En octubre de 2015, cuando el periódico estadounidense The New York Times difundió la noticia del desplazamiento a Moscú del general Qassem Soleimani, jefe de la Fuerza Al Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, pocas eran las personas que vislumbraron los resultados y efectos a largo plazo de la visita.
Rusia estaba bajo presión por el golpe asestado por la administración Obama y otros gobiernos occidentales mediante el derrocamiento del presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, y la imposición de un régimen pro-occidental en Kiev.
Mientras los países occidentales incrementaban su presión, los rusos sabían que no podían encontrar un aliado más serio que Irán, un país que ha combatido a los terroristas takfiris en Siria junto con Damasco desde la aparición de esta plaga.
En el verano de 2015, los rusos desplegaron sus tropas en la base aérea de Hamaimim, en la provincia siria de Latakia, para combatir al Daesh y el resto de terroristas que operan en Siria.
China, por su parte, no escatimó ningún esfuerzo para impedir la propagación del terrorismo, consagrando ayudas financieras y diplomáticas a tal fin.
El 16 de agosto de 2016 varios bombarderos rusos de largo alcance Tu-22M3 atacaron blancos en Siria despegando desde la base iraní de Hamedan, al oeste de Irán. Moscú afirmó que había atacado posiciones del Frente al Nusra y el Daesh en las localidades de Alepo, Deir Ezzor e Idleb.
En la actual coyuntura y después del abandono del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) por el presidente norteamericano, Donald Trump, la alianza ruso-iraní es más sólida que nunca, aunque algunos obstáculos puedan todavía existir.
La visita del presidente iraní Hassan Rohani a la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai mostró que Irán había tomado la decisión de cooperar más estrechamente con el bloque del Este.
Algunas élites iraníes no habían mostrado históricamente interés en cooperar con Oriente. Pero la retirada de EEUU del PGAC y los estrechos vínculos de Washington con Israel y las monarquías del Golfo socavaron la imagen de este país en la opinión pública del país.
Los iraníes no tienen, en cambio, una visión negativa de los rusos. La cooperación entre los dos países, particularmente en el campo del petróleo y la energía, se está expandiendo rápidamente.
Por otro lado, los chinos juegan un papel más importante en Irán gracias a su poderosa economía. El lunes 26 de marzo de 2018, Pekín firmó acuerdos con Irán para la adquisición petróleo crudo en yuanes en el Shanghai International Energy Exchange (SIEE).
Hoy en día, el mercado chino se ha convertido en el mayor importador de petróleo del mundo. Irán espera exportar más y más petróleo a China para enfrentar las sanciones unilaterales de EEUU.
Enfrentados al laxismo mostrado por Europa frente a la derogación del PGAC por parte de Trump, huelga decir que la alianza entre Irán y Oriente solo puede fortalecerse más.
Source: Press TV