La celebración organizada ayer por los Scouts Imam Mahdi en la Ciudad Deportiva de Beirut no fue un evento normal para un movimiento scout en un país como el Líbano, ni una simple exhibición rutinaria de un grupo como Hezbolá. Lo más importante es que el evento, a pesar del silencio mediático de los canales controlados por extranjeros, transmitió un mensaje claro: el tercero en menos de un año.
El primer mensaje llegó cuando la gente regresó a sus pueblos y ciudades, pagando con su propia sangre el precio de su regreso. La mayoría de ellos se mantienen firmes, a pesar de las duras condiciones, en los pueblos de primera línea y en el resto de las regiones del sur.
El segundo mensaje llegó el día del funeral de los dos difuntos secretarios generales de Hezbolá, los mártires Sayyed Hassan Nasralá y Hashem Safieddin, y culminó posteriormente con la conmemoración anual del martirio de Sayyed Nasralá, celebrada cerca de su santuario en la carretera del aeropuerto.
Sin embargo, la celebración de ayer fue todo menos ordinaria, sobre todo tras la publicación de información, no completamente revelada, que indicaba que una red dirigida por el Mossad israelí planeaba atentar contra la conmemoración del martirio del 25 de septiembre, incluyendo el asesinato del secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional iraní, Ali Lariyani, a su llegada a Beirut para participar en la ceremonia. La asistencia duplicó la estimada por los organizadores ese día.
En cuanto a la celebración de este domingo, los únicos cambios fueron para ajustar el número de asistentes a la capacidad del estadio. Cabe destacar que las medidas de seguridad que acompañaron la celebración fueron extremadamente estrictas, lo que requirió la presencia de un amplio equipo de organizadores y personal de seguridad.
En resumen, lo sucedido ayer transmitió un mensaje claro a quienes se preocupan por la realidad de Hezbolá y la comunidad de la resistencia en el Líbano. Los elementos más destacados de este mensaje son:
Primero: Quien piense que el partido se ha debilitado debería reconsiderar sus evaluaciones. Quien organiza una celebración de este tamaño, con 74.000 niños y jóvenes participantes, y con multitudes provenientes de diversas regiones del Líbano es un partido con una gran fortaleza. También debería examinar cuidadosamente la capacidad del partido para movilizarse, organizarse y gestionar con precisión el terreno, lo que permitió una organización fluida del evento sin incidentes ni problemas, con una coordinación al más alto nivel con las instituciones oficiales pertinentes.
Segundo: Ha quedado claro que siempre que el partido decide salir a la calle para defender sus armas o rechazar decisiones sectarias como las del gobierno, es capaz de llenar las calles y plazas de las ciudades de todo el Líbano. Y si lo hace en respuesta a la agresión en su contra, no hará nada que provoque a nadie.
En tercer lugar, y más importante, Hezbolá presentó ayer una vívida imagen de dos nuevas generaciones que se acercan rápidamente a la plena participación en las actividades políticas y militares del partido. Esto plantea interrogantes a los oponentes nacionales del partido y sus enemigos extranjeros. Toda su campaña mediática, su presión política, sus provocaciones y su asedio no han conseguido mover ni un ápice al partido ni a sus partidarios de sus posiciones.
Este domingo, la resistencia envió una señal adicional no solo a sus oponentes habituales, sino también a su principal enemigo en el sur: que la fase de recuperación que atraviesa el partido, a nivel de su estructura de trabajo civil, política y militar, ha logrado avances significativos. Es bien sabido que nadie, ni el público en general ni siquiera los especialistas, sabe nada sobre los programas de seguridad y militares del partido, en medio de un torrente de análisis, evaluaciones e interpretaciones.
Lo cierto es que lo ocurrido ayer fue un mensaje claro dirigido a los “exaltados” del Líbano, desde funcionarios en puestos de poder hasta políticos que se preparan para las elecciones, y a los portavoces de los medios de comunicación que proliferan en pantallas y redes sociales, instándolos a analizar de forma objetiva y realista los hechos en el panorama libanés.
Source: Al Akhbar