Tras el vergonzoso fracaso de los tan publicitados cazas furtivos F-35 en la agresión israelí contra Irán, España ha decidido oficialmente abandonar sus planes de compra de estos aparatos.
Según informes, varios otros países también están reevaluando sus opciones.
España ha optado por renunciar al caza furtivo F-35 de fabricación estadounidense y, en su lugar, centrar su atención en alternativas de fabricación europea. Esta decisión se produce tan solo un mes después de la agresión militar no provocada de “Israel” contra Irán, durante la cual, según se informa, se derribaron varios F-35.
Aunque no se había anunciado previamente un rechazo formal del F-35, la decisión de España representa un cambio significativo y concreto, que expone las debilidades del avión estadounidense.
“Esto concreta esas preocupaciones”, declaró Mark Cancian, asesor principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). “Muestra a un país que modifica sus planes de adquisición basándose en consideraciones geopolíticas”.
Un portavoz del Ministerio de Defensa español confirmó la exclusión del F-35 de futuras adquisiciones, declarando a la revista Politico que el país priorizaría ahora el Eurofighter Typhoon y el Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS) franco-alemán-español.
El ministerio remitió las consultas al Ejército del Aire español, optando por mantener el hermetismo al respecto.
El anuncio coincide con un informe de El País, que cita fuentes gubernamentales que afirman que las conversaciones preliminares sobre el F-35 se han suspendido indefinidamente.
Lockheed Martin declinó hacer comentarios directamente, señalando que las ventas militares al extranjero son gestionadas por los gobiernos. El gobierno estadounidense aún no ha emitido una respuesta oficial a la decisión de España.
Retos en torno a la adquisición del F-35 por parte de España
España había asignado inicialmente 6.250 millones de euros (7.240 millones de dólares) en su presupuesto de 2023 para la adquisición de nuevos aviones de combate, y el F-35 se consideraba una opción potencial junto con contendientes europeos como el Eurofighter Typhoon y el Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS).
Como miembro de la OTAN, España se propuso modernizar su fuerza aérea sustituyendo sus obsoletos F/A-18 Hornet.
La decisión se basó no solo en necesidades operativas, sino también en la interoperabilidad de la alianza y las preocupaciones sobre seguridad regional, incluyendo las tensiones con Rusia y la inestabilidad en el norte de África.
Durante dos años, la creciente presión política interna favoreció el apoyo al empleo y la industria europeos. Como reflejo de este cambio, un portavoz del Ministerio de Defensa español confirmó el 6 de agosto que el F-35 ya no estaba en consideración.
España optó por priorizar los aviones de fabricación europea, sopesando las opciones entre el Eurofighter Typhoon —coproducido con Alemania, Italia y el Reino Unido— y el FCAS, un programa de colaboración franco-alemán-español.
Esta decisión subraya el compromiso de España con el proyecto FCAS, en el que participa con un 33 % junto con Francia y Alemania, promoviendo la colaboración europea en materia de defensa y la soberanía tecnológica.
La decisión también se alinea con el impulso más amplio de la Unión Europea hacia la autonomía estratégica, con el objetivo de reducir la dependencia de la tecnología estadounidense.
De cara al futuro, el gobierno español planea aumentar el gasto en defensa en 10.500 millones de euros adicionales en 2025, con un claro enfoque en el fomento de las industrias de defensa europeas.
Desde un punto de vista financiero, la adquisición del F-35, cuyo costo se estima en 80-100 millones de dólares por unidad, más los significativos costos de mantenimiento, se consideró menos viable en comparación con el aprovechamiento de las líneas de producción existentes del Eurofighter o la inversión en el desarrollo del FCAS, lo que promete beneficios económicos sostenidos para empresas aeroespaciales españolas como Airbus.
La decisión de España también evita posibles fricciones diplomáticas con EEUU por la política de Ventaja Militar Cualitativa (QME) de “Israel”, un factor que ha retrasado las ventas del F-35 a otros aliados regionales de EEUU, como Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. Al optar por sistemas europeos, España evita estas sensibilidades geopolíticas.
En España, los debates públicos y parlamentarios han reflejado la preocupación por el control estadounidense sobre el software y los datos del F-35, poniendo de relieve problemas de soberanía similares a los que experimentan Turquía y otros países.
Además, las tensas relaciones entre Europa y el expresidente estadounidense Donald Trump han fortalecido el impulso a los aviones de fabricación europea. La retórica divisiva de Trump, que incluye la exclusión de aliados europeos de las negociaciones de paz en Ucrania, el cuestionamiento reiterado de la relevancia de la OTAN e incluso la sugerencia de la confiscación de territorio europeo, como Groenlandia, ha distanciado a los socios tradicionales de EEUU.
Lo más alarmante es que la reciente declaración de Trump, que “alienta” la confrontación rusa contra los miembros de la OTAN que no cumplen sus objetivos de gasto en defensa, ha profundizado las dudas europeas sobre la fiabilidad de EEUU como socio en materia de seguridad. Estas provocaciones, sumadas a los aranceles de la guerra comercial, han intensificado los llamamientos en Europa para reforzar las capacidades de defensa autóctonas.
Otros reveses simultáneos en las adquisiciones del F-35
España no es la única que ha tenido dificultades con la adquisición del caza furtivo F-35. En las últimas semanas, han surgido una serie de desafíos y debates sobre adquisiciones a nivel mundial, poniendo en duda su atractivo.
