El juez libanés, Ahmad Mezher, ha ordenado que se proceda a una medición topográfica de los territorios libaneses ocupados por el régimen israelí -las Granjas de Shabaa, las Colinas de Kafarshuba, Hanin, Ideis y Blida. Estas localidades, situadas en las proximidades de las localidades de de Hashaya, Rashaya, Al Fujar y Jiyam, han estado bajo la ocupación israelí desde 1981, al igual que los Altos del Golán sirios, bajo control israelí desde 1967.
Esta decisión coincide con el “regalo” del reconocimiento de la “soberanía israelí” sobre los Altos del Golán sirio ocupado realizado por el presidente de EEUU, Donald Trump, a su aliado, el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu. Ningún otro país ni organismo internacional ha seguido su ejemplo y, por el contrario, existe una unanimidad en las reacciones internacionales en el sentido de que los Altos del Golán son un territorio sirio ocupado.
Sin embargo, el Líbano decidió responder sobre el terreno, demostrando que está listo para defender su territorio si los “regalos” de EEUU también se extienden a los territorios libaneses ocupados. La Presidencia, el Parlamento y el Gobierno libaneses acordaron que el Líbano tiene derecho a recuperar sus territorios ocupados y que la ecuación de “Ejército-Pueblo-Resistencia” está siempre en vigor en este sentido. Por lo tanto, el Líbano está preparado para una posible confrontación entre la Resistencia (es decir, Hezbolá) e “Israel”.
El nivel de tensión y los riesgos de confrontación aumentaron durante la visita del Presidente libanés, Michel Aoun, a Moscú. Durante sus reuniones con su homólogo, el presidente ruso Vladimir Putin, el presidente cristiano Aoun rechazó la presión que EEUU ejerce sobre su país. La administración estadounidense, incluido el secretario de Estado, Mike Pompeo, y sus enviados al Líbano, quiere evitar que más de un millón y medio de refugiados sirios en el Líbano regresen a sus hogares. El presidente Aoun también rechazó el regalo de Trump a Netanyahu, diciendo claramente que los Altos del Golán son un territorio sirio ilegalmente ocupado por “Israel”, y no propiedad de EEUU.
De este modo, las autoridades libanesas han pedido al Poder Judicial que realice estudios topográficos oficiales de los territorios libaneses ocupados por Israel. Si, en respuesta a esta medida, se intenta insinuar que estos sectores son parte de Israel, se requerirá que la Tríada libanesa (Ejército-Pueblo-Resistencia) recupere el territorio ocupado. El momento de esta decisión es importante porque demuestra que el gobierno libanés está listo para plantear el problema y oponerse a Israel a la luz de la decisión de EEUU sobre los Altos del Golán, un territorio estrechamente vinculado también al pueblo libanés.
El presidente Aoun planteó estas cuestiones al presidente Putin en el contexto del regalo anterior de Trump, cuando este reconoció la ciudad palestina ocupada de Al Quds (Jerusalén) como la capital indivisible de “Israel”. El Líbano apoya plenamente el derecho de los palestinos a regresar a sus tierras, especialmente dado que más de 800,000 palestinos viven en el Líbano. EEUU preferiría que estos palestinos permanezcan en el Líbano del mismo modo que ahora parece querer que el Líbano acepte la presencia continua de los refugiados sirios en territorio libanés. La política estadounidense, en este sentido, persigue varios objetivos.
El primero es cambiar el equilibrio de las fuerzas religiosas en el Líbano. La mayoría de los refugiados palestinos y sirios son sunníes y EEUU cree que ellos podrían adoptar una actitud hostil hacia Hezbolá, los shiíes y sus aliados cristianos. Ninguna de las guerras israelíes logró contrarrestar a Hezbolá y debilitar su fuerza. Por el contrario, el poder militar de Hezbolá está creciendo a niveles sin precedentes. Además, durante las últimas elecciones parlamentarias libanesas, Hezbolá obtuvo más votos que cualquier otro partido religioso, para sorpresa de todos. El apoyo a Hezbolá está lejos de estar limitado a una denominación religiosa. Esto se debe a que el movimiento de resistencia ha estado defendiendo a cristianos, sunníes y shiíes contra los extremistas takfiris wahabíes. Por lo tanto, como una confrontación directa contra Hezbolá está muy probablemente condenada al fracaso, EEUU intenta ahora, también sin suerte, crear una nueva sociedad que se oponga a él.
