Las fiestas navideñas volvieron el lunes a la ciudad iraquí de Mosul, después de tres años en que ocupada por el Daesh, ser cristiano significaba la muerte, la extorsión o el exilio.
Las campanas de la iglesia doblaron otra vez en la Iglesia de San Pablo en ese centro urbano del norte iraquí, liberado hace cinco meses por el Ejército y las Fuerzas de Movilización Popular (Hashid al Shaabi).
Tanto cristianos como musulmanes asistieron a un servicio especial en el recinto religioso como parte de las ceremonias para celebrar el nacimiento de Jesús, considerado un gran profeta en el Islam.
La iglesia aun muestra los destrozos que ocasionaron los terroristas, aunque hay ofrecimientos voluntarios de la comunidad cristiana para reconstruirla lo más rápido posible.
Cuando Daesh tomó Mosul, la población católica sufrió persecuciones, muerte y exilio obligado.
Desde julio pasado en que las fuerzas iraquíes recuperaron la ciudad, su antigua población cristiana comenzó a regresar, pero aun se perciben en sus rostros el temor de lo vivido.
En otra ciudad norteña iraquí, Teleskof, también regresó la Navidad y sus feligreses acudieron a la renovada Iglesia de San Jorge.
La directora de escuela Hayat Chamoun Daud llevó a sus niños disfrazados de Santa Claus y en el camino entonaban la canción ‘Jingle Bells’, en idioma arameo, refiere una información de la prensa local.
Al igual que cualquier otro residente del centro urbano, es la primera Navidad en tres años, desde la invasión de Daesh que obligó al exilio a unas 12.000 personas de la comunidad cristiana caldea.
Source: PL