El secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, ha saludado “la gran victoria contra el EI en Mosul” estimando que “ésta no ha sido sólo una victoria para el pueblo iraquí sino para todos los pueblos que han combatido” a este grupo wahabí terrorista.
Expresándose en una intervención televisada en directo por varias cadenas libanesas, incluyendo Al Manar, Sayyed Nasralá enumeró los factores de esta victoria y señaló que “hace falta extraer las lecciones de la misma para el futuro con el fin de protegerla”.
Éstos son los principales puntos de su discurso:
Comprender la victoria de Mosul
Los temas que voy a abordar son: en primer lugar la victoria de Mosul. A continuación evocaré algunos temas sobre la situación libanesa interna: la ley electoral, el tema de los inmigrantes sirios y el de Arsal.
Ante un acontecimiento grandioso del que hemos sido testigos, el de Mosul, me gustaría no sólo expresar mi felicitación, sino analizar de forma rápida lo que ha pasado para extraer las conclusiones, puesto que no se trata sólo del futuro de Iraq, sino también del destino de los pueblos de la región, de sus Estados y de la nación entera.
No hay duda de que la victoria anunciada por el primer ministro y jefe de las Fuerzas Armadas iraquíes, Haidar al Abadi, es una victoria grandiosa y muy importante, que tiene lugar después de los éxitos contra el EI logrados en numerosas provincias iraquíes.
Podemos ver el contraste con lo que sucedió en los primeros días de la confrontación (2014), durante la expansión del EI, que llegó al punto de acercarse a la capital, Bagdad.
Los iraquíes se hallaron entonces ante una crisis muy peligrosa. La confusión y la desesperación dominaban. Era difícil comprender lo que pasaba.
Sin tardar, se produjo la promulgación de la fatua (decreto religioso) del Gran Ayatolá Ali al Sistani, que señalaba que era el deber de todo aquel que fuera capaz de portar armas el combatir contra el EI, asegurando que todo aquel caído en esta lucha sería un mártir.
Esta fatua y este llamamiento histórico dirigido a todos los iraquíes fue el inicio de esta bella victoria, su origen y su premisa.
¿Por qué fue tan importante esa fatua?
Esta fatua hizo salir a todos los iraquíes de su anonadamiento y desconcierto. Ellos estaban desorientados, sin saber qué hacer. La fatua cambió las cosas y puso fin a la confusión.
La segunda cosa fue que la fatua definió quién era el enemigo. El EI se hacía llamar Estado Islámico en Iraq y en Siria y algunos creían realmente que este grupo era eso, mientras que otros pensaban que formaba parte de la “primavera árabe”.
En tercer lugar, ella hizo que todos los iraquíes de todas las comunidades se unieran. Se trató de un decreto religioso, pero él expresó una posición nacional por excelencia.
En cuarto lugar, ella logró movilizar a todo el pueblo iraquí. Y la respuesta de éste fue de una gran amplitud, lo que dio un gran impulso al Ejército iraquí en todos sus niveles. Cientos de miles de iraquíes se presentaron voluntarios y esto dio lugar a la creación de las Fuerzas de Movilización Popular, o Hashid al Shaabi, que combatieron al lado de las Fuerzas Armadas iraquíes a las cuales pertenece ahora.
Después de esta fatua, la respuesta vino de parte del gobierno iraquí, que estaba entonces presidido por Nuri al Maliki, y prosiguió después con el gobierno de Haider al Abadi y todo el aparato del Estado, sin olvidar la actuación de numerosos líderes religiosos de Iraq y el exterior, tanto sunníes como shiíes.
La ayuda de la República Islámica de Irán y la participación popular
Hay otro factor de esta victoria: la posición decisiva de la República Islámica de Irán y, a su cabeza, la del Líder Supremo, el Imam Ali Jamenei, de apoyar a los líderes religiosos y al gobierno de Iraq. Sin olvidar a los miembros del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, que acudieron rápidamente a Bagdad para ofrecer toda la ayuda necesaria.
