El mártir Sayyed Hashem Safieddin (que Dios se apiade de él) no solo fue un político, sino también un líder humanitario que se distinguió por su profunda visión estratégica de los desafíos empresariales y sociales.
Se consolidó como una voz de razón y visión en tiempos de crisis.
Como jefe del Consejo Ejecutivo de Hezbolá, el mártir trazó un rumbo basado en la generosidad y el trabajo institucional integrado.
Fue el principal impulsor de importantes iniciativas que fortalecieron la resiliencia de la comunidad de la Resistencia y establecieron una red de seguridad social en las circunstancias más difíciles.
Desde la pandemia de COVID-19 hasta el desplazamiento y la destrucción en el sur, y el colapso económico, su guía, presencia y apoyo fueron constantes.
Primero – La Autoridad Islámica de Salud: Liderazgo en Tiempos de Pandemia
En el punto álgido de la pandemia de COVID-19, que paralizó los sistemas de salud en todo el mundo, y mientras el Líbano se enfrentaba a un colapso generalizado de su capacidad institucional, la Autoridad Islámica de Salud (Hayaa) emergió como una fuerza activa y líder en esta lucha.
Esto fue posible gracias al apoyo directo y la sabia guía del difunto Sayyed Hashem Safieddin (que Dios lo bendiga), quien desempeñó un papel clave en el desarrollo de la estrategia general y brindó apoyo práctico y logístico a los esfuerzos de la Autoridad a nivel nacional.
En una entrevista exclusiva con Al-Manar, el ingeniero Malek Hamza, subdirector general de la Autoridad Sanitaria Islámica, confirmó la presencia de Sayyid Safieddin desde el inicio de la epidemia.
Añadió: «Dio directrices claras: sin límites ni restricciones a la intervención… Sin geografía, sin religión, sin barreras… cualquier persona que solicite ayuda debe ser atendida de inmediato».
Con base en esta directiva, la Autoridad puso en marcha un plan integral de movilización, que incluye:
– El despliegue de equipos médicos y de enfermería en diversas regiones del Líbano;
– El establecimiento de centros de cuarentena especializados que cumplen con los más estrictos estándares de prevención;
– La prestación de un importante apoyo técnico y humano al Ministerio de Salud libanés, que se enfrentaba a una incapacidad sin precedentes.
El Sr. Hamza enfatizó que “la movilización sobre el terreno involucró a más de 25.000 profesionales de la salud, paramédicos, voluntarios, exploradores y educadores, todos trabajando bajo la estricta dirección de la Autoridad y bajo la supervisión directa de Sayed Safieddin, quien participó en la planificación, revisó informes y brindó orientación diaria para garantizar la máxima eficacia y compromiso”.
Añadió: “El mártir Sayed Safieddin se distinguió por su profundo sentido de humanidad y tuvo especial cuidado de evitar cualquier apariencia que pudiera despertar hipersensibilidad en ciertas áreas. En este contexto, insistió en usar un uniforme blanco sin ningún logotipo, para mantenerse enfocado en el objetivo final: servir a la humanidad, independientemente de su afiliación o posición”.
La experiencia de la Autoridad Islámica de Salud durante la pandemia de COVID-19, como relata el ingeniero Hamza, no fue simplemente una respuesta sanitaria, sino un paso decisivo en la demostración de un modelo integral de resiliencia institucional.
“Este modelo, que combina una visión humanitaria, planificación científica y apoyo continuo del liderazgo, permitió un desempeño eficaz que compensó la ausencia del Estado y mitigó el impacto del colapso”.
Concluyó afirmando: «La atención y la orientación brindadas por Sayyed Hashem Safieddin durante este período constituyen un legado institucional inolvidable y contribuyeron a elevar a la Autoridad al rango de una de las principales instituciones nacionales en términos de eficacia, disciplina y eficiencia».
Segundo – Trabajo Municipal: Prioridad a la Población y al Desarrollo Permanente
Como parte de un estudio de campo sobre las funciones de desarrollo establecidas por el mártir Sayyed Hashem Safieddin (que Dios esté complacido con él), el trabajo municipal surgió como uno de los hitos clave de su visión integral, destinada a estabilizar a las poblaciones en sus territorios y fortalecer la resiliencia de las aldeas fronterizas y desfavorecidas, en particular las afectadas por las repetidas guerras y la agresión sionista.
En una entrevista exclusiva con Al-Manar, Hayy Ali Al-Zein, jefe de trabajo municipal en la región sur, informó que Sayyed Safieddin no consideraba el trabajo municipal como una mera función de servicio. Más bien, lo veía como una herramienta estratégica para reconstruir a las personas y la sociedad, a través de una visión progresista basada en un principio fundamental que siempre enfatizó:
“El desarrollo comienza con las personas, no con las piedras”.
Al-Zein añade: “Sayyed Safieddin creía que el municipio no era un mero órgano administrativo, sino un vínculo entre las necesidades de la población y las capacidades del Estado y sus instituciones. Por ello, se dedicó a capacitar a los funcionarios municipales y a desarrollar sus habilidades administrativas y profesionales para que pudieran estar en contacto directo con los ciudadanos, escucharlos, permitirles expresar sus preocupaciones y planificar en consecuencia”.
Esta visión se materializó sobre el terreno, ya que el Mártir Safieddin se centró en apoyar a las aldeas abandonadas tras la liberación, especialmente en las zonas fronterizas que sufrían privaciones. Estas aldeas han experimentado transformaciones tangibles, en particular en:
– La restauración de infraestructuras vitales como redes de agua y electricidad, escuelas y clínicas;
– La rehabilitación de infraestructuras en aldeas estratégicas como Al-Wazzani, Saf Al-Hawa y Wadi Al-Saluki.
