La ceremonia de funeral por los secretarios generales de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá y Sayyed Hashem Safieddin en el Estadio Deportivo Camille Chamoun y en las calles de Beirut pasará a la historia como uno de los mayores eventos de la historia mundial reciente. Según el canal Al-Mayadeen, 1,4 millones de personas participaron en este evento, en un país con una población de 5,8 millones. El acto contó también con una extensa representación extranjera, con representantes de 79 países participando en el mismo.
Cientos de miles de personas llenaron el estadio de Camille Chamoun, en Beirut, desde el amanecer el domingo y otros tantos acompañaron a los féretros hasta el santuario del Sur de Beirut donde reposarán los restos de Sayyed Nasralá. Este se convertirá en lugar de visita de referencia en Beirut de ahora en adelante. La atmósfera estuvo marcada por un mar de banderas que representaban a varios movimientos y naciones.
Las más prominentes fueron las banderas de Hezbolá, las banderas del Líbano y de las Fuerzas de Movilización Popular de Iraq (Al-Hashid al-Shaabi) y del Movimiento Amal del Líbano. Las banderas de la República Islámica de Irán, Irlanda, Argelia, Túnez, Yemen, Siria, Turquía y Palestina también aparecieron durante la multitudinaria ceremonia fúnebre, reflejando la solidaridad y devoción de los pueblos de estos países hacia Sayyed Nasralá y su causa.
El acto de Beirut fue una demostración ejemplar de la determinación y la convicción del pueblo de llevar adelante la antorcha de la resistencia. También supuso un golpe moral y político para el régimen israelí y sus aliados estadounidenses, ya que mostró que Hezbolá no puede ser derrotado ni disuadido por medios militares ni tampoco por medio de presiones políticas o diplomáticas.
El pueblo libanés mantuvo un frente de apoyo a la Franja de Gaza, junto con Yemen e Iraq, que contribuyó a desbaratar la ofensiva israelí contra el pueblo de la Franja. La agresión israelí contra el Líbano fue, no pobstante costosa. Casas y edificios fueron arrasados y unos 4.000 libaneses resultaron muertos en bombardeos enemigos contra objetivos civiles. El momento más duro, sin embargo, fue cuando el martirio de Sayyed Hassan Nasralá se unió al dolor de la nación. Sin embargo, la resistencia frustró la agresión sionista contra el Líbano y el ejército israelí a pesar de haber concentrado una fuerza de 75.000 hombres fue incapaz de tomar totalmente ninguna aldea en la frontera. Más tarde, trae el alto el fuego acordado, las fuerzas de ocupación israelíes violaron el acuerdo entrando en varios sitios del sur, de los que actualmente se han retirado excepto cinco puntos.
Incluso durante el acto del fineral, cuatro aviones de ocupación israelíes sobrevolaron la multitud, que respondió con firmeza gritando “Muerte a “Israel”” y “Labbaik Ya Nasralá” (Estamos a tu servicio, Oh Nasralá). Este acto no sólo fue una humillación para el cobarde enemigo sionista, sino también un testimonio de la resistencia y la valentía del pueblo. Se pretendía que fuera una forma de intimidación, pero los asistentes al funeral se mantuvieron firmes, reafirmando su compromiso de lealtad a los principios y valores que los líderes martirizados defendieron toda su vida.
En medio del mar de dolientes, una imagen profundamente conmovedora fue la de Mohammad Mahdi Nasralá y Mohammad Yawad Nasralá, hijos de Sayyed Nasralá, despidiéndose de su padre. De pie cerca de los ataúdes sobre el camión que llevaba los féretros estaba Hayy Abu Ali, el leal guardaespaldas de Sayyed Nasralá. Su presencia fue una agradable sorpresa, ya que muchos pensaron que había sido martirizado.
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Por su parte, los palestinos siguieron honrando la memoria del mártir Nasralá y el mártir Safieddin, incluso frente a la continua guerra genocida, recordando sus gloriosos sacrificios. Hamas y el Yihad Islámico llamaron a sus seguidores a participar en el funeral y publicaron declaraciones elogiando a la figura de Sayyed Nasralá y su firme compromiso con la causa palestina.
En otras partes del mundo, como Irán, Pakistán e India se llevaron a cabo eventos de homenaje a Sayyed Nasralá, En Irán se llevó a cabo un funeral simbólico junto a la Mezquita de Imam Jomeini y en Bagdad, cerca de la Mezquita de la Kadhimiya, se celebró también otro funeral simbólico con la participación de decenas de miles de personas. En la ciudad de Nueva York, se celebró una vigilia en respuesta al llamamiento de la resistencia para conmemorar el martirio de Sayyed Nasralá.
Los asistentes a la vigilia no solo rindieron homenaje a los líderes mártires de la resistencia, sino que también se enfrentaron a provocadores sionista, manteniéndose firmes. Las imágenes exhibidas en el evento incluyeron figuras de Sayyed Nasralá, Sayyed Safieddin, Yahya Sinwar, Ismail Haniyeh y Qassem Soleimani, que simbolizan la lucha interconectada de los movimientos de resistencia en toda la región.
El funeral fue un momento que resonó mucho más allá del Líbano, enviando un mensaje claro al mundo -y al régimen sionista y sus aliados en particular- sobre el profundo amor que el pueblo del Líbano y los de la región sienten por Hezbolá. Este es un pueblo que no puede ser derrotado, porque no ve el martirio como un fin, sino como el comienzo de un legado eterno.
Aunque el martirio de Sayyed Nasralá deja una herida que pesa mucho en el corazón, su legado trasciende el tiempo. Ha sido, y siempre será, una fuente de inspiración para millones de personas. Su voz resonará en cada batalla por la justicia, su camino será recorrido por generaciones futuras y su luz nunca se apagará.
Source: Sitio de Al Manar en Español