Pero fue, sobre todo, la participación popular de las diferentes familias y tribus iraquíes, venidos de todas las diferentes regiones del país, la que dio su poder real y su verdadero valor a este movimiento.
Éste se desarrolló en un contexto regional e internacional hostil, en el que se había renunciado a ayudar a Iraq y a su pueblo y en el que predominaban los complots urdidos por algunas superpotencias internacionales y países regionales que habían fundado, financiado y facilitado la tarea del EI para que éste pudiera lanzar su batalla contra los iraquíes.
Los factores de la victoria
¿Qué han hecho los iraquíes para lograr esta victoria? En este estadio me gustaría describir lo que ha pasado a fin de extraer las lecciones adecuadas y añadir esta experiencia a todas las otras, las de Palestina, el Líbano, Siria…
Los iraquíes tomaron la decisión de la confrontación y la de tomar su futuro en sus manos. Ellos no esperaron la ayuda de la Liga Árabe, ni de la Organización de la Conferencia Islámica, ni de Occidente, ni de EEUU, ni de los países de la región. Ellos apostaron sólo por sí mismos y por nadie más.
En segundo lugar, ellos se unieron todos alrededor de la opción nacional. Así hicieron todas las comunidades religiosas y étnicas. Me gustaría también rendir homenaje a los religiosos y dirigentes sunníes, que se incorporaron a este esfuerzo nacional mientras algunos en el exterior intentaban presentar el conflicto como uno entre sunníes y shiíes, al igual que han hecho en Siria, Líbano o Yemen. Los iraquíes contribuyeron así a abortar este intento de sembrar la cizaña.
Otros factores de la victoria fueron la constancia y perseverancia que se manifestaron en los combatientes que actuaron sobre el terreno y que dieron prueba de un gran coraje, sobre todo al principio de la lucha. Ha habido sacrificios heroicos y millares de mártires y heridos.
La resistencia del pueblo iraquí a todos los niveles, no sólo en el plano militar, sino también el de seguridad y el económico, ha sido inigualable.
Otro factor de fuerza ha sido el no escuchar las voces que venían del exterior y no haber apostado por la ayuda de los extranjeros. Éste es un tema que todos los pueblos deberían tomar en consideración.
Muchas voces extranjeras intentaron desanimar a los iraquíes diciéndoles que no lograrían hacer frente al EI.
En un principio, los norteamericanos y la OTAN se contentaron con adoptar una posición de espectadores pasivos, mientras que los iraquíes combatían casi sin armas.
Los responsables norteamericanos, los presidentes y secretarios de Estado, dijeron que la batalla contra el EI iba a requerir 30 años. El plazo más anunciado fue de 10 años, mientras que los que conocían al EI sabían muy bien que su erradicación no necesitaba de tanto tiempo.
El hecho de fijar este número de años tan elevado mostró muy bien que el EI iba a ser explotado para favorecer los intereses hegemónicos estadounidenses e israelíes.
Finalmente, cuando los combates estaban ya en su fase final los norteamericanos proporcionaron una cierta ayuda, cuya amplitud real hace falta determinar.
Algunos medios han tratado de sostener que lo que pasó en Mosul fue un éxito norteamericano mientras que él fue algo puramente iraquí.
En los discursos de Trump, él ha mencionado las confesiones de antiguos responsables de la Administración demócrata y de la Sra. Clinton en las que se revela que ellos fundaron y financiaron el EI y que las fronteras le fueron abiertas a este grupo a través de Turquía y Jordania.
Cuando EEUU vino a echar una mano no lo hizo ciertamente por las mismas razones que movían a los iraquíes. Ellos querían ser socios de una victoria que ya se empezaba a vislumbrar.
Todo lo que ha pasado, todos estos factores deberán ser estudiados profundamente para extraer las lecciones para el futuro. La decisión nacional de los iraquíes de combatir, su unidad, su participación, su obediencia al liderazgo religioso y los sacrificios realizados han sido factores de esta victoria.
