A medida que se acerca el plazo de 60 días para la retirada israelí de los territorios libaneses ocupados, los informes y las acciones desde el reciente alto el fuego del 27 de noviembre han suscitado serias dudas sobre las intenciones de la entidad sionista de cumplir el acuerdo. Esta posibilidad se ha convertido en una preocupación acuciante, alimentando los debates sobre sus implicaciones y consecuencias potenciales para el Líbano y la región en general, informó el viernes el diario libanés Al-Akhbar.
Esta hipótesis de la “no retirada” de “Israel” ha ganado fuerza debido a las constantes violaciones en las zonas al sur del río Litani. Dichas violaciones incluyen ataques aéreos, destrucción de viviendas y otros actos agresivos. Los observadores sugieren que estas acciones reflejan un cálculo estratégico de la dirigencia israelí, que apuesta por la aparente renuencia de Hezbolá a reavivar las hostilidades. El compromiso de Hezbolá de mantener el acuerdo de alto el fuego, a pesar de las provocaciones, es visto por “Israel” como un factor que envalentona una agresión tan descarada, escribió Ali Haidar de Al-Akhbar.
Una variable crítica en la estrategia israelí parece ser la situación en Siria, que ha afectado la profundidad estratégica de Hezbolá. La caída del régimen sirio y la posterior expansión israelí en territorio sirio, ocupando aproximadamente 400 kilómetros cuadrados, demuestra aún más su postura ofensiva. Esto ha ocurrido sin ninguna instigación siria y sin una sola respuesta militar, según el informe.
Si “Israel” no se retira antes del 27 de enero, volvería a violar los términos del acuerdo de alto el fuego que firmó, socavando la credibilidad tanto del Estado libanés como del comité supervisor del acuerdo. Tal escenario erosionaría la confianza en el gobierno libanés entre los residentes del sur del Líbano y probaría sin duda la ineficacia de la diplomacia frente a la barbarie israelí. Todo esto volvería a poner los esfuerzos de resistencia de Hezbolá como el único medio legítimo para lograr el cumplimiento israelí, lo que puede significar un reinicio de la guerra, informó Al-Akhbar.
En el ámbito interno, la persistencia de la ocupación israelí complica el panorama político del Líbano. Ello debilita enormemente los argumentos de los opositores a la resistencia de que el Estado libanés, a través de las relaciones internacionales y la diplomacia, puede proteger a la nación sin resistencia militar. La situación expone las debilidades del gobierno del Líbano, en particular en su manejo de la soberanía y los esfuerzos de reconstrucción, añadió Haidar.
Para Hezbolá, según el escritor y analista libanés, la ocupación representa un desafío permanente que exige respuestas estratégicas. Aunque el grupo no ha revelado planes específicos, su liderazgo sostiene que la ocupación israelí de tierras libanesas no tiene futuro. Cualquier silencio sobre esta cuestión, sostienen, distorsionaría la realidad posterior al acuerdo y envalentonaría más transgresiones israelíes.
El momento y la naturaleza de cualquier respuesta de la resistencia probablemente dependerán de su evaluación de las condiciones sobre el terreno, añadió. Sin embargo, Hezbolá ha subrayado que sus capacidades y experiencia mejoradas desde la liberación del año 2000 lo hacen bien preparado para nuevos enfrentamientos, lo que quedó demostrado durante las batallas más recientes, si llegaran a ser necesarios, según Al-Akhbar.
A medida que se desarrolle la situación, la perspectiva de una ocupación sionista continuada plantea un riesgo significativo para la integridad del acuerdo de alto el fuego y es una prueba para los oponentes de la resistencia armada de que el único lenguaje que entiende el enemigo sionista es el de la fuerza, concluyó Haidar de Al-Akbar.
Source: Al Akhbar