El 23 de julio, Turquía dio pasos importantes hacia la adquisición de 40 aviones Eurofighter Typhoon, firmando acuerdos preliminares con el Reino Unido y Alemania.
El secretario de Defensa británico, John Healey, describió estos acontecimientos como un paso más hacia un acuerdo integral para Turquía, lo que podría suponer el golpe definitivo a los planes de Ankara con respecto al F-35.
Turquía fue expulsada del programa F-35 en 2019 tras la polémica compra del sistema de defensa antimisiles ruso S-400, a pesar de las reiteradas advertencias de Washington.
Aunque Ankara continúa negociando su readmisión al programa, muchos analistas consideran su reincorporación al Eurofighter como una estrategia de contingencia ante un posible fracaso con EEUU.
Mientras tanto, el 31 de julio, Bloomberg informó que las autoridades indias habían informado formalmente a sus homólogos estadounidenses de su decisión de renunciar a la adquisición del F-35.
Según fuentes estadounidenses anónimas, Nueva Delhi parece reticente a comprometerse con nuevas compras importantes de defensa estadounidense, a pesar de la persistente presión de Washington para impulsar sus exportaciones de armas a ese país.
Un funcionario familiarizado con la postura de India señaló: «El gobierno indio prefiere asociaciones centradas en el desarrollo conjunto y la fabricación local de sistemas de defensa». Esta preferencia entra en conflicto con la opción del F-35, que no se alinea con el afán de India por la autosuficiencia.
Este rechazo pone fin a casi una década de esfuerzos estadounidenses para comercializar el F-35 en India, incluyendo un llamamiento personal de Trump en febrero, enmarcando el avión como parte de una alianza estratégica ampliada.
En agosto, legisladores suizos instaron a su gobierno a cancelar un acuerdo de 9.100 millones de dólares para la compra de 36 aviones F-35 a Lockheed Martin, citando los aranceles impuestos por Trump a las exportaciones suizas como un motivo clave de oposición.
A lo largo del verano, fuentes militares canadienses también han reiterado que están evaluando alternativas a la compra de 76 aviones F-35 adicionales, lo que ha impulsado una revisión más amplia del sistema de defensa.
Razón oculta tras las dudas sobre la adquisición del F-35
Curiosamente, el creciente escepticismo y los reveses en las adquisiciones de España, Turquía, India, Suiza y Canadá se intensificaron tras la fallida agresión de “Israel” contra Irán.
Durante esta guerra no provocada e injustificada, el régimen israelí afirmó falsamente haber alcanzado la “superioridad aérea” sobre el espacio aéreo iraní, insistiendo en que sus aviones furtivos F-35 operaban sin obstáculos.
Esta narrativa se asemejaba mucho al mensaje publicitario de larga data de Lockheed Martin, que promociona el F-35 como el avión de combate más furtivo, prácticamente invisible para las defensas enemigas.
Sin embargo, analistas militares han desmentido estas afirmaciones, señalando que la propaganda israelí confundía los ataques con drones de corto alcance dentro de Irán con ataques aéreos a gran escala.
Más críticamente, un dominio aéreo genuino habría favorecido decisivamente a “Israel”, pero ocurrió lo contrario: los ataques con misiles balísticos de Irán se intensificaron e “Israel” finalmente se vio obligado a detener su agresión.
Las fuentes militares de Irán también hicieron una sorprendente revelación sobre el derribo de varios F-35 israelíes durante la guerra, informes que minaron la confianza en la supuesta invulnerabilidad del avión.
Las fuerzas armadas iraníes, según fuentes, ejecutaron una sofisticada estrategia de engaño durante los ataques iniciales de “Israel”: retiraron del servicio activo los sistemas de radar operativos, los ocultaron y desplegaron instalaciones señuelo como cebo. Los drones israelíes atacaron con éxito estos sitios ficticios, lo que llevó a los comandantes israelíes a creer erróneamente que habían paralizado las defensas aéreas iraníes.
Este grave error de cálculo impulsó a los pilotos israelíes a penetrar más profundamente en el espacio aéreo iraní, sin saber que Irán había reactivado sigilosamente sus redes de radar ocultas.
El resultado fue devastador. Las defensas aéreas iraníes derribaron con éxito varios cazas furtivos F-35 avanzados, infligiendo pérdidas inesperadas a la Fuerza Aérea Israelí, según fuentes militares.
El factor sorpresa fue decisivo; sin esta ventaja táctica, los intentos de interceptación probablemente habrían fracasado.
El contraataque de Irán también proporcionó importantes ventajas de inteligencia. A diferencia de los escombros que cayeron en el vecino Iraq, los restos de los aviones derribados aterrizaron en territorio iraní, lo que permitió a Teherán realizar análisis técnicos detallados de la tecnología furtiva capturada.
Aunque imágenes no oficiales de restos de aeronaves circularon ampliamente en redes sociales, el ejército iraní ha ocultado deliberadamente la evidencia fotográfica oficial, según fuentes.
Este silencio estratégico tiene dos propósitos: mantener la ambigüedad sobre las capacidades furtivas recuperadas e impedir que la inteligencia occidental identifique a qué tecnologías Irán podría aplicar ingeniería inversa o compartir con países aliados.
Como era de esperar, tanto funcionarios israelíes como estadounidenses han seguido negando cualquier pérdida del F-35, ya que admitirlo pondría en peligro miles de millones de dólares en contratos de adquisición actuales y futuros.
Sin embargo, esto ya está sucediendo, ya que los clientes potenciales se están distanciando del F-35.
Source: Press TV