Una hazaña a la que hay que dar continuación
A la luz de todo lo anterior, dirigimos nuestras felicitaciones a la gran referencia religiosa Sayyed Ali Sistani, a todos aquellos que apoyaron esta fatua, a todos los responsables iraquíes y más precisamente al primer ministro iraquí, a todos los aparatos del Estado, a las fuerzas de seguridad, al Ejército, al Hashid al Shaabi y a todo el pueblo iraquí, que dio prueba de tanta paciencia y cuya sangre venció a la espada.
Felicitamos a todos los que apoyaron a Iraq y a su cabeza a la República Islámica de Irán y al Imam Jamenei.
Esta victoria no es sólo de los iraquíes, sino de todos los pueblos que han luchado contra el terrorismo y de aquellos que han sido amenazados por el terrorismo.
La liberación de Mosul constituye una de las acciones más importantes para erradicar el proyecto del EI dado que esta ciudad era la capital del “califato” del grupo, y a partir de ella el proyecto takfiri debía extenderse por toda la nación musulmana.
Imaginad lo que hubiera pasado hace tres años si los iraquíes no hubieran reaccionado.
Sin embargo, estas acciones deben proseguir.
Esperamos que los hermanos iraquíes, sus dirigentes y comandantes y los líderes de los partidos políticos no se contenten con la victoria de Mosul y que su prioridad sea la de limpiar la tierra sagrada de Iraq de la presencia terrorista, que mancha su suelo. Hace falta erradicar definitivamente esta organización terrorista criminal. Algunos quieren desviar a los iraquíes de esta prioridad distrayéndolos con otras menos importantes. Es preciso no confiar en tales llamamientos. Sólo la continuación de la lucha contra el terrorismo del EI hará que esta victoria de Mosul produzca sus efectos.
Vemos también que en Siria la lucha contra el EI continúa y logra importantes éxitos en varios frentes simultáneamente con lo que pasa en Iraq.
Es cuando cada uno de nosotros combatamos por nuestro lado, pero de una forma simultánea y conjunta con los demás, que podremos lograr la victoria definitiva.
Hoy en día, los pueblos de la región hacen frente a una ocasión histórica proporcionada por los sacrificios de los pueblos sirio e iraquí y hace falta beneficiarse de tal ocasión para evitar que el EI renazca de sus cenizas.
No hay que olvidar que cosas horribles sucedieron en Mosul: el EI tomó a los residentes como rehenes y escudos humanos y mató a aquellos que querían huir, ya fueran mujeres o niños. Esto es un fenómeno verdaderamente inédito en nuestra historia.
Activar el trabajo gubernamental
En el tema del Líbano, hay que decir, en primer lugar, que después de la aprobación de la ley electoral, la posición de Hezbolá está clara. Estamos ante una situación favorable para realizar las próximas elecciones. Me gustaría responder a algunas polémicas. Nosotros estamos a favor de la continuación de este gobierno para darle la ocasión de poner en ejecución las prioridades nacionales, sobre todo las vinculadas a los intereses de la gente.
Apoyamos todo lo que se decidió durante el encuentro de Baabda y la hoja de ruta que allí se diseñó.
Hace falta reactivar el trabajo gubernamental y parlamentario, votar el presupuesto del Estado y decretar el alza de los salarios, un incremento que no debe de ser financiado por los pobres.
Los refugiados deben volver a Siria, voluntariamente
En segundo lugar, me gustaría tocar la cuestión de los refugiados sirios y la controversia que se ha desatado en el país.
Los refugiados se hallan en la totalidad del territorio libanés. La carga del mantenimiento de los mismos es compartida tanto por los propios sirios como por los libaneses.
Hoy, todos los libaneses sufren este tema en diferentes dimensiones: la de seguridad, la económica, la del empleo etc, razón por la cual debe hallarse una solución a este tema. Es al gobierno libanés al que compete negociar con el gobierno sirio con el fin de lograr, de común acuerdo, el retorno de los refugiados sirios.
Desgraciadamente, este asunto ha cobrado una dimensión política.
Algunos se niegan a que el gobierno libanés discuta este tema con el gobierno sirio bajo el pretexto de que esto concedería a este último una cierta legitimidad.
