado israelí que voló por el impacto de la explosión fueron eternizadas por las cámaras de la Resistencia.
Sin embargo, nadie conocía a Bilal por su verdadero nombre. Los combatientes de la Resistencia libanesa están envueltos en un velo de misterio hasta su martirio, cuando sus hazañas son dadas a conocer al público.
Coincidencias de la historia, durante la guerra de 2006 él fue uno de los primeros en disparar en ella durante la operación bautizada más tarde por el secretario general como Al Waed al Sadek, en Jallat Wardé. Él y sus amigos atacaron una columna israelí. Él lanzó un misil contra su primer vehículo, un Hummer, destruyéndolo al grito de Ya Rasululá. La batalla terminó con la muerte de 8 soldados israelíes y la toma de otros dos como prisioneros.
Fue también uno de sus disparos el que la terminó, 33 días más tarde en Wadi Huyair.
Cita con los Merkavas
El 12 de agosto de 2006, él sus compañeros tuvieron una cita con los Merkavas israelíes.
Israel fue derrotado a pesar del alcance de la destrucción causada por su aviación militar en el Líbano. El disparo de misiles de la Resistencia contra los asentamientos no pudo ser detenido. El liderazgo político y militar israelí había acordado la necesidad urgente de enviar sus fuerzas terrestres al Líbano para mitigar sus reveses. A la cabeza, la unidad de tanques. Se enviaron docenas de Merkavas de 4ª generación desde la Colina de Mtallé hacia Debbin, a orillas del río Litani. Ellos llegaron a Wadi Huyair, a aproximadamente un kilómetro de la frontera dentro del territorio libanés.
“El enemigo israelí nunca cruzará Wadi al Huyair mientras yo viva”, dijo Bilal en ese momento delante de sus compañeros. Fueron ellos los que contaron lo que hizo más tarde.
Según ellos, había planeado bien su batalla. Disparó el primero contra los tanques israelíes.
“Bilal se situó entre los árboles, donde había colocado misiles antitanque Kornet. Él disparó detrás de cada árbol, antes de saltar a otro árbol, desde el cual disparaba otro misil a otro tanque”, dijeron, asombrados por su rapidez.
“Así fue y Bilal disparó contra 17 tanques, destruyéndolos o incendiándolos a todos y causando decenas de muertos y heridos a los israelíes”.
Todo esto fue recogido por las cámaras de los drones de espionaje israelíes, los MK, que no lograron localizarlo durante todo el tiempo de la batalla. Al final, sin embargo, un misil terminó por alcanzarlo.
Él estuvo una veintena de días en coma en un hospital. Él despertó una sola vez y supo que la guerra había terminado y que la victoria que él y sus compañeros lograron en Wadi Huyair la había puesto fin y otorgado la victoria a la Resistencia y al Líbano. Luego, se fue en paz, según sus próximos.
Source: Al Manar