El presidente Aoun está interesado en el regreso de los refugiados sirios a Siria, independientemente de los incentivos financieros ofrecidos por EEUU y algunos de sus aliados para que el Líbano los retenga. La presencia de los refugiados altera el equilibrio religioso en el Líbano, además de acelerar el proceso para que los cristianos sean una minoría en territorio libanés. El terrorismo takfiri en Oriente Medio en la última década se ha dirigido contra minorías regionales, incluidos los cristianos. Los mismos líderes de la OTAN cuyos gobiernos patrocinaron el terrorismo takfiri contra los cristianos en el Líbano ofrecieron a los líderes cristianos libaneses abandonar la tierra de sus antepasados y establecerse en Occidente, propuesta que fue rechazada. Los cristianos que han sido asesinados y aterrorizados por el Daesh y Al Qaida en Iraq y Siria y ellos habrían sufrido la misma suerte en el Líbano si Hezbolá no hubiera intervenido en Siria y el este del Líbano para acabar con la presencia de dichos grupos terroristas.
El presidente libanés también considera que los refugiados sirios representan una carga financiera y de seguridad, que pesa mucho en la infraestructura frágil del Líbano. Estos refugiados representan actualmente un tercio de la población total en el Líbano.
EEUU cree que mantener los refugiados fuera de Siria podría impedir la próxima celebración de elecciones presidenciales en Siria así como la reconstrucción del país y el fortalecimiento de su ejército. Los sirios son constructores y artesanos muy hábiles y si los refugiados regresan a Siria esto aceleraría la reconstrucción.
En resumen, todos los objetivos de EEUU en Oriente Medio van en contra de los intereses del Líbano. El principal interés del Líbano, como el de otros estados de la región ahora, es el de establecer una relación fuerte con Siria para garantizar su seguridad y su desarrollo económico.
La administración de EEUU socava la seguridad y la paz en el Líbano al tratar de imponer a ese país la presencia de un millón y medio de refugiados en el país, lo que desequilibra el tejido social local, además de amenazar con imponer sanciones si el Líbano no la acepta. Pero el Líbano no cederá bajo la intimidación de EEUU.
Trump ha reconocido la “soberanía israelí” sobre Al Quds, en contra de lo establecido por el derecho internacional y lo reconocido por la comunidad internacional, y ya no puede ser considerado un socio ni mediador en ningún proceso de paz. Esta realización hace que la causa palestina sea aún más urgente. Lejos de querer dar un estado a los palestinos, Trump tiene eliminar sus derechos.
Las fuerzas estadounidenses no son bienvenidas en Siria, donde ocupan una parte del país y un cruce fronterizo. EEUU también está impidiendo que decenas de miles de refugiados sirios del campo de Al Rukban regresen a sus hogares.
En Oriente Medio, hoy se ve a EEUU como una superpotencia gobernada por matones que saquean la riqueza de los grandes países árabes productores de petróleo, obligándolos a comprar armas estadounidenses para que los pueblos de Oriente Medio sigan matándose entre sí con su propio dinero. Los países árabes del Golfo, que fueron muy ricos, ahora están cobrando a sus nacionales un impuesto local que nunca antes habían exigido y están atravesando una crisis financiera sin precedentes.
Es difícil predecir cuándo podría estallar la próxima guerra para oponerse a la hegemonía estadounidense en esta parte del mundo. Ciertamente, Rusia y China ya están presentes en Oriente Medio, listos para tomar el relevo de una administración estadounidense, que ya no es percibida como un país amigo por ningún país en la región, excepto “Israel”.
Source: Agencia