El gobierno sirio tiene embajadores y representaciones diplomáticas en la mayor parte de países del mundo, además de su representante en la ONU. Algunos negocian con el poder sirio en privado y otros lo hacen públicamente.
El gobierno sirio no necesita de la legitimidad que puedan darle los libaneses… Incluso la oposición siria negocia con el gobierno sirio.
Otros dicen que se oponen al retorno de los refugiados sirios porque ellos acabarían en prisión. Miles de ellos han vuelto ya a sus casas desde 2016, según cifras de la ONU. ¿Han ingresado acaso en prisión?
Ellos afirman que no hay que obligarles a retornar. Nadie ha dicho eso. Hablamos del retorno voluntario exclusivamente. Un gran número de sirios desearían volver por su voluntad.
Entre los pretextos para rechazar esta propuesta está que las negociaciones otorgarían un papel suplementario a Hezbolá. Eso es falso. Nosotros no queremos tomar el lugar del gobierno. A no ser que éste desista de asumir sus responsabilidades.
Por razones humanas, sociales y económicas, el retorno de los refugiados es de interés tanto para los sirios como para los libaneses.
He leído las declaraciones de un diputado de la Corriente del Futuro que esbozaba un argumento económico para mantener a los refugiados en el Líbano: el de obtener la ayuda de las organizaciones internacionales.
Sin embargo, no podemos permitir que esta tragedia se prolongue por conseguir una ayuda internacional.
Hemos visto como los refugiados del barrio de Al Waer, en Homs, han comenzado a volver a sus casas desde zonas próximas a Turquía porque la situación de seguridad ha quedado asegurada y ellos ya no estaban preocupados por esto.
Arsal: Es la última vez que hablo de este tema
Sobre la cuestión de Arsal, me gustaría rendir en primer lugar un homenaje al Ejército libanés y a las fuerzas de seguridad por los esfuerzos empleados para preservar la seguridad en nuestro país.
La seguridad en el Líbano no es debida al hecho de que el EI o el Frente al Nusra no quieran perpetrar atentados en el Líbano. Ella se debe a que han sido realizados esfuerzos inmensos para descubrir las redes de los terroristas, incluyendo aquellos que se ocultan en los campos de refugiados.
Lo que pasa en Arsal, que está enteramente asediada, ha reducido los peligros, pero no los ha eliminado definitivamente.
Día tras día, podemos ver que en el interior de la localidad de Arsal hay todavía individuos que integran redes terroristas de kamikazes y preparan atentados terroristas con los cinturones cargados de explosivos. Hace falta a toda costa hallar un arreglo a esta cuestión.
La amenaza de los terroristas persiste y el Estado libanés debe acabar con ella de una vez por todas.
Nosotros no haremos nada si el Estado libanés asume sus responsabilidades.
Esta cuestión ha llegado a un punto de no retorno. Es la última vez que hablo del tema de Arsal. Aquellos que se encuentran allí constituyen una amenaza en todo momento para todas las regiones libanesas, e incluso para los campos de refugiados, a los que han transformado en sus escondites y sus depósitos de armas. Ellos han tomado a sus habitantes como escudos humanos, en medio de los cuales ellos dispuestos a hacerse explotar.
Es ya tiempo de poner fin a esta amenaza. Ésta es la última oportunidad para acabar con los grupos terroristas. Nos queda poco tiempo para llegar a una solución.
Ellos saben muy bien, a la luz de todo lo que sucede en la región, desde Mosul pasando por la Badia siria, Deir Ezzor y Raqqa, que todo ha acabado para ellos.
Pero a algunos en el Líbano les gustaría que los libaneses de esta región vivan siempre en la inseguridad.
Hay algunos desgraciadamente que subestiman lo que ha sucedido en Mosul y en Siria. Yo les pregunto: ¿Habría podido resistir el Líbano a estos grupos terroristas si ellos no hubieran sido combatidos allí?
El gobierno libanés debe establecer su autoridad sobre la totalidad del territorio libanés. Es la última vez que toco ese tema.
Source: Al Manar