– Utilizar la energía solar para iluminar carreteras y pueblos aislados, como parte de una visión sostenible.
– Implementar proyectos de desarrollo en cooperación con municipios, asociaciones y la comunidad local, en el marco de alianzas transparentes y productivas.
Al-Zein destacó que “Sayyed Safieddin prestó especial atención a las zonas fronterizas, no solo desde una perspectiva de seguridad, sino también desde una perspectiva humanitaria y de desarrollo integral”. Consideró que mejorar las condiciones de vida y los servicios en estos pueblos es parte integral del proyecto de resistencia, ayudando a animar a los residentes a quedarse y a arraigarse en sus tierras, y a restablecer la confianza entre los ciudadanos y sus instituciones.
Al-Zein concluyó: “Sayyed Hashem Safieddin transformó el trabajo municipal en un enfoque integral que combina servicio, desarrollo y pertenencia. Este es el enfoque que continuamos hoy, inspirados por su clara visión y su sentido de responsabilidad nacional y moral hacia nuestro pueblo en todas las regiones”.
Tercero: Fundación Yihad al-Binaa – La agricultura como arma de resistencia
En estos tiempos de crisis agobiantes que han azotado al Líbano en los últimos años, incluyendo el colapso financiero, el fuerte aumento del desempleo y la inestabilidad económica, la agricultura emergió, a ojos del difunto Sayyid Hashem Safieddin (que Dios le tenga piedad), como un pilar estratégico de resistencia y perseverancia, y una palanca soberana para preservar la seguridad alimentaria y construir la autosuficiencia.
En una entrevista exclusiva con nuestro sitio web, el Dr. Mohammad Al-Khansa, director general de la Fundación Yihad al-Binaa, enfatizó que la visión de Sayyid Safieddin no fue el resultado de la crisis reciente, sino de un proyecto a largo plazo iniciado a finales de la década de 1990 y que culminó con el lanzamiento de la iniciativa “Yihad Agrícola”, que condujo al establecimiento de infraestructura agrícola que se extendió a la Beqaa, Hermel y aldeas desfavorecidas.
El Sr. Al-Khansa enfatizó que “Sayyed Safieddin consideraba la agricultura una prioridad estratégica, no un eslogan temporal”.
Trabajó para apoyar a los agricultores mediante:
– Creación de centros agrícolas especializados para orientación, capacitación y análisis de suelos;
– Proporcionando ayuda agrícola como semillas, fertilizantes, herramientas y equipos;
– Distribución de ganado y aves de corral para apoyar la producción ganadera y lograr un equilibrio nutricional.
Añadió: “Bajo el liderazgo directo de Sayyed Safieddin, se estableció una red de iniciativas relacionadas con la comercialización agrícola”.
Las más importantes son:
– La puesta en marcha de mercados agrícolas directos, que permiten a los agricultores vender sus productos sin intermediarios;
– Rehabilitación de cooperativas agrícolas y fortalecimiento de las alianzas con el Ministerio de Agricultura, municipios y organizaciones de la sociedad civil;
– Creación del “Mercado Ardi” en Beirut en 2007, una plataforma permanente para la presentación y comercialización de productos locales.
El Sr. Al-Khansa enfatizó que los resultados de estas iniciativas fueron tangibles.
Según las estadísticas oficiales, las superficies cultivadas han aumentado considerablemente.
La vida económica se ha reanudado gradualmente en las aldeas rurales gracias a la creación de empleo y la revitalización de los mercados locales.
Y añadió: Sayyed Safieddin estaba profundamente convencido de que: “Quien cultiva la tierra debe protegerla, y quien la protege debe cultivarla”.
También estaba convencido de que “la soberanía nacional no puede construirse sin una seguridad alimentaria estable y que la agricultura es el arma silenciosa en la batalla por la supervivencia y la dignidad”.
Concluyó: “El enfoque agrícola integral de Sayyed Safieddin sigue vivo en cada parcela que revitalizó y en cada hogar libanés que ahora disfruta de seguridad alimentaria gracias a esta visión que combina planificación y trabajo de campo, resistencia y desarrollo”.
Conclusión: Un enfoque sostenible y un legado inmortal
El mártir Sayed Hashem Safieddin (que Dios esté complacido con él) no fue un líder pasajero del movimiento de resistencia. Más bien, fue su espíritu, impregnando la vida y las necesidades diarias del pueblo.
Él veía la Resistencia no como un simple fusil, sino como un cuerpo integrado, complementado por municipios, protegido por clínicas y nutrido por tierras cultivadas y una sociedad unida.
El mártir comprendió que el ser humano es el origen y la meta de la lucha, y que preservar la dignidad no se logra con consignas, sino con el trabajo diario, la paciencia, la planificación y el acompañamiento a quienes sufren en silencio.
A través de su presencia constante en instituciones sociales, desde la Autoridad Islámica de Salud hasta la Fundación Yihad al-Bina, así como en el trabajo municipal, el Mártir Safieddin creó un tejido cohesionado de atención, solidaridad y desarrollo.
No fue un promotor distante, sino un compañero en cada decisión y en cada ámbito, transformando la impotencia en iniciativa, la privación en oportunidad y la adversidad en un proyecto de vida.
Su enfoque sigue vigente, reflejado en cada medicina proporcionada, cada terreno cultivado, cada pueblo iluminado y cada persona protegida. Es un enfoque que nunca termina, porque no se construyó temporalmente, sino sobre la profunda convicción de que la verdadera resistencia comienza sirviendo a los demás y termina protegiéndolos… tanto en la guerra como en la paz.
Source: Al Manar